Portada » Arte » La Evolución de la Escultura: Un Viaje a Través de la Historia del Arte
La escultura griega se caracteriza por su búsqueda de la belleza a través de la armonía de las medidas y proporciones. El cuerpo humano, como fundamento esencial de la belleza y la proporción, se convierte en el centro de atención, un concepto conocido como antropocentrismo.
Las esculturas griegas, generalmente, estaban policromadas, excepto las realizadas en bronce.
En esta etapa, se destacan las esculturas de gran formato realizadas en piedra, como los kouroi (jóvenes atletas desnudos) y las korai (mujeres vestidas). Estas esculturas estaban dedicadas a divinidades y eran estatuas votivas.
También se encuentran estelas funerarias, decoradas con relieves. Los hombres aparecen caminando, mientras que las mujeres se representan sentadas, con objetos o una paloma.
En los tímpanos, se observa un mayor dinamismo en las figuras.
La etapa clásica se caracteriza por la búsqueda de la perfección plástica. El objetivo es plasmar la belleza ideal, aunque se mantiene un estilo naturalista. El cuerpo masculino desnudo se convierte en el protagonista principal.
El periodo helenístico se caracteriza por una mezcla de la tradición clásica, el orientalismo y una nueva concepción de la vida, basada en el goce de la vida.
Los escultores del periodo helenístico, en general, permanecen en el anonimato.
Atenas, en este periodo, muestra un alejamiento de los ideales clásicos de los siglos V y VI a.C.
El espíritu práctico del pueblo romano se refleja en sus obras arquitectónicas. La arquitectura romana se caracteriza por su grandiosidad, orden y permanencia, valores que reflejan la política romana.
La arquitectura romana es la expresión del poderío romano, lo que lleva a un afán de eternidad y colosalismo monumental.
La arquitectura romana fusiona los sistemas arquitrabados griegos, utilizando los órdenes griegos, con las soluciones en arco y bóveda de los etruscos.
La ciudad romana estaba rodeada por una muralla y su trazado urbano se establecía con cierta regularidad, siguiendo el modelo etrusco y helenístico hipodámico, en torno a las dos calles principales perpendiculares, el cardo y el decumanus.
Sigue el modelo etrusco, sobre un podium, con un único acceso porticado, pseudoperíptero, pero utiliza los órdenes griegos.
El altar está cercado por un muro ligeramente rectangular de unos 10 metros, realizado en mármol y decorado con relieves. En el exterior, se encuentran dos frisos: uno con decoración floral y minúsculos animalillos en la parte baja, y otro con una magnífica procesión, en la que aparece Augusto con su familia, en la parte superior.