Portada » Lengua y literatura » La Novela Española de Posguerra (1939-1970): Del Existencialismo al Experimentalismo
La novela española de posguerra (1939-1970) experimentó una profunda transformación, desde las corrientes existencialistas y tremendistas de los años 40 hasta la experimentación formal de los 60. Este periodo, marcado por la censura y el exilio de importantes figuras literarias, presenció el surgimiento de nuevas voces y la evolución de estilos narrativos.
Tras la Guerra Civil, el panorama literario español sufrió la pérdida de importantes referentes. La muerte de autores como Unamuno y Valle-Inclán, junto con el exilio de figuras como Francisco Ayala y Ramón J. Sender, dificultaron la continuidad de las vanguardias. La censura y la imposibilidad de acceder a textos extranjeros contribuyeron al estancamiento del género narrativo. En esta década predominaron las novelas triunfalistas que relataban la guerra desde la perspectiva falangista. Sin embargo, surgieron figuras excepcionales como Camilo José Cela, Carmen Laforet y Miguel Delibes, quienes encarnaron dos tendencias principales:
En paralelo a la poesía desarraigada, la novela existencial exploró temas como la desorientación, la angustia y la hostilidad de la vida. Obras como Nada (1944) de Carmen Laforet, Premio Nadal, reflejan la incomunicación y el desencanto a través de la cotidianidad. La sombra del ciprés es alargada (1947) de Miguel Delibes también se adscribe a esta corriente.
Esta tendencia se caracterizó por reflejar los aspectos más crudos y brutales de la realidad para generar una reflexión sobre la condición humana. La familia de Pascual Duarte (1944) de Camilo José Cela, es un ejemplo paradigmático de esta corriente.
A principios de los 50, el género narrativo experimentó un renacimiento. Autores como Cela, con La Colmena (1951), y Delibes, con El camino (1950), consolidaron su trayectoria. La irrupción de la Generación del Medio Siglo marcó un hito con la novela social, que buscaba reflejar la realidad española con intención testimonial y como herramienta para el cambio social.
Dentro de la novela de los 50 se distinguen dos tendencias:
En los años 60, la novela social entró en declive. La publicación de Tiempo de silencio (1962) de Luis Martín Santos inauguró una nueva etapa: la novela experimental o estructural. Esta corriente mantuvo la crítica social, pero incorporó la experimentación formal. La flexibilización de la censura permitió el acceso a autores europeos y el auge del boom latinoamericano, con figuras como Vargas Llosa, Julio Cortázar y Gabriel García Márquez, influyó en esta renovación.
Características de la novela experimental: