Portada » Historia » La España Visigoda: Historia, Organización y Cultura
El final del Imperio romano se vio marcado por grandes movimientos migratorios de pueblos, en su mayor parte germánicos, conocidos como «bárbaros» por los romanos. Estas migraciones, a menudo realizadas con violencia, supusieron verdaderas invasiones que precipitaron el fin del Imperio. Iniciadas en el siglo III, tuvieron su momento cumbre en el siglo V.
Los suevos, vándalos y alanos fueron los primeros pueblos que penetraron en la península ibérica en el 411. Los tiempos que siguieron fueron muy confusos. Aunque Hispania siguió siendo nominalmente una provincia romana, los pueblos invasores se asentaron en diversas zonas de la península: los suevos en la Gallaecia, los vándalos en la Bética y los alanos dispersos por la Lusitania y la Cartaginensis.
El Imperio, débil, encargó a los visigodos, pueblo germánico asentado en el sur de Francia mediante un pacto con Roma, penetrar en la península y expulsar a los invasores. Así lo hicieron con alanos y vándalos.
Al caer el Imperio romano de Occidente, los visigodos establecieron su propio reino que se extendía por el sur de Francia (capital en Tolosa) y gran parte de Hispania. Finalmente, bajo el empuje de otro pueblo germánico, los francos, los visigodos terminaron por establecerse plenamente en la península ibérica. Tras una larga migración, los visigodos terminaron por establecerse totalmente en la península ibérica en el siglo VI, con capital en Toledo.
La organización política de los visigodos se sustentaba en el derecho germánico. La institución fundamental de gobierno era la Asamblea de los hombres libres, en la que residía el poder del reino, que era conferido a un rey (monarquía electiva). Los reyes visigodos intentaron modificar la organización germánica e incorporar el absolutismo romano a su gobierno. Pese a estos intentos, nunca lograron establecer una monarquía estable, con un poder real fuerte y basada en el derecho de herencia. La inestabilidad política consecuente fue clave para entender el derrumbamiento del reino visigodo en el 711 tras la invasión musulmana.
Los poderes del rey eran amplios: juez supremo, jefe del ejército, legislador, encargado de la guerra y de la paz… En la práctica, el rey gobernaba con la ayuda del Officium Palatinum, en el que intervenían dos órganos de gestión:
La debilidad de las ciudades y la disminución de las actividades artesanales originó que la economía visigoda fuera básicamente agrícola y ganadera, orientada a la subsistencia.
En la sociedad visigoda el grupo social privilegiado era la nobleza propietaria de tierras. La mayoría de la población eran campesinos encomendados a un señor que les daba protección. Esto fue el origen de la servidumbre.
Por último, la cultura visigoda presenta dos rasgos característicos:
Distinguimos diferentes tipos en las diversas fases de la reconquista:
En la repoblación del valle del Duero o de la plana de Vic (zonas casi desérticas). Los campesinos, a veces pero no siempre dirigidos por un noble o un clérigo, ocupan de forma libre la tierra. El rey sanciona posteriormente la legalidad de la propiedad. Esta repoblación genera una sociedad de campesinos libres basada en la pequeña propiedad. Estos campesinos se hallan comprometidos en la defensa militar de la tierra conquistada.
En los valles del Ebro y el Tajo. La repoblación se basa en la creación de concejos y ciudades con su alfoz, a las que se les dota de Fueros o Cartas Pueblas. Estos fueros otorgan libertades y privilegios a sus habitantes para atraer a la población a una zona peligrosa de frontera. La caballería villana queda encargada de la defensa y se configura como el grupo social hegemónico en los nuevos núcleos de población. Esta repoblación fue dirigida por el rey y configura una sociedad basada en la mediana propiedad.
La repoblación se basó en repartimientos a las grandes Órdenes Militares de Santiago, Calatrava, Alcántara y Montesa (Aragón). Esta repoblación creó una zona caracterizada por los grandes latifundios ganaderos jalonados de fortalezas para la defensa del territorio de frontera.
Los reyes otorgaron grandes territorios a los nobles y soldados que participaron en la conquista militar: donadíos (grandes latifundios en manos de la gran nobleza) o heredamientos (propiedades más pequeñas). El nuevo tipo de estructura agraria se basó en la gran propiedad.