MUERTE DE ISOLDA RITMO: ritmo regular, binario, en compás de 4/4 (cuatro partes, con la negra como unidad). Sin embargo, la alternancia métrica entre acentos fuertes y débiles que caracterizaba la música del clasicismo y del Romanticismo temprano se hace aquí menos evidente. La regularidad rítmica no se abandona, pero Wagner la relega tan al fondo que sólo la percibimos muy débilmente. Esta falta de una distinción marcada entre acentos fuertes y débiles se compensa con una extrema sutileza y complejidad en los detalles rítmicos, derivada del entramado polifónico de los distintos motivos, ya que cada uno está dotado de su propio esquema ítmico. Ejemplos: 1. El motivo descendente de negra con doble puntillo, semicorchea, negra, que aparece, con variantes, desde el comienzo, como opuesto al motivo melódico ascendente, en violonchelos, violas y trompas. 2. El motivo de dos negras, negra con puntillo, y corchea que se destaca en los violonchelos desde el compás 120 al 122. 3. El motivo introducido por clarinetes y violas a partir del compás 126 compuesto de negra, corchea con puntillo, semicorchea, negra y dos corcheas. El fluido diseño, iniciado por las violas en el compás 123 y recogido después por los violonchelos, a base de silencio de semicorchea, semicorchea y tresillo de semicorcheas. Otro componente rítmico fundamental en la música de Wagner es el “rubato”, es decir, la flexibilización del ritmo en constantes “acelerandos” y “ritardandos”, que el director debe efectuar de acuerdo al espíritu e impulso de la obra, aunque éstos no aparezcan claramente señalados. A grandes rasgos, Wagner indica que se debe comenzar con un tiempo muy moderado; y poco después, “siempre muy tranquilo”. MELODÍA: Wagner ha abandonado el estilo de melodía tradicional, con períodos simétricos separados por cadencias. En su lugar encontramos la “melodía infinita”. Esta melodía se forma mediante la combinación de distintos motivos conductores, “leitmotiven”, cuya aparición está condicionada por el desarrollo del drama, ya que cada uno de ellos se asocia a un personaje, un objeto, un sentimiento o una idea. El leitmotiv dominante en este pasaje es el del “canto a la muerte”, que ya había aparecido en el gran dúo de amor del acto segundo,. Wagner lo convierte en célula de un desarrollo que va progresando hacia el agudo mediante armónías cromáticas, llevando la emoción al límite extremo,. El motivo del “grupetto” de fusas, que aparece en los instrumentos de viento- madera a partir del compás 130 está también tomado del dúo y, como allí, es repetido después por la voz, aunque en valores más largos, constituyendo el único momento melismático en una línea vocal, por lo demás, prácticamente silábica. TEXTURA: se basa tanto en el juego polifónico de los distintos motivos, como en una armónía intensamente cromática. Desde la polifonía, tenemos, por un lado, la melodía infinita que desarrolla la soprano y, por otro, varios motivos conductores, muy concisos y concentrados, que se reducen a unas pocas notas, pero están perfectamente caracterizados. Entre ellos destaca el gran “canto a la muerte”, ya mencionado. Es importante hacer notar que en el estilo maduro de Wagner la voz juega un papel perfectamente equiparable al de cualquier otro instrumento dentro del inmenso tejido orquestal. Desde el punto de vista de la armónía, todo el pasaje se caracteriza por la abundancia de complejas alteraciones cromáticas, el constante desplazamiento de la tonalidad y la vaguedad de las progresiones. En este tipo de armónía, las modulaciones se forman por pasos de medio tono en distintas notas del acorde. El sentido de tonalidad queda así debilitado,. TIMBRE: incrementado su plantilla respecto a la del primer Romanticismo.Cuerdas frotadas, pasajes que cuentan hasta con nueve pentagramas, dividiendo las partes de violines primeros, segundos, violas y violonchelos, además de los contrabajos. En la sección de viento madera, a las habituales flautas, oboes y clarinetes, se incorpora el clarinete bajo. El corno inglés no aparece al comienzo de este pasaje ,En el viento metal, encontramos cuatro trompas,y tres trombones. Además, un arpa, cuyos efectos sonoros, en cascadas de arpegios se cuentan entre los más carácterísticamente ROMánticos de la partitura, junto al trémolo de las cuerdas. Los timbales al final de la partitura. El colorido orquestal de Wagner es muy rico. Frecuentemente un mismo motivo aparece doblado por distintos timbres, con lo que se consiguen tonos especialmente matizados y suntuosos Se trata, en suma, de un tipo de empaste tímbrico comparable a la técnica de veladuras, en la pintura de la época, mediante la que el color se va enriqueciendo y matizando por la superposición de capas. FORMA: Estamos ante una escena de un drama musical. Dentro de la continuidad general de la música, aparentemente sin cesuras, Wagner se sirve de la técnica del leitmotiv para lograr la articulación y cohesión formal. Estos motivos, generalmente breves y concentrados, pueden, como ya hemos visto, combinarse polifónicamente, desarrollarse armónicamente e ir formando la famosa “melodía infinita”. La técnica del leitmotiv establece un entramado o “red” como base de la forma musical, en sustitución del principio arquitectónico del equilibrio entre las partes. Teóricamente hay una correspondencia total entre el tejido sinfónico de los leitmotiven y desarrollo dramático. Por ello es importante tener en cuenta la acción que aquí tiene lugar: la liberación de Isolda a través de la muerte, que la despoja de su individualidad y le abre el camino a la fusión con el Absoluto, del que ya forma parte Tristán. Antes de concluir esta escena (aunque fuera ya del fragmento grabado para el examen) aún se escucharán dos importantes leitmotiven: el del “nirvana” o “uníón con el Todo” y, justo al final, el “motivo del anhelo” con el que se inició la obra, tantas veces repetido a lo largo de la misma, y que por vez primera resuelve definitivamente en una consonancia perfecta GÉNERO Música escénica o dramática. PERÍODO ARTÍSTICO Romanticismo CRONOLOGÍA Segunda mitad del Siglo XIX TÍTULO Liebestod, escena final del tercer acto de Tristán e Isolda. AUTOR Richard Wagner.