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16.3. LA INTEGRACIÓN DE ESPAÑA EN EUROPA. ESPAÑA EN LA UNIÓN EUROPEA. EL PAPEL DE ESPAÑA EN EL CONTEXTO INTERNACIONAL.
La integración de España en las instituciones europeas.
La integración de España en Europa era un objetivo compartido por prácticamente todas las fuerzas políticas españolas durante la transición.
España se fue integrando en numerosos organismos como el Consejo de Europa, La OTAN y la Comunidad Europea, actual Unión Europea.
La integración en la Alianza Atlántica, OTAN, se inició en el gobierno de UCD, presidido por Leopoldo Calvo Sotelo, en 1982, sin contar con el apoyo de los partidos de izquierdas. El gobierno de Felipe González tuvo que decidir la permanencia o la salida de esta organización.
Los socialistas estaban muy presionados por los gobiernos europeos, con los que negociaban la entrada en otras instituciones como la CEE.
Las presiones, la oportunidad de modernizar el ejército y homologarlo con el resto de los países europeos, el deseo de romper el aislamiento en materia de defensa, hicieron cambiar de posición al gobierno socialista. Felipe González mantuvo la promesa electoral de someter la decisión a un referéndum. La propuesta de mantenerse en la OTAN se presenta por parte del Gobierno con condiciones. En marzo de 1986 se plantea el referéndum, que obtuvo un 52,5% de votos favorables a permanecer en la OTAN.
España en la Unión Europea
La integración en la Comunidad Económica Europea, hoy Unión Europea, era uno de los principales objetivos de los socialistas en política internacional.
Las negociaciones se habían iniciado en la época del gobierno de Adolfo Suárez y fueron largas, a causa de problemas sobre financiación y de la inquietud con la que Francia veía el ingreso de un importante competidor agrícola.
Las negociaciones culminan con el acuerdo de Fontainebleau en el que se acepta el ingreso de España y Portugal. El tratado de adhesión se firmo en Madrid el 12 de junio de 1985, posteriormente fue ratificado por el Congreso y el Senado. El uno de enero de 1986 España formo parte como miembro de pleno derecho de la Comunidad Económica Europea.
La integración de España en la CEE supuso la modificación de muchas leyes y normas, sobre todo económicas. Tuvo que homologarse el sistema de impuestos indirectos, con la creación del IVA, Impuesto sobre el Valor Añadido; fue necesario articular y coordinar las políticas económicas, sobre todo las monetarias; tuvieron que modificar o redactar de nuevo normas sobre producción, consumo, aduanas etc. El tratado incluía duras condiciones para algunos sectores como el agrícola y ganadero, cuya reconversión afecto a algunas regiones, sobre todo en el norte peninsular.
La integración en la CEE tuvo efectos políticos, pues parte de las cuestiones políticas internas están supeditadas a los acuerdos alcanzados en la Unión Europea..
Los españoles acogieron favorablemente la incorporación y en junio de 1987 participaron, por primera vez, en las elecciones al Parlamento Europeo.
En la década de los años noventa España prosiguió su proceso de integración.
En 1991 se firmo el Tratado de la Unión en Maastricht, por el que se fijaba la creación de una unión económica y monetaria y se señalaba el año 1999 como fecha límite para establecer una moneda común.
A lo largo de este proceso la economía española ha acrecentado su integración en la economía de la UE. La financiación de proyectos a partir de los fondos de cohesión europeos ha supuesto una inyección de capitales exteriores en comunidades autónomas cuya renta no alcanzaba el 75% de la renta media europea.
La opinión pública española se ha mostrado favorable a los cambios introducidos e los tratados de Maastricht, Ámsterdam, Niza, a las sucesivas ampliaciones y a la adopción de la moneda única en 2002.
España ha ejercido la Presidencia de turno de la Unión Europea en 1989, 1995, 2002, y políticos españoles han ocupado cargos de comisarios en la Comisión Europea.
El papel de España en el contexto internacional
España con su integración en la OTAN y en la Unión Europea, se encuadraba en los espacios políticos, económicos y de seguridad de Europa Occidental. Recobraba el papel internacional mas adecuado por su historia, su posición geopolítica y su papel cultural.
Los años de la transición, 1975-82, estuvieron muy centrados en la política interior, se presto menos atención a las cuestiones internacionales. Desde 1986, Felipe González, estuvo cada vez más interesado en impulsar la presencia española en el exterior.
La primera presidencia española del Consejo Europeo, 1989, y los actos celebrados en España en 1992, Juegos Olímpicos en Barcelona y la Exposición Universal en Sevilla, confirmaron el prestigio internacional de España.
En 1990, España, con el acuerdo de Naciones Unidas, envió tropas para participar en la primera guerra del Golfo, cuando Irak invadió Kuwait. En 1991, Madrid fue sede de la Conferencia de Paz sobre Oriente Medio.
En 1992, España fue elegida miembro no permanente del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
Fuerzas militares españolas participan en varias misiones de paz de la ONU.
Los gobiernos del presidente José Maria Aznar, siguieron las mismas tendencias durante la primera legislatura, 1996-2000.
Por otro lado desde el inicio de la transición se han estrechado los lazos con los países de habla hispana. Las Cumbres Iberoamericanas de Jefes de Estado y de Gobierno se celebran desde 1991, aunque su alcance practico sea limitado.
La relación con los países del Norte de África y Subsaharianos es una relación privilegiada, por razones demográficas y de inmigración y se mantienen acuerdos parciales.
España mantiene tanto con los países iberoamericanos como con los del continente africano una estrecha política de cooperación.
La ayuda a otros países ha sido un capítulo al que los gobiernos españoles han prestado importancia, conscientes de los deberes que tiene un país que ha mejorado su situación socioeconómica.