Portada » Historia » La Constitución de 1978 y la Transición Democrática Española: Claves y Contexto
Conforme a la propuesta de examen, he elegido la opción B, cuyo título es “La Constitución de 1978 en la transición española a la democracia”. Para realizar dicha composición se nos facilitan dos documentos: el primero es… El segundo documento es una tabla estadística con los resultados electorales de 1977, que ganó la UCD con Suárez al frente.
El contenido de ambos documentos nos sitúa en los inicios de la Transición Democrática (1975-1978), denominada como el proceso de desmantelamiento de la dictadura que culminó con el establecimiento de un régimen democrático.
Para entender los acontecimientos acaecidos en nuestro país, debemos tener en cuenta que desde 1939 hasta el 20 de noviembre de 1975, España vive inmersa en una Dictadura, en la que destacarán dos etapas: una de autarquía y autoabastecimiento de 1939-1959, y otra de apertura y desarrollismo de 1959 a 1975. Franco instauró un gobierno antiliberal, antidemocrático y antiparlamentario, eliminó la soberanía nacional, la constitución e implantó la represión y la censura, especialmente a la oposición política. Aunque el franquismo vivió una etapa de apertura, ésta mantuvo intactos los principios del movimiento y las Leyes Fundamentales hasta la muerte del dictador. A partir de 1975, el recién proclamado Rey de España iniciará una etapa histórica de gran trascendencia que nos conducirá hasta la democracia.
Una vez fallecido el dictador, dos días más tarde se hizo efectiva la designación de Juan Carlos I como jefe del Estado, a título de Rey. Arias Navarro fue confirmado como presidente del gobierno y procedió a la formación de un nuevo gobierno. En él entraron Torcuato Fernández Miranda, situado en la presidencia de las Cortes y el Consejo del Reino, Manuel Fraga, José Mª Areilza, Antonio Garrigues y Adolfo Suárez, ministro-secretario general del movimiento. Este nuevo gobierno propuso algunas reformas limitadas, pero dentro de los cauces del movimiento. Muy pronto el gobierno se mostró incapaz de llevar a cabo cualquier reforma democrática.
En esta situación, fue la oposición democrática la que tomó la iniciativa política al impulsar movilizaciones político-democráticas. El primer organismo de la oposición con implantación en toda España fue la Junta Democrática, cuyo núcleo dirigente era el Partido Comunista de España. En 1975 también se había formado, alrededor del PSOE, un organismo, la Plataforma de Convergencia Democrática. Esta oposición se unificó en 1976 en Coordinación Democrática, cuyo programa reivindicaba amnistía general para los presos, la legalización de partidos y sindicatos, la defensa de libertades y la celebración de elecciones libres. Junto a la oposición política, las movilizaciones populares (huelgas y manifestaciones) encabezadas por las fuerzas políticas antifranquistas tuvieron una doble vertiente, laboral y política, y reivindicaron las libertades, la amnistía y la autonomía del pueblo español.
En el verano de 1976 se redactaría una reforma del Código Penal que permitió una primera amnistía para delitos políticos. Los conflictos laborales eran también, en esa época, de contenido político. Así se evidenció en algunas huelgas generales en Cataluña, en el País Vasco y en Madrid. Especialmente graves fueron los sucesos derivados de la huelga general de Vitoria, con un saldo de cinco muertos. Otro caso grave de incidentes públicos fueron los sucesos de Montejurra (Navarra), donde se enfrentaron carlistas progresistas y reaccionarios, que se saldó con dos muertos a manos de la ultraderecha.
Ante la situación del país, una parte de los herederos del franquismo, los llamados inmovilistas (Bunker), no aceptaban otra opción que la represión policial, pero otro sector del franquismo, los llamados reformistas, con el apoyo de la propia monarquía, se esforzaron por eliminar del gobierno a los inmovilistas. En junio de 1976, Arias Navarro se vio obligado a dimitir, en buena parte forzado por el propio monarca. Fue sustituido por un joven político, Adolfo Suárez, éste inició un nuevo estilo de hacer política, que le llevó a tener contactos con la oposición democrática (Felipe González y Santiago Carrillo). Además, incorporó a su gobierno a Gutiérrez Mellado, que jugó un papel importante en las Fuerzas Armadas.
Suárez propuso un audaz proyecto llamado la Ley de Reforma Política (LRP), ideado por Fernández Miranda y aprobada en 1976 por las propias Cortes franquistas. Era un texto corto, que proclamaba la democracia como organización política propia del Estado español y reclamaba la soberanía popular. El texto preveía la transformación de las Cortes franquistas en un Congreso de los Diputados y un Senado elegidos por sufragio universal, y representaba el inicio del desmantelamiento del franquismo.
Desde principios de 1977 hubo una progresiva legalización de partidos políticos y sindicatos obreros, y se procedió a desmantelar las organizaciones franquistas. Todo ello provocó acciones de violencia ultra por parte de los franquistas, como los asesinatos de 5 miembros de un despacho de abogados laboralistas en el barrio madrileño de Atocha, vinculado a CCOO y PCE. Mientras, la actividad terrorista de grupos como el GRAPO o ETA hizo aumentar la tensión política.