Portada » Geografía » La Industria en España y la Unión Europea: Transformación y Retos
La Unión Europea es una potencia industrial a nivel mundial. La industria aporta el 27% del PIB y un porcentaje similar de la población activa. Abarca una gran variedad de sectores: metalúrgica, bienes de equipo, química, automóvil, alimentaria, etc.
Alemania es la principal potencia industrial, seguida por Francia, Reino Unido, Italia y España. En Europa occidental, el empleo industrial ha disminuido en los últimos años debido a la reconversión y los procesos de deslocalización. En Europa oriental, la industria mantiene un peso importante en el empleo y el PIB. Fábricas occidentales se han trasladado hacia el este, atraídas por los menores costes de la mano de obra y la cercanía.
Los países en desarrollo tienen poca industria, pero en los últimos años el empleo industrial ha aumentado, a menudo impulsado por la presencia de multinacionales (deslocalización). Aunque se crea empleo y se impulse la actividad económica, la mayor parte de los beneficios de estas actividades suelen retornar a los países ricos. La actividad industrial se concentra en las grandes ciudades, donde la mano de obra es abundante y barata. La pobreza en estos países puede dar lugar a situaciones de explotación laboral y al desarrollo de la economía sumergida.
En España, la industrialización comenzó a mediados del siglo XIX, más tarde que en otros países de Europa occidental. La escasez de capital, la falta de empresarios con actitud emprendedora y la falta de tecnología propia fueron los principales obstáculos.
La industria española se desarrolló intensamente durante los años 60. Hacia 1970, representaba algo más de un tercio del empleo y del PIB. España se había convertido en un país industrializado. Madrid, el litoral cantábrico, Cataluña y la Comunidad Valenciana eran las principales regiones industriales.
La reconversión industrial fue un proceso de cambio y adaptación de la industria española a nuevas circunstancias. La primera reconversión, en los años 80, afectó a industrias tradicionales como la siderúrgica, la naval o la textil, que eran poco productivas y estaban anticuadas. La segunda, en los años 90, fue impulsada por la adaptación a la normativa de la UE. En ambos casos, las empresas españolas se modernizaron, pero se cerraron muchas fábricas y se perdió empleo.
Actualmente, el empleo industrial español representa el 16% de la población activa y el 17% del PIB. España es la quinta potencia industrial de la UE, pero destaca negativamente por las escasas inversiones en investigación y desarrollo, lo que disminuye su competitividad. Las principales ramas industriales son: alimentación, bebidas y tabaco; metalurgia y productos metálicos; material de transporte e industrias químicas. Cataluña lidera la producción industrial, seguida por Andalucía, País Vasco y Comunidad Valenciana. El 99% de las industrias españolas son Pymes, pero las grandes multinacionales tienen una fuerte presencia, sobre todo en sectores dinámicos y tecnológicos (automóvil, químico, agroalimentario), generando más de la mitad del PIB industrial.
El sector terciario engloba las actividades que no producen bienes materiales, sino que ofrecen servicios. En los países ricos, se ha producido una terciarización de la economía, convirtiéndose en el sector predominante en empleo y producción (en torno al 70%).
Existen diversos tipos de servicios:
Según su finalidad: comerciales, financieros, turísticos, personales, etc. También se distinguen servicios tradicionales y avanzados (relacionados con las nuevas tecnologías).
El comercio consiste en el intercambio de bienes y servicios. En muchos países, es el servicio más importante en volumen de negocio y empleados. Su desarrollo depende de: