Portada » Historia » La Crisis de la Restauración y el Ascenso de la Segunda República Española
El reinado de Alfonso XIII se caracterizó por su protagonismo político y por no solucionar los problemas del desastre del 98, como el turnismo fraudulento y el caciquismo, los nacionalismos, las tensiones obreras, la miseria y el atraso de España. Por eso, hasta 1912 los distintos gobiernos intentaron aplicar unas reformas regeneracionistas para adaptar el sistema de la Restauración a la nueva situación política, económica y social. Los conservadores y liberales siguieron con el turno de partidos tras la muerte de Cánovas y Sagasta.
Antonio Maura, nuevo líder del Partido Conservador, gobernó durante el “gobierno largo” (1907 y 1909). Emprendió un programa que pretendía mejorar las condiciones de vida de las clases desfavorecidas para evitar una revolución popular (“revolución desde arriba”). Incluye medidas de proteccionismo económico y de mejora de la situación de la agricultura. Se estableció el Instituto Nacional de Previsión para atender las demandas sociales y se regularon la Ley de Accidentes de Trabajo (1900), la Ley sobre Condiciones de Trabajo de Mujeres y Niños (1900) y la Ley de Descanso Dominical (1904). Se promulgaron la nueva Ley de Reforma Electoral (1907), que obligaba a votar y dificultaba el falseamiento, y la Ley de Huelga en 1909 para controlar este derecho.
Tras la Conferencia Internacional de Algeciras en 1906, Francia se quedó con el sur de Marruecos y España con el norte y la salida al Mediterráneo, estableciendo un régimen de protectorado que fomentaba el espíritu colonialista para explotar las minas y construir ferrocarriles. Sin embargo, algunos revolucionarios independentistas marroquíes atacaron a los trabajadores españoles. En consecuencia, el gobierno de Maura envió al ejército, por lo que se produjeron protestas y huelgas en Madrid y Barcelona clamando la injusticia del reclutamiento militar. En Barcelona se incrementan el antimilitarismo y el anticlericalismo, por lo que el sindicato anarquista Solidaridad Obrera y la UGT convocaron una huelga general que inicia la Semana Trágica de Barcelona (1909), durante la cual aumentó el paro, se extendieron las insurrecciones, y se declaró el estado de guerra. La Semana Trágica supuso centenares de muertos y heridos, edificios destruidos y la caída de Maura, que dimitió, lo que propició la alianza electoral de republicanos y socialistas.
José Canalejas se convirtió en líder del Partido Liberal y gobernó entre 1910 y 1912. Emprendió una política de regeneración democrática y el servicio militar se hizo obligatorio. Se eliminó el impuesto de los consumos y se aprobaron la “ley del candado”, que prohibía la creación de comunidades religiosas sin la autorización del gobierno, y la Ley de Mancomunidades, que permite el autogobierno. Tras su asesinato en 1912, se inicia una crisis de los partidos de los turnos con García Prieto y Romanones disputándose el liderazgo del Liberal, y Dato y Maura el del Conservador.
Sin embargo, existía oposición al sistema de la Restauración en los partidos antidinásticos:
Tras el desastre del 98 se fomentó el colonialismo en Marruecos que necesitaba muchas tropas y recursos materiales, lo que colaboró en el desprestigio del gobierno. El Convenio entre España y Francia de 1912 había convertido las zonas de influencia en Marruecos de ambos países en un Protectorado compartido. Tras la Conferencia Internacional de Algeciras en 1906, España se quedó con el norte de Marruecos y Francia con el sur. Los territorios españoles se consolidaron como protectorado en 1913 con capital en Tetuán. Tras la Primera Guerra Mundial, durante la cual se paralizaron las operaciones en África, se produjo el desastre de Annual en 1921. El general Silvestre llevó a sus tropas a una expedición lejos de Melilla (cadena del Rif), pero fueron cercados en Annual por los rifeños. Trataron de huir de vuelta a Melilla, pero fueron masacrados en la retirada y murieron muchos soldados. El Ejército se dividió en africanistas (partidarios de seguir la guerra en Marruecos) y peninsulares (que querían abandonar el conflicto).
Se inició así el Expediente Picasso para investigar las responsabilidades y negligencias del desastre de Annual que increpaban al rey, por lo que aumentó la desconfianza de los militares hacia los políticos y se creó un ambiente de rebeldía contra el Parlamento. Antes de emitir el dictamen del expediente, Primo de Rivera dio un golpe de Estado, estableció una dictadura militar y nunca se emitió el resultado del expediente.
España se declaró neutral durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918) pero la opinión pública se dividió en aliadófilos y germanófilos. Se produjo una expansión económica debido a que España abastecía a los países en guerra, por lo que se estimuló la producción, pero se produjo una grave inflación. Los precios subieron, pero no los salarios, por lo que empeoraron las condiciones de vida y se agravó la situación social, provocando protestas, revueltas y huelgas organizadas por la UGT y la CNT. Al terminar la guerra muchas empresas y fábricas cerraron y el paro aumentó considerablemente.
En la crisis de 1917 se sucedieron tres movimientos: militar, burgués y obrero.
La crisis de 1917 quebrantó el sistema de la Restauración, lo que creó gran inestabilidad política. El turnismo ya no se sostenía, así que se formaron gobiernos de concentración, pero no se consigue la estabilidad.
El andalucismo toma importancia con Blas Infante, que defendía Andalucía como nación. En la Asamblea de Ronda de 1918 se establecen las bases del andalucismo y la bandera verdiblanca. En el trienio bolchevique (1918-1921) aumentaron la tensión social y la agitación campesina por las malas condiciones de vida, la miseria de los jornaleros y la influencia de la Revolución Rusa. Los conflictos fueron dirigidos por la CNT y la UGT, se ocuparon fincas y se declaró el estado de guerra. A partir de la victoria de la revolución bolchevique y naciendo así el primer Estado comunista, Rusia se convertía en el referente del movimiento obrero y se incrementa el temor a una revolución social.
En Cataluña surge la guerra social conocida como pistolerismo (1919-1923). La CNT, que había crecido enormemente como una corriente anarcosindicalista, organizó una huelga general en la que controlaba la prensa y el gobierno concedió la jornada laboral de ocho horas, pero intervino el Ejército. Se produjeron múltiples asesinatos entre las bandas y se aprobó la “ley de fugas” para poder matar a los detenidos.
El 13 de septiembre de 1923, Miguel Primo de Rivera dio un golpe de Estado estableciendo una dictadura militar en acuerdo con Alfonso XIII. Sus objetivos eran acabar con el sistema parlamentario, el separatismo, la conflictividad social y el problema de Marruecos. Sus principales apoyos fueron el rey Alfonso XII, un amplio sector del ejército y los empresarios catalanes. La única oposición al golpe eran los anarquistas y comunistas, que convocaron manifestaciones y huelgas y fueron perseguidos.
Primo de Rivera estableció un directorio militar (1923-1925) compuesto sólo por miembros del Ejército. Se suspendieron la Constitución de 1876 y las garantías constitucionales; se disolvieron las Cortes, los Ayuntamientos y las Diputaciones, que fueron sustituidos por gobernadores militares; se prohibió la actividad de los partidos y se estableció una fuerte censura. Debido a la situación de conflictividad social en Barcelona, Primo de Rivera reprimió el catalanismo, disolvió la Mancomunidad de Cataluña, prohibió su himno, su bandera y la lengua catalana en actos oficiales, aunque contó con el apoyo del catalanismo moderado de la Liga Regionalista de Cambó. También, se resolvió el problema de Marruecos en 1925 tras la victoria en Alhucemas contra el ataque de Abd-el-Krim, en la que se combinaron españoles y franceses.
Primo de Rivera decidió incluir civiles en el gobierno, formando así un directorio civil (1925-1930) de carácter más técnico que intentaba institucionalizar la dictadura. En 1924 se creó la Unión Patriótica, que aportaba el personal político para la dictadura, y se ilegalizó al PCE y a la CNT. Se convocó en 1927 una Asamblea Nacional Consultiva compuesta por representantes del Estado, de la Unión Patriótica y de las distintas provincias con el objetivo de preparar y presentar una legislación general y completa que debía ser sometida aprobación. También se inició un anteproyecto de Constitución en 1929, pero fracasó. La política socio-laboral de Primo de Rivera tenía una concepción paternalista con influencia fascista, lo que suponía la intervención del Estado en la mayoría de los campos sociales. En 1926 se creó la Organización Corporativa Nacional para regular el mundo laboral, que se basaba en comités paritarios que debían solucionar los conflictos entre ellos o con la intervención del Estado.
Durante la dictadura de Primo de Rivera se produjo un gran desarrollo económico y se mejoraron infraestructuras como carreteras, ferrocarriles y embalses. Se mantuvo el proteccionismo en la economía y el nacionalismo económico conllevó a la concesión de monopolios a empresas españolas como CAMPSA. Los grandes bancos continuaron su expansión, aunque la crisis mundial afectó también a España y en 1929 se inicia la Gran Depresión.
Con el paso de los años, la dictadura fue generando oposición popular, militar e intelectual. Por ejemplo, en 1926 hubo un intento de pronunciamiento militar (“la sanjuanada”) y se promovían las campañas antidictatoriales. Se refuerza el republicanismo y se forman la Alianza Republicana (Lerroux, Azaña…) y la Derecha Liberal Republicana de Niceto Alcalá Zamora. Aunque en un principio el PSOE, dirigido por Julián Besteiro, apoyaba la dictadura, finalmente se enfrentarán al régimen hasta que Primo de Rivera renuncia y se exilia en 1930.
Tras su dimisión, Alfonso XIII encarga a Dámaso Berenguer la formación de un nuevo gobierno, pero contaba con una gran oposición política, sumado al desprestigio del rey por apoyar la Dictadura. Los partidos republicanos firmaron el Pacto de San Sebastián en 1930 por el que se comprometían a acabar con la monarquía y a formar gobierno para una futura república. El Comité Revolucionario fue creado por Niceto Alcalá Zamora, que organizará dos movimientos insurreccionales en diciembre de 1930 en Jaca y el aeródromo de Cuatro Vientos. Ambos fracasaron y la mayor parte del Comité es encarcelada. Berenguer promete la convocatoria a elecciones generales pero la negativa de los partidos le hace dimitir en 1931. Ante esta situación, Alfonso XIII nombra al almirante Aznar presidente de un gobierno monárquico.
Finalmente, se celebraron elecciones municipales en abril a las que republicanos y socialistas acudieron en coalición. Tras su victoria, numerosos municipios proclamaron la república por su cuenta hasta que Alfonso XIII se exilia y el Comité Revolucionario se constituye en el gobierno provisional de la proclamada Segunda República Española (1931-1936).