Portada » Español » La Generación del 27: Un Grupo Literario Vanguardista
La denominación de generación del 27 presenta ciertas dificultades que hacen que algunos estudiosos de la literatura prefieran designarla como grupo -no hay una figura que ejerza cierto caudillaje aglutinador ni unidad en la técnica o la inspiración- pero sí son muchos los puntos de coincidencia que acercan a estos escritores al concepto de generación literaria. El hecho histórico que los reúne es un homenaje celebrado en el Ateneo de Sevilla de 1927 para conmemorar el tercer centenario de la muerte de Góngora, aunque todos ellos mantenían ya estrechas relaciones de amistad. La crítica incluye en este grupo a Pedro Salinas, Jorge Guillén, Dámaso Alonso, Gerardo Diego, Federico García Lorca, Rafael Alberti, Vicente Aleixandre, Luis Cernuda, Emilio Prados y Manuel Altolaguirre, aunque con frecuencia se incorporan otros autores, incluyendo poetisas como Ernestina de Champourcín, Concha Méndez y Josefina de la Torre. La gran tarea común de este grupo es la Antología de la poesía española contemporánea, de Gerardo Diego en 1932 que ofrece, junto a la selección de sus poemas, un análisis crítico de su poesía. La vida del grupo como tal se desarrolla entre 1920 y 1936; pertenecían a la clase media alta y compartían un mismo talante liberal y progresista y semejantes inquietudes intelectuales; muchos fueron profesores; coincidieron en Madrid entre los años veinte y treinta; algunos de ellos (Lorca, Alberti y Prados), vivieron algunos años en la Residencia de estudiantes; colaboraron en numerosas revistas poéticas (Litoral, Carmen, Revista de Occidente, Caballo verde para la poesía…); se reunían en tertulias, cafés, en el Ateneo, teatros… y asistían a diversos actos de homenaje (el último fue el homenaje ofrecido por Lorca a Cernuda tras la publicación de La realidad y el deseo) A pesar de tener una concepción individualizada de su quehacer poético, comparten la búsqueda de la innovación, de la creación de un arte nuevo que, en principio, responde a los planteamientos del arte deshumanizado, que busca la autonomía de la expresión artística, ajena a los sentimientos desbordados, las anécdotas y las descripciones: una poesía para minorías. El campo de interés está en el uso de la metáfora y de la imagen, basadas en semejanzas que sugieren la subjetividad del poeta. Sin embargo, a su conciencia de modernidad hay que añadir el RESPETO POR LA TRADICIÓN, tanto por la tradición cercana (Juan Ramón Jiménez, Ortega, Gómez de la Serna y los noventayochistas)
como por la tradición lejana (Góngora, Lope, San Juan, Manrique, Cervantes… sin olvidar la importancia que tienen, en muchos, las formas populares, que alternan con otras novedosas como el verso libre o el versículo. Este respeto por la tradición va unido a la VUELTA A LA ESTROFA, que va unido al abandono del verso libre (décimas, sonetos, liras, romances…, todo ello objeto del artículo de Gerardo Diego en la revista Carmen, “La vuelta a la estrofa”). De ahí surge una clara controversia entre quienes consideran regresivo volver a la estrofa, y quienes la ven como una evolución de la vanguardia. Se distinguen tres ETAPAS en esta generación: la primera es una época de tanteo en la que están presentes los tonos becquerianos y modernistas, y el influjo de Garcilaso, Góngora o Lope, aunque pronto se dejan influir por las vanguardias, el arte deshumanizado y la poesía pura juanrramoniana; hacia 1929 hay una clara conciencia de cambio: las formas y el espíritu anteriores están en un callejón sin salida y, frente al arte deshumanizado se propone la rehumanización; frente a la poesía pura, la poesía impura; frente a la evolución, el compromiso. En estos cambios jugó un papel decisivo el Surrealismo. Surgen así las obras de Alberti (Sobre los ángeles), Cernuda (Un río, un amor, Los placeres prohibidos) y García Lorca (Poeta en Nueva York); tras la guerra civil, el grupo acaba por escindirse por la muerte de Lorca y el exilio de algunos autores. Dentro de la trayectoria poética de Pedro Salinas se señalan tres etapas que coinciden a grandes rasgos con la evolución del propio grupo del 27. La influencia de Juan Ramón se ve en su primera etapa (Presagios, Seguro azar…), aunque sus mejores obras se ven en su segunda etapa (La voz a ti debida, Razón de amor…cuyo tema principal es el amor, visto como un sentimiento alegre y vital, pero también angustioso ante la pérdida o la separación de la amada. Tras la guerra, su poesía se tiñe de dramatismo y dolor, a través de temas como la muerte, la guerra, el exilio (El contemplado. Todo más claro) Jorge Guillén es considerado el poeta más puro e intelectual, el más fiel a la poesía desnuda de Juan Ramón. Recogió toda su producción poética bajo el título general de Aire nuestro, dividido en cinco libros, entre los que destaca Cántico, donde muestra de forma desbordante la alegría del hecho de estar vivo, y acepta la muerte como algo natural. Clamor, Homenaje, Y otros poemas y Final completan su producción. La obra de Gerardo Diego, de difícil clasificación por su
eclecticismo, se divide en dos etapas: la poesía absoluta) incluye poemarios de corte vanguardista caracterizados por el verso libre (Imagen y Manual de espumas). Y la poesía relativa, que agrupa la poesía tradicional, con el empleo de formas clásicas como el soneto o el romance (Versos humanos o Sonetos a Violante). La visión del mundo y el quehacer poético de Vicente Aleixandre se apoya en tres pilares: el amor, la naturaleza y la muerte. A una primera etapa pertenecen Pasión por la tierra, Espadas como labios y Sombra del paraíso, ofrece una visión paradisíaca de la existencia humana. En su segunda etapa trata del ser humano y el transcurrir de la existencia (Historia del corazón); y, en una tercera etapa, utiliza la poesía como meditación sobre su trayectoria vital (Poemas de la consumación). Dámaso Alonso descubre a los jóvenes autores la obra de Góngora y muestra la influencia de Juan Ramón y Machado (Poemillas de la ciudad, El viento y el verso). Pero su obra más importante es Hijos de la ira (1944), un grito de rebeldía contra la situación del hombre y del mundo. En Hombre y Dios se pregunta sobre el papel del hombre en el universo. Rafael Alberti inicia su andadura poética inspirado en la lírica de cancionero, como en Marinero en tierra, en la que recupera formas métricas populares con sonetos donde expresa una profunda nostalgia por su Cádiz natal. Cal y canto (1929) manifiesta la influencia vanguardista, y Sobre los ángeles (1929), adscrita al Surrealismo. El poeta en la calle (1936) y De un momento a otro (1938) pertenecen a la poesía social en la que el autor se revela como poeta revolucionario, línea que mantiene en Entre el clavel y la espada (1941), aunque en un tono más nostálgico del pasado vivido. La obra de Luis Cernuda está marcada por su carácter hipersensible y su homosexualidad. Del conflicto entre la realidad que vivió y sus deseos nacen los temas de su poesía: soledad, frustración, muerte, amor como experiencia dolorosa… Su obra se inicia con Perfil de aire (1927), cercana a la poesía pura, y Égloga, elegía, oda (1928), con raíces en la poesía de Garcilaso; en la segunda, profundiza en la frustración contra las convenciones sociales: Un río, un amor, Los placeres prohibidos, Donde habite el olvido, y La realidad y el deseo. En su etapa final, del exilio, se expresa su angustia vital (Con las horas contadas) Federico García Lorca supo unir a su predisposición natural para la creación poética un riguroso trabajo en busca de la
perfección., fusionando lo popular y lo culto. Los temas dominantes en su obra son destino trágico, el amor frustrado y la naturaleza. En su primera etapa se observa una clara influencia de la lírica popular y tradicional, como en su Libro de poemas, y Canciones, cercana a la poesía pura y el Surrealismo. En Poema del cante jondo y Romancero gitano, aparecen temas habituales como el amor o la Andalucía trágica en versos llenos de angustia. Su estancia en Nueva York en 1929 le marcó profundamente. En Poeta en Nueva York, su estilo se orienta hacia la protesta social en lo temático, y hacia el surrealismo en lo formal. Se presenta al hombre como víctima de su propia creación; la urbe, en su inmensidad, imposibilita la comunicación y la libertad, temática visible en Llanto por la muerte de Ignacio Sánchez Mejías y los Sonetos del amor oscuro. Miguel Hernández, puente de unión entre la generación del 27 y la generación del 36, escribe una poesía de tono arrebatado, humana sinceridad y perfección técnica, cuyo tema principal es el amor. Su obra se divide en dos etapas, separadas por la guerra. A la primera pertenece Perito en lunas y El rayo que no cesa, que incluye la “Elegía a Ramón Sijé”; la segunda etapa, más comprometida políticamente (Viento del pueblo, El hombre que acecha). Pero sus composiciones más conmovedoras se incluyen en el Cancionero y romancero de ausencias, donde se insertan sus famosas “Nanas de la cebolla”, seguidillas destinadas a alegrar la penuria de su hijo.