Portada » Historia » La Cultura y la Política en la Argentina de los Años 60
Esta década fue una de las más importantes en cuanto a la revolución cultural. Durante esta época, hubo una gran expansión de empresas multinacionales, sobre todo de origen norteamericano (industrias automotrices, petroleras, supermercados), lo cual se combinó con el desarrollo del sector de servicios y de la clase media asalariada, que poseía una buena capacidad de consumo. Por tal motivo, en Argentina se produjo una internalización de las pautas culturales. Desde la decoración de una casa hasta la alimentación comenzó a tener similitudes con París o Nueva York. El ejemplo más importante fue la difusión del jean, que se convirtió en un pantalón usado por personas de todas las edades y clases sociales.
También se empezó a notar un problema importante: los jóvenes se identificaban más con la música y las costumbres de otros países que con las de su propio origen, aunque algunos jóvenes se integraron al movimiento de rock nacional y otros se sumaron a la militancia en partidos de izquierda.
Hubo un gran aumento en la matrícula universitaria, debido a que las empresas demandaban empleados con una mejor formación y especialización. También hubo una gran incorporación de las mujeres a las universidades. En poco tiempo, las universidades se convirtieron en uno de los principales focos de renovación cultural de la Argentina.
La televisión fue un instrumento de difusión de las nuevas pautas culturales. El principal canal de Argentina fue el 7, estatal, que se instaló en 1951. En la década del 60 se inauguraron el 9, el 11 y el 13.
La publicidad se profesionalizó y, a través de ella, se pudieron detectar los gustos y expectativas de los posibles consumidores. Se buscaba cómo promocionar los productos a un público determinado.
Augusto Vandor fue el jefe de la Unión Obrera Metalúrgica y representaba la culminación del proceso de burocratización comenzado en los años previos a la Ley de Asociaciones Profesionales y el distanciamiento entre el dirigente y las bases.
En 1963, Vandor se impuso como secretario general de la CGT. Ante esto, inició su plan de lucha contra el plan de estabilización impuesto durante el gobierno del presidente Guido, que había traído importantes efectos recesivos.
En 1964, durante el gobierno de Illia, también implementó otro plan de lucha, ya que este presidente dictó un decreto donde pretendía modificar la Ley de Asociaciones Profesionales, lo cual hizo que los sindicatos se pusieran en su contra.
Vandor pretendía convertir al movimiento sindical en la expresión política del peronismo, mientras que Perón intentaba conformar instituciones que respondían directamente a su autoridad, lo cual provocó un enfrentamiento entre ambos.
Ante esto, Vandor perdió el respaldo de Perón y muchos trabajadores dejaron de apoyarlo. Luego de varios enfrentamientos, Vandor se dio cuenta de que era imposible revalidar su posición políticamente con Perón.
Una última característica del vandorismo fue el control represivo que se implantó sobre el propio movimiento sindical, intimidando a posibles competidores y excluyendo a sectores que se opusieron a sus prácticas políticas y sindicales.
Retomó el camino de la Revolución Libertadora y anuló las elecciones en las que había triunfado el peronismo. En el terreno económico, retomó las banderas del liberalismo y tomó medidas que favorecieron al agro y golpearon con dureza a las industrias.
En este gobierno se formaron dos grupos en el interior del ejército: los azules, a favor del peronismo, y los colorados, del antiperonismo. Después de un conflicto armado entre ambos, ganaron los colorados.
Luego de un crecimiento del mercado, un considerado aumento de las exportaciones y una reducción de la deuda externa, anuló los contratos petroleros firmados por Frondizi, ganándose el rechazo de los inversionistas extranjeros. Intervino en el terreno económico y estableció límites al aumento de precios, generando la desconformidad de la Unión Industrial Argentina.
La relación con la CGT se complicó cuando quiso modificar la Ley de Asociaciones Profesionales para democratizar los sindicatos.
La prensa, que comenzó a desprestigiar al gobierno de Illia, acusado de lentitud e inestabilidad, y a la política partidista en general, allanó el camino para el golpe de Estado del 28 de junio de 1966.