Portada » Español » La Fundación de Buero Vallejo: Un Retrato de la Condición Humana
La nómina de personajes es reducida. La trama se centra en cinco condenados que representan diversas reacciones ante situaciones límite: tortura, traición, condena a muerte, soborno, delación, sacrificio por los demás… Lo trágico reside en su comportamiento y en la inutilidad de luchar contra una fuerza muy superior, esa Fundación que todo lo domina y determina.
La acción comienza en una habitación elegante en la que conviven cinco individuos: Asel, Max, Lino, Tulio y Tomás. Tomás es quien abre la obra dialogando con su novia. Únicamente un mal olor y la presencia de un enfermo les causan cierta inquietud. Sin embargo, se aprecia la hostilidad hacia él por parte de Tulio, mientras Asel trata de evitar el enfrentamiento. La primera parte termina al descubrirse que el enfermo llevaba varios días muerto.
La segunda parte nos presenta la misma habitación deslucida. Se irá produciendo poco a poco en la mente de Tomás el descubrimiento de la verdadera situación: La Fundación es una cárcel y ellos son condenados a muerte. En seguida se llevan a Tulio. En el diálogo, se van desvelando sus miserias: están detenidos porque Tomás los delató, luego se intentó suicidar, pero Asel lo evitó. Asel también fue torturado en el pasado y ahora existe un nuevo traidor, Max.
El final es abierto: muertos tres de los cinco, los guardias conducen a Lino y a Tomás a los sótanos, donde tienen un plan para huir. Pero no se llega a saber si lo consiguen o no.
En la obra hay bastantes elementos autobiográficos, dado que Buero militó en el Partido Comunista, estuvo encarcelado, condenado a muerte… Sin embargo, la intención de Buero es mostrar el comportamiento humano ante una situación límite al perder la libertad.
Se han hecho varias interpretaciones de la obra:
La obra mantiene un único espacio, aunque este varíe a lo largo de la obra, al pasar de ser la habitación confortable de una fundación a la celda de una cárcel. Podríamos decir que el escenario está situado en la mente de Tomás y es un elemento de importancia trascendental en el desarrollo de la historia. Estamos ante dos escenarios superpuestos, el segundo de los cuales aflora cuando desaparece el primero.
Por otro lado, debido al tema del despertar de la conciencia y la crítica al sistema represivo, no es de extrañar que algunos objetos se carguen de significado simbólico. La música de Rossini y el juego de luces también tienen un contenido simbólico. Destaca, dentro de los elementos escenográficos, el gran ventanal que tiene que ver con la enajenación. Se relaciona con el mundo del sueño, pero también alude a la necesidad de soñar para soportar la vida. También hay quien interpreta esta escena como la expresión de que el mundo todo es una cárcel.
Los cuatro “cuadros” en que se divide transcurren, sin saltos cronológicos internos, en pocos días. Toda la obra comprende, pues, cuatro días o poco más. Este es el tiempo de la acción dramática, pero la historia abarca un tiempo más amplio. A medida que transcurre la historia se suministran al espectador los datos referentes al tiempo pasado y que explican la situación presente.
La historia es suministrada al espectador con la misma lentitud con que la conoce el protagonista, a medida que éste va pasando de la ficción a la realidad, y se complica al final al desvelarse los proyectos de fuga y la nueva existencia de un delator que se resuelve fatalmente. Se trata principalmente de un drama de situación. Durante toda la primera parte, la acción se centra en el desmoronamiento del mundo inventado por Tomás y su sustitución por el real. Los únicos instantes de tensión son el descubrimiento del cadáver y la salida de Tulio.
Hay otro nudo: el proyecto de evasión a través de un túnel. El plan incluye conseguir el traslado a las celdas de castigo. La oportunidad se les brinda por el fallecimiento de uno de los compañeros; ocultando su muerte. Como el traslado no se produce, Asel comienza a sospechar que su plan haya sido descubierto. Luego descubrirá que el soplón es Max.
Existen dos razones para que el drama mantenga sus intrigas en secreto: a Tomás no se le puede hablar claro y el plan de evasión debe permanecer encubierto.
Estos dos ejes de acción se entrecruzan y es Asel el desencadenante de ambas. Los instantes de mayor acción externa e intensidad dramática se producen en el último cuadro.