Portada » Español » La Generación del 27: Un Homenaje a la Poesía Española
El hecho histórico que reúne a la generación del 27 es un homenaje celebrado en 1927 en el Ateneo de Sevilla para conmemorar el tercer centenario de la muerte de Góngora. La crítica incluye en este grupo a Pedro Salinas, Jorge Guillén, Dámaso Alonso, Gerardo Diego, Federico García Lorca, Rafael Alberti, Vicente Aleixandre, Luis Cernudá, Emilio Prados y Manuel Altolaguirre; y poetisas como Ernestina de Champourcin, Concha Méndez, Rosa Chacel y Josefina de la Torre.
La gran tarea común de este grupo es la Antología de la poesía española contemporánea (1932) de Gerardo Diego, que ofrece, junto a la selección de sus poemas, un análisis crítico de su poesía.
A pesar de tener una concepción individualizada de su quehacer poético, comparten la búsqueda de la creación de un arte nuevo que responde a los planteamientos del arte deshumanizado, que busca una poesía para minorías (se centra en el uso de la metáfora y de la imagen, basadas en semejanzas que sugieren la subjetividad del poeta). Sin embargo, a su conciencia de modernidad hay que añadir el respeto por la tradición, tanto por la tradición cercana (Juan Ramón Jiménez, Ortega y Gasset, Ramón Gómez de la Serna y los noventayochistas) como por la tradición lejana (Góngora, Lope de Vega, San Juan de la Cruz, Jorge Manrique o Cervantes), sin olvidar la importancia que tienen en muchos las formas populares, que alternan con otras novedosas como el verso libre o el versículo (este respeto por la tradición va unido a la vuelta a la estrofa y al abandono del verso libre: décimas, sonetos, liras o romances).
Por su parte, se distinguen tres etapas en esta generación:
Tras la Guerra Civil, el grupo acaba por escindirse por la muerte de Lorca y el exilio de algunos autores.
Dentro de la trayectoria poética de Pedro Salinas se señalan tres etapas que coinciden a grandes rasgos con la evolución del propio grupo del 27:
Jorge Guillén es considerado el poeta más puro e intelectual, el más fiel a la poesía desnuda de Juan Ramón Jiménez. Recogió toda su producción poética bajo el título general de Aire nuestro, dividido en cinco libros, entre los que destaca Cántico, donde muestra de forma desbordante la alegría del hecho de estar vivo.
La obra de Gerardo Diego, de difícil clasificación por su eclecticismo, se divide en dos etapas:
La visión del mundo y el quehacer poético de Vicente Aleixandre se apoya en tres pilares: el amor, la naturaleza y la muerte.
Dámaso Alonso descubre a los jóvenes autores la obra de Góngora y muestra la influencia juanramoniana y machadiana (Poemillas de la ciudad). Su obra más importante es Hijos de la ira, un grito de rebeldía contra la situación del hombre y del mundo.
Rafael Alberti inicia su andadura poética inspirado en la lírica de cancionero (Marinero en tierra).
La obra de Luis Cernuda está marcada por su carácter hipersensible y su homosexualidad.
Federico García Lorca supo fusionar lo popular y lo culto.
Miguel Hernández, puente de unión entre la generación del 27 y la generación del 36, escribe una poesía de tono arrebatado, humana sinceridad y perfección técnica.