Portada » Español » La Narrativa y el Teatro Español de Posguerra
Después de la Guerra Civil (1936-1939), se pierden las referencias literarias anteriores motivadas, principalmente, por la muerte de algunos escritores y el exilio de otros, la censura impuesta por el régimen franquista y la impermeabilidad del país en cuanto a la entrada de autores y textos extranjeros. Por tanto, los narradores debieron crear una nueva tradición novelística, centrada en el compromiso social con la realidad, retomando, en parte, modelos de la narrativa realista, y rompiendo así la continuidad vanguardista. En el exilio, los autores españoles, sin contacto alguno con España, abordaron, principalmente, el realismo social español y continuaron, también, con el vanguardismo. Los autores principales son Ramón J. Sender, Max Aub y Rosa Chacel.
Su tema principal es la realidad social y divide a los autores en función de su ideología. Existen tres tipos principales de novela:
Camilo José Cela: Es el autor más destacable de este período, ganador, entre otros, del Nobel de Literatura. Inauguró el tremendismo, que muestra todo lo sórdido y terrible de la realidad. Sus obras principales son La familia de Pascual Duarte, en la que un condenado a muerte relata con gran crudeza su tormentosa vida, y la justifica en el prólogo por medio de una carta (con similitud a la obra picaresca El Lazarillo de Tormes); y La Colmena, obra cargada de pesimismo y ambientada en el Madrid de la época que presenta al hombre corriente con todas sus miserias.
En esta década, los autores tenían un gran compromiso ético ante la realidad (una España pobre, de trabajadores explotados y ricos frívolos) e intentaron por medio de sus obras informar al lector. Se siguieron dos tendencias:
La principal obra de esta década es El Jarama, de Rafael Sánchez Ferlosio, de tendencia neorrealista, en la que se ofrece una visión fatalista de la vida y los personajes se resignan a ella.
Si bien la temática social sigue presente, en esta década presenciamos un gran cambio: la pérdida de importancia de la historia y el contenido para centrarse en la innovación formal, preocupándose por la perspectiva narrativa, la ruptura temporal, el monólogo interior, un lenguaje más rico y elaborado y dándole importancia a lo visual, como la tipografía, los dibujos… Tres obras muestran con claridad esta nueva tendencia: Tiempos de silencio, de Luis Martín Santos, Señas de identidad, de Juan Goytisolo, Cinco horas con Mario, de Miguel Delibes.
Características principales de la narrativa última:
La evolución del teatro español estuvo determinada por la Guerra Civil. Durante este periodo autores como Rafael Alberti o Pedro Salinas fueron exiliados y otros como García Lorca o Valle-Inclán murieron. Surgieron distintas tendencias entre las que se encuentran:
Su función era entretener al público y transmitir la ideología de los vencedores. Los dramaturgos eran censurados por el Estado y la Iglesia. Se divide en las siguientes líneas dramáticas:
Los autores incluyen novedades vanguardistas en sus obras. Destacan Rafael Alberti, Max Aub y Alejandro Casona.
El estreno en 1949 de Historia de una escalera cambia el teatro español, que se consolidó con Escuadra hacia la muerte (1952), de Alfonso Sastre.
Este teatro se caracteriza por el uso de espacios complejos y de personajes con carácter profundo. Los principales dramaturgos son: Antonio Buero Vallejo y Alfonso Sastre.
Propios de los años 50. Son herederos del teatro del absurdo y del teatro de la crueldad. Destaca Fernando Arrabal: Sus obras se caracterizan por la confusión, el humor, el terror, el azar y la euforia y por la incorporación de elementos surrealistas en el lenguaje. Los temas más frecuentes son la religión, la sexualidad, el amor, la política y la muerte.
De los años 60. Crearon un teatro inmovilista que repite esquemas del pasado con personajes alejados de las circunstancias sociales del momento. Destaca Alfonso Paso, que busca la felicidad y defiende el amor romántico.
A partir de los 70. Suponía el rechazo del espectáculo conservador mediante la elaboración de una estética peculiar y de un intento de autofinanciación. Destacan el teatro de silencio (potencia de la expresión corporal) y el teatro de calle (disminuyen los elementos verbales para incorporar paraverbales: gestos, música…). Superada la transición este teatro independiente comienza a desaparecer.