Portada » Historia » La CNT en la república
El 14 de Abril de 1931, el Comité Revolucionario proclamó la República. Se formó un Gobierno Provisional en el que participaron miembros de la Derecha Liberal, del centrista Partido Radical, de los partidos republicanos de izquierda, del PSOE, un republicano gallego y un republicano catalán.
Fuera de la coalición gubernamental quedaban la derecha monárquica, los nacionalistas vascos y el obrerismo más radical.
El Gobierno Provisional, convocó elecciones a Cortes Constituyentes para el día 28 de Junio de 1931, y decidíó emprender algunas reformas consideradas de extrema urgencia:
• La reforma militar (Azaña). Se exigíó el juramento de fidelidad a la República a los militares, se cerró la Academia General Militar y se suprimieron los ascensos por méritos de guerra.
• Reforma educativa (Marcelino Domingo). Se suprimíó la obligatoriedad de enseñanza de la religión, se crearon nuevas plazas de maestros, se inició un programa de construcción de escuelas.
• Reformas laborales en el campo (Largo Caballero) a favor de los jornaleros y en contra de los terratenientes. Unos decretos establecieron la jornada laboral de ocho horas, el establecimiento de salarios mínimos y los Jurados Mixtos.
• Inició negociaciones con catalanes y vascos para la aprobación de Estatutos de Autonomía.
Desde los primeros días de la República, el ambiente social adquiríó una tensión preocupante. Se desencadenaron huelgas en diferentes ciudades. Las medidas en el campo no contentaron a los sindicatos agrarios revolucionarios y se produjo la ocupación de tierras con el apoyo de la CNT y la UGT.
Los decretos provocaron oposición entre jefes y oficiales del ejército, a la creciente animadversión de los empresarios y propietarios agrícolas y a la oposición de parte de la Iglesia católica, los sectores más reaccionarios de la jerarquía eclesiástica, encabezados por el Cardenal Segura, manifestaron abiertamente su oposición al nuevo régimen. La situación desembocó en Mayo en la quema de conventos, y las clases propietarias, hicieron de la defensa de la religión una eficaz arma de propaganda antirrepublicana.
Entre Diciembre de 1931 y Septiembre de 1933, Manuel Azaña presidíó un gobierno, integrado mayoritariamente por republicanos y socialistas, que impulsó un programa de ampliación y profundización de las reformas iniciadas durante el Gobierno Provisional.
Largo Caballero, continuó con las reformas laborales y sociales.
La reforma de la enseñanza continuó un programa de construcciones escolares.
El Gobierno adoptó un modelo basado en la escuela única, pública, obligatoria y gratuita, y establecíó la enseñanza mixta. La eliminación de la religión católica como asignatura y la prohibición del ejercicio de la enseñanza a las congregaciones religiosas provocaron el rechazo frontal de la derecha y de la Iglesia. Continuó la reforma militar iniciada por Azaña. Se suprimieron los tribunales de honor. También se derogó la Ley de Jurisdicciones y el presupuesto militar fue recortado.
La reforma agraria (1932) fue el proyecto de mayor envergadura emprendido por la República. Con esta reforma se trataba de asentar a los campesinos en las tierras que, por estar mal explotadas o sin cultivar, se consideraban causa principal de la miseria campesina.
Se creó el Instituto de Reforma Agraria (IRA) para hacer el inventario de tierras expropiables y con un presupuesto anual para indemnizar a los propietarios expropiados, pero su aplicación fue un fracaso. Se tardó casi un año en completar el registro de propiedades y en organizar el IRA, y además el escaso presupuesto apenas permitía expropiar fincas. El resultado fue irritar a un campesino cada vez más decepcionado del Gobierno de izquierdas y en paro creciente. Se inició la reforma del Estado centralista: en 1932 fue aprobado el Estatuto de Autonomía para Cataluña. En el País Vasco, nacionalistas del PNV y carlistas aprobaron, en Junio de 1931 un proyecto de estatuto que tenía un carácter partidista y tradicionalista, pero este proyecto fue rechazado.
La tensión política desembocó el 10 de Agosto de 1932 en el intento de Golpe de Estado del general Sanjurjo, pero el golpe fracasó. La derecha se reorganizó. Los católicos lo hicieron en la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA). Los monárquicos fundaron Renovación Española, bajo la dirección de José Calvo Sotelo. Grupúsculos de corte nacionalsocialista y fascista crearon las JONS (Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista), unidas más adelante a Falange Española, partido fundado en 1933 por José Antonio Primo de Rivera.
La CNT fomentó la conflictividad laboral y la insurrección campesina, y la UGT, se desplazó hacia posiciones radicales.
Las huelgas, las insurrecciones y las ocupaciones de tierra fueron en aumento progresivo. La represión solía ser muy cruenta, como en el caso de Casas Viejas.