Portada » Historia » La Crisis del Antiguo Régimen en España (1808-1833)
Ante la invasión francesa y la abdicación de Fernando VII, la Junta Central convocó Cortes generales en 1810 antes de ceder el poder a una Regencia de 5 miembros. Las elecciones se celebraron en medio de la guerra y, por ello, los diputados que no pudieron llegar fueron sustituidos por otros residentes en Cádiz. La Regencia entregó la autoridad a las Cortes Extraordinarias de todos los reinos y dominios de España, que abrieron sus sesiones en el Teatro de la Isla de León.
La mayoría de los diputados eran de capas medias urbanas: abogados, comerciantes, eclesiásticos y algunos aristócratas. Entre los diputados predominaban los que defendían las posiciones ilustradas o liberales, mientras que otros defendían las ideas absolutistas.
Las Cortes de Cádiz son importantes porque crean un nuevo orden político y jurídico: el liberal. Se elaboró la Constitución de 1812, que establecía la soberanía nacional, la división de poderes, el sufragio universal masculino, la libertad de imprenta y otros derechos individuales.
Tras su regreso a España, Fernando VII, apoyado por un grupo de diputados absolutistas que firmaron el Manifiesto de los Persas, derogó la Constitución de 1812 y las leyes de Cádiz. Se inició así el Sexenio Absolutista (1814-1820), caracterizado por la intolerancia y la represión por cuestiones ideológicas. Miles de liberales tuvieron que exiliarse. Esta vuelta al absolutismo fue posible también por el triunfo de las ideas absolutistas en el Congreso de Viena tras derrotar a Napoleón en Waterloo.
Rasgos principales del Sexenio Absolutista:
Uno de los pronunciamientos, el del teniente Rafael de Riego, que triunfó en Cabezas de San Juan (Sevilla) en 1820, dio inicio al Trienio Liberal.
Ante el triunfo del pronunciamiento de Riego, el rey juró la Constitución de 1812. Estos años fueron el primer ensayo de gobierno constitucional de la historia de España. Se intentó desarrollar los principios de la Constitución. Además, se aplicaron las leyes económicas y sociales de Cádiz, destacando la desamortización de algunas tierras eclesiásticas y la prohibición de la importación de cereales.
Problemas del Trienio Liberal:
Finalmente, la Santa Alianza envió a España un ejército que puso fin al Trienio Liberal en Cádiz, donde se había refugiado el gobierno liberal, y restauró a Fernando VII como rey absolutista.
Se iniciaba así la década absolutista que los liberales llamaron Década Ominosa. Se abolieron todo tipo de libertades políticas, muchos liberales tuvieron que exiliarse a Gran Bretaña y otros, como Riego, fueron ejecutados. La administración y el ejército fueron depurados de liberales, se restableció la Inquisición y el poder de la Iglesia, y las leyes del Trienio fueron derogadas.
La situación de la Hacienda y la economía eran muy graves. El absolutismo introdujo algunas reformas como restablecer el Consejo de Ministros y elaborar un presupuesto anual de gastos del Estado. Sin embargo, estas medidas no fueron apoyadas por un sector del absolutismo.
Siguieron los conflictos armados. Por una parte, los pronunciamientos de los liberales, como el de Torrijos en Málaga, que fue descubierto y fusilado con sus compañeros. O la persecución de ideas liberales como la ejecución de Mariana Pineda en Granada. Estos representaban la inspiración liberal que se extendía en los años del Romanticismo, coincidiendo con las revoluciones liberales de 1830. Por otro lado, la Guerra de los Agraviados en Cataluña, que fueron insurrecciones de campesinos y artesanos financiados por parte de la nobleza y el clero.
A partir de 1830 se plantea el problema de la sucesión a Fernando VII. Nace Isabel, que según la Ley Sálica no podía gobernar, pero Fernando, antes de morir, la cambia creando la Pragmática Sanción. Pero sectores absolutistas no aceptaron el testamento y reconocieron como rey a Carlos, hermano del rey, y fue así como comenzaron las Guerras Carlistas.
Independencia de hecho (1808-1814): Al venirse abajo el aparato administrativo e ideológico, España no podía resistir la escalada de los intereses secesionistas. Los criollos crearon juntas a imitación de las españolas, pero se negaron a aceptar la autoridad de la Junta Suprema Central. Los líderes José de San Martín y Simón Bolívar lideraron la independencia en Sudamérica. En México, el levantamiento lo protagonizaron Hidalgo y Morelos.
Contrarrevolución española (1814-1820): Finalizada la Guerra de la Independencia española, Fernando VII respondió con el envío de un ejército de 10.000 hombres que logró pacificar Granada y México, aunque se mostró impotente en el Virreinato del Río de la Plata: Paraguay y Argentina se consolidaron como naciones independientes.
Independencia de hecho y de derecho (1820-1825): San Martín atravesó los Andes, derrotó a los españoles en Chacabuco y propició la independencia de Chile. Bolívar, desde el norte, derrotó al ejército español en Boyacá y Carabobo. En México, el movimiento independentista fue liderado por Iturbide. Tras la derrota de Ayacucho y la independencia de Perú y Bolivia, se acaba la presencia española en la América continental.
España: Imperio reducido a Cuba, Puerto Rico y Filipinas. La pérdida de las colonias agravó los problemas económicos y fiscales de la monarquía española.
América: Se consiguió la independencia, que fue administrada por y para los criollos fundamentalmente. El dominio español fue sustituido por el de Gran Bretaña y Estados Unidos, donde triunfaba el lema «América para los americanos».