Portada » Historia » La Guerra Fría: Origen, Desarrollo y Fin
El «orden nazi» se fundamentaba en la supremacía de la raza aria, con el objetivo de subyugar a otras razas y pueblos. En Europa occidental, los nazis explotaron recursos para mantener a su ejército, mientras que en los países del este, considerados inferiores, saquearon alimentos y energía, y emplearon a la población como mano de obra esclava. Los campos de concentración, inicialmente para opositores políticos, se expandieron por toda la Europa ocupada y luego se utilizaron para otros grupos considerados indeseables, como gitanos y, sobre todo, judíos. Bajo el control brutal de las SS, estos campos implicaban trabajo forzado y experimentos médicos inhumanos. Muchos campos se convirtieron en centros de exterminio, especialmente tras la invasión de la URSS, donde se realizaban ejecuciones masivas. La «solución final», decidida en 1942, llevó al exterminio sistemático de seis millones de judíos, conocido como el Holocausto o Shoah.
El «nuevo orden» japonés en los años 30, similar al de la Alemania nazi, implicó la explotación brutal de los territorios ocupados, saqueando recursos y cometiendo asesinatos masivos de chinos, indonesios, coreanos, filipinos e indochinos. Japón llevó a cabo experimentos inhumanos con seres humanos para desarrollar armas químicas y biológicas (Escuadrón 731) y sometió a prisioneros de guerra y civiles a torturas y trabajos forzados en campos de concentración. Además, esclavizó sexualmente a miles de mujeres para servir a su ejército.
Tras el ataque a Pearl Harbor, el presidente Roosevelt ordenó el internamiento de aproximadamente 120,000 japoneses residentes en Estados Unidos en campos de reubicación entre 1942 y 1947. Esta medida, motivada por el temor a un ataque interno, contradijo la Quinta Enmienda de la Constitución que prohíbe la discriminación por raza. Aunque estos campos estaban vigilados y aislados, las condiciones de vida no eran comparables a las de los campos de concentración nazis o japoneses.
Durante la Segunda Guerra Mundial, Roosevelt, Churchill y Stalin comenzaron a planificar la paz futura. En agosto de 1941, Roosevelt y Churchill firmaron la Carta del Atlántico, promoviendo principios de libertad política y económica y colaboración internacional. Desde 1943, celebraron varias conferencias para abordar la paz, siendo las más importantes las de Yalta y Potsdam en 1945. En Yalta, se acordó crear la ONU, apoyar la democratización y fijar nuevas fronteras. En Potsdam, Stalin, Truman y Atlee aprobaron la Carta de la ONU, dividieron Alemania y Berlín en zonas de ocupación y decidieron juzgar a los criminales de guerra nazis. En los juicios de Núremberg se condenó a la cúpula nazi, y en 1946, se inició un proceso similar en Tokio para los responsables de guerra japoneses.
La Segunda Guerra Mundial, el mayor conflicto de la historia, dejó entre 40 y 60 millones de muertos, más de 35 millones de heridos y millones de desplazados. Económicamente, la guerra costó 1.5 billones de dólares, devastando Europa oriental, mientras que EE.UU. emergió como potencia económica. Políticamente, desaparecieron los regímenes fascistas y Europa se dividió entre la influencia estadounidense y soviética. Territorialmente, Alemania y Austria se dividieron y Japón quedó bajo ocupación estadounidense. El conflicto también dejó un impacto psicológico y moral profundo debido a las atrocidades cometidas, incluyendo el Holocausto y los bombardeos atómicos.
La Guerra Fría tuvo cuatro fases principales:
Características generales:
Según los acuerdos de Yalta y Potsdam, tras la liberación de los territorios ocupados por los nazis, se formaron gobiernos de coalición antifascistas, como en Italia y Francia. En el Reino Unido, el Partido Laborista de Atlee ganó las elecciones de 1945. En Europa oriental, liberada por la URSS, los comunistas establecieron «democracias populares» en contraste con las democracias occidentales. Albania y Yugoslavia, liberadas por partisanos, instauraron regímenes comunistas, con Yugoslavia bajo el liderazgo de Josip Broz «Tito». En estas democracias populares, los comunistas, apoyados por la URSS, ocuparon posiciones clave, nacionalizaron industrias, redistribuyeron tierras y eventualmente monopolizaron el poder, eliminando a otros partidos políticos.
Irán, valioso por su posición estratégica y riqueza petrolera, fue ocupado por soviéticos y británicos en 1941. En 1946, los soviéticos se negaron a retirarse, obligando a los británicos a buscar el apoyo de EE.UU. para cumplir los acuerdos. En Grecia, tras la expulsión de los nazis por la guerrilla comunista, el Reino Unido apoyó la restauración de la monarquía. Esto llevó a una guerra civil (1946-1949), en la que los comunistas griegos, respaldados por Tito pero no por la URSS, fueron derrotados gracias a la ayuda económica y militar de EE.UU.
En 1948, cuando Checoslovaquia intentó unirse al Plan Marshall, los comunistas llevaron a cabo el «golpe de Praga», iniciando la sovietización del país con purgas y persecuciones. En Alemania, la URSS bloqueó Berlín occidental en respuesta a la unión monetaria de las zonas occidentales. Truman organizó un puente aéreo para abastecer la ciudad y se preparó para una posible confrontación, que no fue necesaria ya que Stalin levantó el bloqueo en 1949. Posteriormente, se fundaron la RFA (República Federal de Alemania, democrática y capitalista) y la RDA (República Democrática Alemana, comunista).
Tras la caída del último emperador chino en 1911, los «señores de la guerra» luchaban por el poder. Sun Yat Sen del Kuomingtan estableció un gobierno con apoyo de la URSS y los comunistas de Mao Ze-dong. Tras la muerte de Sun Yat Sen, Chiang Kai-Shek tomó el control y persiguió a los comunistas, desencadenando una guerra civil (1927-1936) y obligando a Mao a la «Larga Marcha» (1934-1935). La invasión japonesa en 1937 unió a Kuomintang y comunistas, pero tras la Segunda Guerra Mundial, la guerra civil se reanudó. Inicialmente, Chiang Kai Chek tuvo ventaja con el apoyo de EE.UU., pero la disciplina del ejército comunista, respaldado por la URSS, prevaleció. En 1949, Mao proclamó la República Popular de China, y los nacionalistas huyeron a Taiwán, donde establecieron la República Nacionalista.
Tras el fin de la Guerra de Corea en 1953 y cambios de liderazgo en EE.UU. y la URSS, la tensión de la Guerra Fría persistía:
Aunque hubo momentos críticos, la tensión global persistía.
Con Kennedy en la presidencia de EE.UU., la rivalidad entre EE.UU. y la URSS se intensificó. La construcción del muro de Berlín durante la segunda crisis de Berlín reflejó la separación entre la RDA comunista y la RFA capitalista.
El mundo estuvo al borde de una guerra nuclear cuando EE.UU. impidió que la URSS instalara misiles nucleares en Cuba.
La guerra de Vietnam, el conflicto más largo y sangriento de la Guerra Fría, comenzó con la resistencia vietnamita contra la ocupación francesa, continuó con la división del país y la intervención estadounidense, y terminó con la victoria comunista en 1975, dejando una profunda impresión en Estados Unidos.