Portada » Filosofía » La Filosofía de la Ciencia: Del Positivismo Lógico a la Hermenéutica
Tanto Descartes como Galileo consideran que la certeza es fundamental para el conocimiento científico.
Galileo exige certeza a la ciencia y plantea el método de observación como base. Sin embargo, esto produce cierta tensión debido a la incertidumbre inherente a las observaciones. Algunas observaciones pueden ser engañosas, como la antigua creencia de que el Sol giraba alrededor de la Tierra. Esta tensión se mantiene de manera estructural en la medida en que la ciencia se basa en las observaciones. Galileo también plantea la idea de los cuerpos celestes.
Descartes, por su parte, plantea la certeza ligada a la razón, siendo un filósofo racionalista. Para él, la certeza tiene que ver con la claridad y distinción de las ideas. Descartes impide que se hagan juicios sin tener certeza, argumentando que el error nace del juicio. Introduce la idea del método como un procedimiento que permite no hacer juicios sin certeza. Su certeza absoluta, «pienso, luego existo», deriva de esta certeza primera.
Dos ideas importantes surgen en el siglo XVII:
Estas dos ideas, certeza y método, caracterizan el concepto de ciencia en esta época. Descartes establece una certeza primera y absoluta: «pienso, luego existo».
La concepción de la ciencia del positivismo lógico puede considerarse cartesiana en la medida en que sigue buscando la certeza de la ciencia bajo la base de un método.
En el siglo XIX, el positivismo lógico ubica el problema del conocimiento en el terreno del lenguaje. Los positivistas buscan separar la metafísica de la ciencia, argumentando que la metafísica sobrevive debido a una sintaxis del lenguaje insuficiente.
Primero, establecen una metodología semántica para determinar qué tiene significado y qué no. Si no se puede determinar el significado, se considera que se está en el terreno de la metafísica y de expresiones sin sentido. Para ellos, solo se habla con sentido en el terreno de las proposiciones.
La metafísica sobrevive porque en el lenguaje ordinario se pueden hacer expresiones sintácticamente correctas pero sin sentido, ya que no son proposiciones observables (son pseudoproposiciones).
Otra vía planteada es que hay expresiones con elementos observables (ej. «Pedro es un número primo») que, aunque observables, no tienen entidad. Esto se expresa de manera más específica en el atomismo lógico, donde la tarea del positivismo lógico es desarrollar una sintaxis para que el lenguaje de la ciencia tenga sentido y la combinación de elementos se haga mediante la combinación de entidades.
El positivismo lógico busca evitar la metafísica y el sinsentido a través del atomismo lógico, donde toda proposición se compone de otras más simples. Se descomponen las proposiciones compuestas en simples, conectándolas con la experiencia (método).
El método determina las proposiciones simples conectadas a la experiencia, considerándose verdaderas. Cuando las proposiciones protocolares son verdaderas, hay certeza. Las observaciones corresponden a proposiciones singulares.
El positivismo lógico busca la certeza de la ciencia a través de una sintaxis del lenguaje rigurosa. Consideran que la metafísica ha sobrevivido debido a una sintaxis insuficiente que permite expresiones sin sentido.
Para evitar esto, establecen una metodología semántica para determinar el significado de las expresiones. Solo las proposiciones, que son observables y verificables, tienen sentido.
El atomismo lógico propone descomponer las proposiciones complejas en proposiciones simples, conectándolas con la experiencia a través de un método. La verdad de las proposiciones moleculares depende de la verdad de las proposiciones atómicas.
De esta manera, el positivismo lógico busca fundamentar la ciencia en la certeza, a través de un lenguaje claro y un método riguroso que conecte las proposiciones con la experiencia observable.
Los positivistas lógicos formalizaron la explicación científica. Hempel propuso dos variantes del modelo de cobertura legal:
Los modelos aceptados por los positivistas son los modelos de tipo causal, donde se establece una relación de causa-efecto.
El modelo de explicación por cobertura legal busca explicar los fenómenos científicos subsumiéndolos bajo leyes. Hempel distingue dos variantes:
1. Enunciados básicos de observación:
2. Objetividad de la ciencia:
Popper critica la idea de que la ciencia se basa en proposiciones simples y verdaderas. Para él, todos los enunciados científicos, incluso los básicos, contienen teoría y son hipotéticos.
También critica la concepción positivista de la objetividad, argumentando que no reside en la correspondencia con la experiencia, sino en la resistencia a la crítica.
Popper propone una visión de la ciencia como un conjunto de hipótesis falsables, en constante evolución a través de la crítica y la refutación.
La demarcación de la ciencia se refiere a la cuestión de cómo distinguir entre lo que es ciencia y lo que no lo es.
Positivistas lógicos: La ciencia se caracteriza por la verificabilidad de sus enunciados a través de la experiencia.
Popper: La ciencia se caracteriza por la falsabilidad de sus teorías. Una teoría es científica si puede ser refutada por la experiencia.
Kuhn: La ciencia se desarrolla a través de paradigmas, que son marcos conceptuales compartidos por la comunidad científica. La ciencia normal se desarrolla dentro de un paradigma, y las revoluciones científicas implican el cambio de un paradigma a otro.
La demarcación de la ciencia es un problema central en la filosofía de la ciencia.
Los positivistas lógicos proponen la verificabilidad como criterio de demarcación. Popper, en cambio, propone la falsabilidad.
Kuhn introduce la idea de los paradigmas, que son marcos conceptuales que guían la investigación científica. La ciencia normal se desarrolla dentro de un paradigma, y las revoluciones científicas implican el cambio de un paradigma a otro.
La expresión «la proposición, modo derivado de la interpretación» de Heidegger se relaciona con su concepto del ser-en-el-mundo, que va más allá del concepto tradicional de sujeto. El ser-en-el-mundo implica la posibilidad de que el sujeto se retire del mundo y logre la autonomía, pero Heidegger argumenta que el sujeto no puede retirarse del mundo y quedar solo. Estar-en-el-mundo es comprender el mundo y abrirlo.
Esta apertura del mundo tiene dos componentes:
El Dasein tiene tiempo, mientras que los entes que no están en el Dasein simplemente son lo que son.
La apertura del mundo siempre tiene una postura afectiva. Heidegger pone la comprensión como una condición ontológica del hombre e implica ver el conocimiento de una manera diferente a la tradición. Esta apertura del mundo no es conocimiento, sino una comprensión previa.
Heidegger propone un cambio de un enfoque epistemológico a uno ontológico del conocimiento. Comienza a destruir el enfoque epistemológico tradicional, poniendo el conocimiento como una forma de estar-en-el-mundo, lo que implica una comprensión e interpretación previa al conocimiento. Esta interpretación es siempre circular porque tiene que partir de una comprensión previa.
La proposición, que es afirmar o negar algo de algo, requiere de la interpretación para comprender algo, lo que Heidegger llama «por mor de». Todo el campo de la lógica tiene que ver con la proposición.
El juego de lenguaje en Wittgenstein es una teoría sobre el significado. El significado de las expresiones lingüísticas es inseparable del uso que hacemos de ellas, y a su vez, el uso está vinculado a las prácticas sociales. Esto implica que los términos se usan en distintos contextos y que su significado es fluido y cambiante.
El significado se ve fluido y va cambiando en la medida en que vamos ocupando estas expresiones en prácticas y contextos diferentes. Es un enfoque estructuralista y antiesencialista, porque el significado es cambiante. La verdad o falsedad se da en contextos de juego de lenguaje.
Wittgenstein es más explícito que Heidegger en la manera de entender el concepto. En vez de una comunidad de concepto, existe una familia de conceptos con conexiones que nos permiten establecer relaciones directas.
Este enfoque hace ver la diversidad en relación al conocimiento, y las consecuencias son similares a las de Heidegger.
Gadamer desarrolla las ideas de Heidegger en el ámbito de la hermenéutica. La productividad de la distancia en el tiempo se refiere a la comprensión del otro y de otras culturas. Gadamer critica el enfoque que supone que es posible un conocimiento objetivo y neutral, argumentando que la comprensión de cualquier fenómeno está vinculada a la temporalidad del intérprete. Siempre comprendemos a partir de prejuicios, que son nuestras perspectivas dadas por el ser-en-el-mundo.
Estos sentidos originarios no se pueden conocer originariamente porque comprendemos con prejuicios. Vamos teniendo, a partir de los mismos fenómenos, interpretaciones diferentes. Para Gadamer, el tiempo va abriendo nuevos sentidos a los fenómenos. Mientras haya tiempo y acontecimientos, se nos dará acceso a nuevos sentidos. La distancia en el tiempo produce sentidos.
La disyuntiva entre explicar y comprender es un tema central en las ciencias sociales. Marx y Freud evitaron esta disyuntiva y plantearon un concepto del objeto de las ciencias sociales que va más allá de esta dicotomía.
Marx: El salario es un tipo de comprensión que se da entre un capitalista y un obrero, pero Marx argumenta que esta comprensión es falsa. Su teoría muestra que esta relación no es como aparece, ya que el capitalista compra la fuerza de trabajo del obrero en un intercambio no equivalente, donde el trabajador está obligado a vender su fuerza de trabajo. Esta comprensión cotidiana falsa es socialmente necesaria, presentándose como una relación de justicia e igualdad. Hay dos distinciones de sentido y de explicación.
Freud: Partimos del sentido tal como se manifiesta en el consciente. Esta comprensión cotidiana que tenemos es una especie de jeroglífico que hay que descifrar. Hay que ir más allá de lo cotidiano por medio de la teoría. Este ir más allá implica recurrir a la técnica de la asociación libre, donde se busca el contenido latente. En Freud se muestra cómo lo latente se hace manifiesto, con cuatro procedimientos, siendo los más importantes la condensación y el desplazamiento. En Freud hay una clara articulación de lo psíquico con la comprensión e interpretación.
Existen tres maneras de entender la relación entre ciencia social y práctica social:
El estructuralismo también se puede considerar como una cuarta vía, donde la ciencia social busca explicar las estructuras subyacentes a la práctica social, sin necesariamente un componente emancipador.