Portada » Filosofía » La Existencia de Dios según Tomás de Aquino: Argumentos y Conceptos Clave
El problema filosófico central de este texto radica en la existencia de un ser necesario, comúnmente identificado como Dios, que sirva como fundamento del mundo. La tesis principal sostiene que, entre todos los seres existentes, debe haber uno necesario que sea la causa de la necesidad de los demás. El argumento se desarrolla de la siguiente manera: si todos los seres son contingentes, es decir, pueden existir o no existir, en algún momento no habría existido nada. Sin embargo, dado que algo existe ahora, debe haber un ser necesario que sea la causa de esa existencia. Además, este ser necesario, al ser la causa de la necesidad de los demás, no puede tener su causa fuera de sí mismo.
Este texto se relaciona estrechamente con la filosofía de Tomás de Aquino, en particular con su argumento cosmológico, una de las cinco vías que presenta en su obra Suma Teológica. El texto refleja el razonamiento aquiniano sobre la existencia de un ser necesario como fundamento del mundo. Aquino argumenta que, dado que los seres contingentes no pueden existir eternamente, debe existir un ser necesario que sea la causa de su existencia. Esta idea coincide con la expresada en el texto: entre los seres existentes, debe haber uno necesario que sea la causa de la necesidad de los demás, y este ser necesario es lo que comúnmente se llama Dios.
Cualidad humana que permite conocer el mundo. Tomás de Aquino la considera una capacidad valiosa otorgada por Dios, por lo que debe ser utilizada. Sin embargo, se opone a la teoría de la doble verdad, que sostiene que la fe y la razón pueden conducir a conclusiones opuestas y ambas ser verdaderas. Para Aquino, dado que la razón es un don divino, tanto la fe como la razón deben conducir a una única verdad.
Se refiere a las leyes humanas establecidas por los gobernantes. Según Tomás de Aquino, para que sean válidas, deben coincidir con la ley natural y la ley eterna, es decir, con la voluntad de Dios.
Tomás de Aquino define la verdad como la correspondencia o adecuación entre el intelecto y la cosa, siguiendo a Aristóteles. La sitúa en el entendimiento. Para Aquino, la teoría de la doble verdad del averroísmo latino es inaceptable, ya que solo existe una única verdad que, en última instancia, se identifica con Dios.
La existencia es la propiedad que poseen algunos objetos por la cual se encuentran en la realidad. Tomás de Aquino distingue dos tipos fundamentales de seres: los contingentes, que pueden existir o no, y los necesarios, como Dios, cuya esencia es existir y que es necesario por sí mismo.
La esencia es lo que constituye la naturaleza de un objeto y nos permite reconocerlo como tal. En el caso de Dios, su esencia coincide con su existencia; es el único ser que existe de manera necesaria por sí mismo.
La existencia de Dios es una cuestión abordada tanto desde la teología como desde la filosofía. La filosofía, en este caso, busca proporcionar argumentos racionales. Como buen aristotélico, Tomás de Aquino no parte de una idea preconcebida de Dios, sino que argumenta su existencia a partir de la experiencia, es decir, de la información que nos proporcionan los sentidos. La estructura de las pruebas es siempre la misma:
En el mundo existe el movimiento, lo cual constatamos por los sentidos. Todo lo que se mueve es movido por otro; es imposible que algo se mueva a sí mismo. Todo movimiento necesita ser movido por otro, y este por otro, y así sucesivamente en una cadena de movimientos. La causa de un movimiento está fuera de él. Esta idea no puede extenderse indefinidamente hacia atrás. Los motores intermedios mueven solo porque son movidos por otros anteriores. Por lo tanto, debe existir un primer motor que mueve sin ser movido, y este primer motor es Dios.
En el mundo sensible, existe un orden de causas eficientes; es decir, todo lo que existe tiene una causa. Nada puede ser causa eficiente de sí mismo, pues sería anterior a sí mismo. No es posible proceder al infinito en la cadena de causas; debe haber una primera causa que no sea creada. Esta causa primera es Dios.
Las cosas que vemos en el mundo sensible pueden existir o no existir; no existen de manera necesaria. Pueden ser producidas o destruidas; pueden ser o no ser. Es imposible que las cosas contingentes existan siempre, pues en un tiempo pasado no existieron y en un tiempo futuro dejarán de existir si todas las cosas llevan en sí la posibilidad de no existir. Si nada existía, es imposible que algo comenzara a existir de la nada. Nada se puede crear a sí mismo; debe haber algún ser necesario, no creado, no contingente, que cree sin ser creado. Este ser necesario es Dios.
En la naturaleza, existen grados de perfección. Los grados se dan según algo máximo; lo imperfecto lo es según algo perfecto. Por ejemplo, lo más o menos bueno se dice según la máxima bondad. A esta máxima perfección la llamamos Dios.
Vemos que en la naturaleza todos los seres actúan según una finalidad; es decir, existe un orden. Si la naturaleza carece de entendimiento o inteligencia, solo puede tender a un fin si es dirigida por un ser inteligente. Por lo tanto, debe haber un ser sumamente inteligente que ordena las cosas dirigiéndolas a sus respectivos fines, y este ser máximamente inteligente es Dios.
Las cinco vías se basan en mostrar las carencias e imperfecciones del mundo y el absurdo de postular cadenas infinitas de causas.