Portada » Filosofía » La Narrativa Catalana en la Postguerra y la Filosofía Moderna
En 1971, un grupo de escritores nacidos y formados en la posguerra, daban a conocer su obra en un momento en que el realismo histórico había entrado en crisis. Esto da paso a la generación de los años 50-60, desenlace de la dictadura franquista. Todos compartían la consciencia general de la crisis novelística, las obras eran de temas trágicos y llenos de esperanza como «Falles, Folles Fetes Foc». Muchas novelas de la generación de los sesenta tenían un carácter general ya que seguían el modelo que dictaminó Terenci Moix. Este ciclo se rompe a partir de 1975 con novelas en que los personajes son diferentes. Escritores de esta época son Isabel-Clara Simó, y uno muy importante, Joan Francesc Mira, este fue uno de los impulsores de la literatura del País Valencià con «El bou de foc». Hacia los años 80 la literatura catalana iba evolucionando, se podía ver que habría un futuro para ella. En esta época aparecen escritores como Quim Monzó con «Uf, va dir ell». Este escritor fue uno de los que dio paso a la narrativa fantástica e imaginativa aunque algunos otros escritores seguían escribiendo hechos reales o que pudieran ser reales. Para concluir, la narrativa durante el tiempo ha cambiado mucho ya que había estado censurada, hoy en día todo es diferente y es gracias a los escritores que la relanzaron que podemos seguir leyendo.
Para responder a la pregunta que se nos formula, primero debemos comprender el punto de partida y la estrategia racionalista que suponen una respuesta afirmativa al problema moderno de fundamentación del saber. El racionalismo defiende la supremacía de la razón como fuente autónoma para generar verdades, identifican el conocimiento racional con el conocimiento científico y muy especialmente con las matemáticas, las toman como modelo de saber. Descartes cree posible fundamentar el saber pero parte de unas condiciones de escepticismo radical. Esto es, tras la caída de los antiguos criterios de validez, todo lo que se había considerado como verdadero y por tanto un saber pasa a ser cuanto menos cuestionable, pues con la duda metódica.
Primero, la inviabilidad de los sentidos como fuente de conocimiento, puesto que estos nos engañan. Segundo, la imposibilidad de distinguir entre el sueño y la vigilia, puesto que tendemos a hacer representaciones de la realidad igual de verosímiles tanto dormidos como despiertos. Es aquí donde Descartes se plantea si las matemáticas y la geometría pueden representar un verdadero conocimiento puesto que su lógica y resultados son los mismos tanto en el sueño como en la vigilia.
Pero Descartes introduce otro motivo de duda respecto a esto, el Genio Maligno que consiste en que tal vez Dios no es aquel que se cree y puede que nos haya creado con el único fin de engañarnos, este es el punto donde Descartes encuentra la primera certeza: el «cogito», lo único que no puede dudar es que piensa. Descartes parte de aquello de lo único que no puede dudar, el cogito, mediante una teoría de las ideas. Lo primero que debemos comprender es que Descartes reformula el concepto de «idea». Las ideas, por tanto, son únicamente una representación, pero únicamente tiene la certeza de la existencia del pensamiento pero no tiene certeza de que el contenido de la idea exista en el mundo externo. Descartes procede a analizar la naturaleza de las ideas y distingue en ella un doble aspecto:
Descartes analizará aquello en lo que las ideas son diferentes, análisis distingue tres tipos:
El argumento de la causalidad de la idea de Ser infinito. Argumento el efecto que en la causa. Si la mente misma fuera la causa de la perfección tendría pues la capacidad de ser perfecta, hay varios argumentos.
Más tarde Descartes descubre tres ámbitos de realidad: Dios, el cogito y la res extensa, o mundo externo. Descartes se referirá a ellas como sustancia, por lo tanto existen 3 tipos de sustancias. Descartes afirmará que solo es fiable aquello que concibo como claro y distinto, y es imposible concebir un mundo corpóreo, un mundo material sin una extensión. Por otro lado, el ser humano posee dos sustancias, por un lado es un ser que piensa y por otro es un ser que tiene extensión, que atiende a una lógica mecanicista. Descartes entiende que estas dos sustancias están estrechamente unidas, pero al mismo tiempo entiende el alma (pensamiento) como sustancia diferente e independiente que pese a esa unión puede vivir en el cuerpo (res extensa). La última se puede suspender pero no se puede suspender el juicio sobre cómo coordinar las acciones, tomar decisiones. Descartes entenderá como imposible un saber sobre lo ético, pero mostrará una solución llamada Moral provisional que consiste en 4 reglas.
Para concluir, Descartes plantea que es de suma importancia cultivar las cualidades de la razón así como aprender conociendo nuevas costumbres y opiniones e intentar llegar a un conocimiento verdadero a partir de la aplicación de su método.
La revolución científica comenzó por la astronomía, la proliferación de observaciones permitió comprobar que las apariencias en las posiciones, luminosidad y trayectorias de los astros no se correspondían con lo que establecía el sistema Aristotélico. Hay varias consecuencias en la filosofía de la nueva ciencia, en primer lugar, la renuncia a la búsqueda de causas últimas o esencias al investigar los movimientos. En segundo lugar, la consideración de que las matemáticas representan la verdadera y objetiva realidad que nos proporcionan la estructura inteligible de lo real. Las matemáticas son el lenguaje en que está escrito el gran libro del mundo. En tercer lugar, la exaltación de la razón humana como fuente autónoma de verdades. En este caso su certeza absoluta y Galileo afirmará que cuando el hombre conoce matemáticamente su conocimiento no es menos perfecto que el de Dios mismo. En cuarto lugar, esta matematización llevaba a cambiar la imagen que el hombre se hacía del mundo y de sí mismo. Nos encontraremos ante un nuevo paradigma, un nuevo modelo de explicación teórica que va a sustituir al viejo organismo Aristotélico. Solo el alma humana va a escaparse al intento de explicación mecánica, reconociendo en ella una entidad espiritual incapaz de ser explicada por las leyes de la materia y del movimiento. Por último, el extraordinario desarrollo de la ciencia en este periodo va a traer consigo la reflexión sobre el método científico. Así, se va a intentar aplicar a la filosofía el mismo método que en la ciencia, o en las matemáticas especialmente. Ahora bien, en el método científico hay dos aspectos a destacar, por una parte el aspecto empírico, por otra parte, el aspecto racional, el progreso científico se ha debido en buena medida a que el hombre renacentista se ha apartado de la autoridad de los grandes textos del pasado y se ha puesto a observar y escrutar la naturaleza por sí mismo. Por otra parte, la mera acumulación de datos empíricos no ha hecho posible por sí sola las teorías científicas. Estas son el resultado del sometimiento de los datos empíricos a esquemas matemáticos y geométricos que son obra de la razón. Los empiristas defienden que nuestro conocimiento procede en última instancia de los sentidos. El método de conocimiento que propugnarán será la inducción, la inducción parte de experiencias particulares y de ellas extrae conclusiones universales. Los racionalistas defienden que las ideas y primeros principios evidentes a partir de los cuales se construirá deductivamente todo el edificio del saber, no se obtienen por inducción a partir de la experiencia sensible pues aunque los sentidos proporcionan información sobre el universo, esta es confusa y a veces falsa. Objetivo y punto de partida en la filosofía cartesiana, el escepticismo, su proyecto es construir un sistema de conocimientos en el que nada sea aceptado como verdadero si no es evidente por sí mismo y por tanto totalmente indudable. Descartes toma conciencia de que para alcanzar su objetivo es necesario proceder a nueva y completa renovación de la filosofía, en la filosofía de su tiempo no se encuentra cosa alguna que no sea objeto de disputa y en consecuencia que no sea dudosa. Y si la filosofía es esto, las otras ciencias que toman sus principios de ella necesariamente deberán ser también dudosas. El primer paso, en consecuencia, será tratar de establecer sólidamente los principios de la verdad. Descartes está firmemente convencido de que para alcanzar su objetivo solo deberá aceptar el conocimiento que sea auténticamente verdadero más allá de cualquier duda posible y rechazar como falso todo conocimiento probable, verosímil. Descartes decide partir de cero y confiar en la razón como único criterio.