Portada » Filosofía » La coherencia entre los principios del conocimiento, los instrumentos del conocimiento y el resultado de conocimiento del proceso de conocimiento
Platón nacíó en Atenas, Magna Grecia, donde conocíó las comunidades pitagóricas y asesoró a algunos gobernantes, a los que intento convencer para que pusieran en práctica sus ideales políticos. Hacia el 380 a.C fundo la Academia.
Situación política de Atenas
Los sofistas
Sócrates
Algunos diálogos son más dramáticos; otros, más narrativos o expositivos.
El mismo inventa nuevos mitos para expresar simbólicamente lo que racionalmente le resulta difícil de explicar:
La distinción entre lo material y lo inmaterial
La preexistencia de las almas
La incorporación del alma
El Bien como modelo
Las funciones espirituales
Alma y cuerpo no forman una unidad substancial, sino que forman una uníón accidental. Su unidad es funcional: ya que el alma habita en el cuerpo y se une a él como el barquero a su barca. El alma no es una realidad fantasmal y enigmática, a modo de espíritu inaccesible e inefable. El alma tiene una composición triple con funciones diferenciadas:
El recurso de las creencias míticas en Platón ha llevado a reafirmar que este defendía la existencia de dos mundos: el mundo de las ideas y el mundo real.
Platón creía en la preexistencia de las almas. Sus referencias de la preexistencia de las ideas no son más que un modo simbólico de expresar que las ideas son de la misma naturaleza que el alma.
El mundo de las ideas, no está fuera de este mundo, porque es nuestra propia alma- entendimiento.
7.
El alma-entendimiento es un ámbito estructurado según dos perspectivas: una ética y otra
lógica.
Platón propone que la idea de Bien en sus primeros diálogos. La idea del Bien “es la causa de todas las cosas rectas y bellas, que en el ámbito inteligible es señora y productora de la verdad y de la inteligencia”. El Bien se erige así en principio originario de la verdad y de los bienes sensibles. El Bien es garantía para obrar con sabiduría tanto “en lo privado como en lo público”.
Platón propone en los diálogos una estructura lógica del alma, mediante la que explica cómo se aplican las ideas universales a las cosas singulares. Este ensamblaje entre las ideas y las cosas no lo soluciona Platón recurriendo a la explicación de que las cosas son imitaciones y participaciones de las ideas. En estos últimos diálogos propone una estructura que actúa mediante la combinación.
Los Géneros Supremos son algo similar a las ideas matrices del entendimiento. Su aplicación constituye a la llamada dialéctica descendente.
Platón se preocupó por la cosmología y la divinidad en su dialogo Timeo, hay que considerar lo siguiente:
Platón es el primero que establece la necesidad de un primer principio que, desde fuera de las cosas, sea responsable de ellas.
El demiurgo ha obrado de acuerdo a un fin: configurar el mejor mundo posible.
La educación es una exigencia de la propia naturaleza del ser humano. Esto quiere decir que, sin educación, nadie puede llegar a vivir con plenitud humana. Es lo que Platón expone a través del diálogo llamado alegoría de la caverna.
En la alegoría de la caverna, Platón expone cómo la situación de nuestra naturaleza en el mundo es similar a la que padecen quienes, atados desde la niñez de espaldas a la entrada de una caverna, no ven más que las sombras de quienes pasan por delante de su entrada, proyectadas sobre su fondo por un foco luminoso exterior.
Platón coincide con los sofistas en que todo ser humano, debe ser elevado de la situación natural en la que nace hasta un orden más elevado.
En definitiva, de la educación surge todo el orden cultural y la vida comunitaria. Sin educación, la vida queda reducida a las vivencias primitivas y sin horizontes, ya que es imposible organizar una vida social y política.
Platón propone en varios diálogos una auténtica programación educativa y científica, que debía impartirse durante más de treinta años, esa programación abarca:
En algunos diálogos, Platón critica las artes y la escritura. Dirige su crítica a la forma en que ambas pueden ser erróneamente interpretadas. La escritura, por su parte, puede favorecer el olvido. Platón pretende que no se conceda validez objetiva a lo que solo es representación ficticia. Y para que eso no suceda, está la educación.
Los griegos dieron nombre de virtud a la excelencia en cualquier orden de actividad. La virtud no es un acto aislado, sino un hábito permanente. Las virtudes antropológicas son excelencias del alma, es decir, hábitos que impulsan a actuar y obrar con la mayor perfección posible.
dolor.
Se puede afirmar que toda filosofía tiene una preocupación: trabajar para que los mejores gobiernen. Para ello propone una serie de exigencias concretas.
Para Platón, el ideal sería la monarquía aristocrática, en la que el mando correspondería al más sabio, más prudente y más honrado. La democracia es buena si no degenera en anarquía.