Portada » Derecho » La Inquisición Española: Características, Procedimiento y Delitos
La Inquisición Española estaba estrechamente ligada a la Corona y dependía del Consejo de la Suprema y General Inquisición. Su organización se basaba en una red de tribunales que abarcaban todos los territorios de la monarquía.
Cada tribunal estaba compuesto por:
La financiación del Tribunal de la Inquisición provenía de las confiscaciones de bienes de los condenados y de las multas impuestas por la infracción del código.
El secreto era una característica principal del modo de actuar de la Inquisición. Se incomunicaba al acusado del mundo exterior y, en muchos casos, este desconocía el contenido de la acusación.
Entre los delitos perseguidos por la Inquisición destacan:
Las penas que podía imponer la Inquisición se basaban en el Fuero Real, las Siete Partidas, la Nueva y Novísima Recopilación, y el Ordenamiento de Alcalá. Algunas de las penas más comunes eran:
El proceso comenzaba con el periodo de gracia. Cuando los inquisidores llegaban a una comarca, establecían un periodo de 30 o 40 días durante el cual los herejes podían presentarse sin ser condenados a penas graves.
A partir del año 1500, el periodo de gracia fue sustituido por edictos que obligaban a denunciar a los sospechosos bajo pena de excomunión.
Antes de la detención, el caso se presentaba ante una Junta de Teólogos que determinaba si el hecho constituía un delito. Si se consideraba que había pruebas suficientes, el fiscal redactaba la orden de arresto, que incluía la confiscación de bienes para cubrir los gastos de manutención en la cárcel y las costas judiciales.
Las prisiones de la Inquisición eran similares a las de la época. La tortura era una práctica generalizada en los tribunales europeos, incluyendo los de la Inquisición.
El secreto de las denuncias y las declaraciones de los testigos facilitaba los abusos en el proceso inquisitorial. Al detenido no se le informaba de la causa de su detención, sino que los inquisidores le amonestaban tres veces para que confesara. La tercera amonestación incluía la advertencia de que el fiscal presentaría una acusación firme.
El acusado podía obtener ayuda legal después de la acusación inicial. Como medios de defensa, podía recurrir a testigos favorables, demostrar la enemistad con los testigos contrarios, recusar a los jueces y alegar circunstancias atenuantes como la embriaguez, la locura o la juventud.
El proceso incluía varias audiencias donde la acusación y la defensa presentaban sus argumentos. Tras las audiencias, el caso quedaba visto para sentencia.
Para dictar sentencia, se formaba una consulta de fe. Si no se llegaba a un acuerdo, el caso se trasladaba al Consejo de la Suprema y General Inquisición. Se podía apelar al Consejo de la Suprema y, de sus sentencias, al Papa.
Tras la sentencia condenatoria, se celebraba el auto de fe, una ceremonia pública donde el condenado abjuraba de sus errores ante las autoridades civiles y religiosas. Si la condena era a muerte, se entregaba al condenado a la jurisdicción ordinaria, ya que la Inquisición no podía ejecutarla.
Los condenados que se convertían a la fe católica llevaban un sambenito amarillo con dos cruces de San Andrés. Los relajados (condenados a muerte) llevaban un sambenito con demonios y llamas. La ejecución se realizaba generalmente en la hoguera.