Portada » Historia » La Crisis del 98: Antecedentes, Desarrollo y Consecuencias
España se encuentra aislada por la pérdida de las últimas colonias en 1898, lo que la convierte en una potencia de segundo orden. Los conflictos coloniales radicalizaron el ambiente y la pérdida de Cuba, Puerto Rico y Filipinas provocó el desastre del 98. Inicio crisis restauración.
Finales del siglo XIX surgen los intereses opuestos de cubanos y españoles. Cuba carecía de derechos políticos y seguía gobernada por un capitán general. El interés de España era la caña de azúcar y tabaco. La burguesía de las islas reclamaba libertad para comerciar con EE. UU. Por estos motivos, se desató la primera guerra de Cuba (de los 10 años). Martínez Campos firmó la paz de Zanjón prometiendo reformas y el endurecimiento de la política proteccionista favorecieron la independencia y José Martí funda el Partido Revolucionario Cubano en 1893. Entre España y Cuba, aparece EE. UU., que había intentado comprar la isla porque favorece el control estratégico del Caribe. Las causas de la guerra se deben a la confrontación de la oligarquía española, la burguesía cubana y EE. UU.
José Martí promueve la rebelión de la parte oriental de la isla (Grito de Baire, 1895). Cánovas intenta recurrir a Martínez Campos como gobernador de la isla para negociar con la guerra. Al no conseguirlo, opta por el general Weyler, que dividió territorio para impedir que los rebeldes llegaran a La Habana y concentró a la población en poblados para evitar contacto. La tropa española no dominó la situación lo suficiente por guerra de guerrillas. Las enfermedades tropicales ocasionaron más muertos que los combates, lo que animó un desprestigio para la isla por 300 millones de dólares, pero España no aceptó. Muerto Cánovas, Sagasta da autonomía a la isla. A comienzos de 1898, el ejército español solo controla las principales costeras mientras se da el levantamiento de Filipinas. La burguesía reclamó la independencia liderada por José Rizal (que acabó siendo ejecutado) por la represión de García Polavieja. EE. UU. apoya a cubanos enviándoles armas y aprovechó el hundimiento del Maine para declarar la guerra a España. España estalló en una ola de patriotismo. Por la Paz de París (10 diciembre 1898), España reconoce independencia a Cuba, que pasará a estar bajo control de EE. UU. Puerto Rico, Filipinas y la isla de Guam son de EE. UU. a cambio de 20 millones.
En 1899, el Imperio Alemán ofreció 17 millones de marcos por el resto de las Marianas, las Palaos y las Carolinas. Supone la ruina definitiva para el Imperio Español.
El desastre tuvo las siguientes consecuencias: destrucción del mito del Imperio Español, España pasa a ser una potencia de segundo orden, es que se intentaría compensar con la entrada a Marruecos. Comienza la crisis de la Restauración que conducirá a la dictadura Primo de Rivera. Entre los militares creció el malestar al verse responsabilizados del desastre mientras que ellos culpaban a la corrupción política. Crecimiento del antimilitarismo porque el reclutamiento para la guerra podía evitarse pagando, por lo que a la guerra acudieron las clases desfavorecidas. Pérdidas económicas que fueron importantes, los ingresos de la exportación de azúcar, café o tabaco y perder el mercado colonial para las manufacturas españolas. La gran consecuencia fue moral e ideológica. Se trata de una crisis de conciencia nacional en la que se quiere acabar con el caciquismo y la corrupción. El líder del Partido Conservador, Silvela, publicó en El Tiempo un artículo titulado ‘Sin Pulso’.
El problema de España era múltiple: un problema socioeconómico, por la estructura de la propiedad y la poca industrialización del país; un problema político por la separación entre la España del sistema canovista y una España real que no tenía cabida en él; un problema regional tras el resurgimiento de los nacionalismos y regionalismos; un problema religioso cultural. Gran parte de la izquierda española culpó a la Iglesia de que España estuviera atrasada; un problema militar porque reaparece el militarismo en la vida política desde posiciones conservadoras.
El regeneracionismo como movimiento intelectual culpa a la Restauración de los problemas de España y defiende la necesidad de modernizar el país. Fue liderado por intelectuales como Joaquín Costa y la Institución Libre de Enseñanza que acogió a los profesores que abandonaron la universidad por falta de libertad catedra. El regeneracionismo quería sustituir el régimen de la Restauración por otro para favorecer a las clases medias y populares, mejorar la educación y del campo español. El lema de Joaquín Costa era ‘Escuela, despensa y cien llaves al sepulcro del Ad’. Desde el punto de vista literario, se formó la generación del 98 unidos por el dolor común por España y su decadencia. A este regeneracionismo intelectual le sucede el de los políticos, uno surgido dentro del mismo régimen (partidos dinásticos) y otro partido de la revolución desde abajo.
Partidos dinásticos: Silvela, Maura (conservadores) y Canalejas (liberal) son políticos regeneracionistas que intentan la revolución desde arriba, pero no realizan las reformas necesarias y fracasan. Nacionalismos: achacan al Estado liberal centralista los males de España. Los nacionalistas catalanes formarán parte de los gobiernos centrales. Republicanos: defienden la república como forma de gobierno para la modernización. Movimiento obrero: reclaman un nuevo sistema de gobierno acorde a los intereses de la clase trabajadora. Ejército: achaca a los políticos el desastre, al sistema parlamentario la culpa de los males y ven a las clases populares como una amenaza para el orden social.
La crisis del 98 continuará en la Semana Trágica de 1909, en la Triple Crisis del 1917 y en el Desastre de Annual (1921), desembocando en la dictadura de Primo de Rivera: la respuesta militar a la crisis.