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El texto que vamos a comentar pertenece al tercer y último acto de la obra “La casa de Bernarda Alba”. Esta es una obra de teatro escrita por Federico García Lorca, poeta y dramaturgo español, es uno de los más conocidos del Siglo XX. Nacíó en Granada en 1989 en el seno de una familia de clase media, culta y con grandes intereses artísticos, así por ejemplo la madre de García Lorca le inculcó la afición por el piano que hizo que más tarde el poeta crearía una cercanía entre la poesía, el teatro y la música, al igual que ocurríó con otros autores de la generación del 27. Sin embargo, decidíó estudiar Filosofía y Letras junto con Derecho. Años más tarde, se trasladó a Madrid y se instaló en la Residencia de Estudiantes. Allí, pudo convivir y conocer a otros autores e intelectuales de las diferentes ramas artísticas como son Dalí en pintura o Buñuel en cine. Diez años más tarde, viajó a Nueva York y Cuba junto con otros compañeros e intelectuales granadinos. Dos años más tarde, fundó junto con otros artistas el grupo teatral universitario La Barraca, el cual dirigíó durante un largo periodo de tiempo. El objetivo con el que se fundó este grupo teatral es la difusión de los clásicos españoles por toda la sociedad. Finalmente, volvíó a Granada en 1936, el mismo año del estallido de la Guerra Civil española, donde fue fusilado por las idas políticas liberales que defendía.
Como dramaturgo, la evolución de la obra del poeta granadino muestra un proceso de depuración formal y de contenidos que le lleva a un concepto renovador del arte escénico. Desde “Mariana Pineda” hasta “La Casa de Bernarda Alba”, Federico García Lorca experimentó diversos modos de escritura dramática: vanguardista en “Así que pasen cinco años”, “La Zapatera prodigiosa” o “El Romancero gitano”; trágica en “Bodas de sangre” o “Yerma” y esencialmente dramática en “La casa de Bernarda Alba”.
Federico García Lorca pertenecíó a la generación del 27 que estaba constituida entre otros por Vicente Aleixandre, Luis Cernuda, Pedro Salinas o Dámaso Alonso. Todos estos autores mezclaban lo tradicional junto con las Vanguardias, aunque aparentemente son movimientos opuestos. Granada fue la ciudad que impregnó a García Lorca el sentido y el ritmo de la poesía tradicional, canciones y romances, las leyendas y sucesos populares, formas poéticas del pueblo, esencialmente orales que, posteriormente, sabría adaptar de modo admirable a su obra personal de autor. Por otra parte buscaban el arte por medio de la poesía, buscando la belleza en todos los aspectos, e intentan equilibrar la intelectualidad con la tradición española. Los temas más destacados de este movimiento son el amor y el erotismo, buscando el alejamiento con lo sentimental. Destaca la antirreligiosidad junto con la experimentación con la métrica. En la obra de García Lorca también destaca el Surrealismo, buscando la imagen de lo onírico, liberando su imaginación impulsado por su espíritu rebelde tanto en lo político como en lo literario. Además, Federica García Lorca, junto con Valle-Inclán, el máximo representante de la renovación el teatro español en el Siglo XX, que se caracterizaba por obras sociales y didácticas, el enfrentamiento del deseo y la realidad opresiva como tema básico. La muerte trágica de los personajes es fruto de su enfrentamiento influenciado por los mitos clásicos griegos que busca la poetización de la vida cotidiana. Por otra parte, la obra de “La Casa de Bernarda Alba” supuso una innovación, pues se trataba de un teatro solo de mujeres, “drama de mujeres”. Lorca, en esta obra, estiliza y depura el lenguaje y la realidad, tratando pasiones humanas y universales: celos, odio, autoritarismo, erotismo.
Si recordamos, este “drama de mujeres” nos representa la situación que se genera en la casa de Bernarda Alba tras el fallecimiento de su segundo marido. El largo luto impuesto a sus cinco hijas, ocho años, genera sensaciones de asfixia y angustia ya que supone perder su libertad. Angustias, la hija mayor, nacida de otro matrimonio, ha acordado su boda con Pepe el Romano que fue atraído por el dinero heredado de su padre, pese a que este tienen relaciones ocultas con Adela, la más joven de las hermanas. Igualmente Martirio se siente enamorada de él. El conflicto surge cuando Martirio y Adela se encuentran en el patio después de que esta última se haya encontrado con Pepe el Romano en el corral. Acto seguido discuten por él y llegan incluso a luchar. La tragedia se desencadena con la irrupción de Bernarda, que ya no puede negar la evidencia. Adela confirma su amor por pepe ante todas y se rebela ante su madre. Bernarda, en un arrebato de locura, dispara contra Pepe el Romano, que se halla fuera de la casa. Adela, que lo cree muerto y se suicida. Su madre, con el objetivo de guardar las apariencias, ordena que se la prepare como si fuera virgen y así ocultar lo sucedido.
Este fragmento, en concreto, narra la escena final. En ella, Martirio descubre a Adela y Pepe en el corral y comienzan una discusión. Bernarda, llamada por Martirio, acude al lugar y, al enterarse de la relación que manténían Adela y Pepe, dispara. Martirio hace creer a Adela que Pepe está muerto por lo que esta decide acabar con su vida y Bernarda intentando mantener el honor decide enterrarla como una mujer virgen.
El personaje principal es Adela, la más pequeña de la casa, 20 años, y además la más guapa. Este personaje encarna la pasión, el amor, la juventud y la rebeldía; esto se refleja en su relación con Pepe ya que desobedece todas las normas impuestas en su familia. Además, la pasión y el amor que Adela siente por Pepe, hace que se vean a escondidas todas las noches en el corral de la casa. Por otra parte, su rebeldía también se refleja cuando rompe el bastón de Bernarda. Finalmente, cuando se descubre su relación esta decide cometer el mayor acto de rebelión, se suicidó.
Por otra parte, Martirio, enferma de amor, termina reconociendo sus sentimientos, si bien contempla a Adela no como una hermana sino como una mujer rival, que le ha arrebatado a la persona que ama. Es una mujer envidiosa, malvada y amargada ya que es capaz de renunciar a Pepe siempre y cuando sus hermanas tampoco puedan estar con él. Pese a su capacidad de sufrir, por eso el autor decide ponerle este nombre, está frustrada por la imposibilidad de que Pepe el Romano la ame. Además, estaba amargada por la prohibición de su madre a casarse con un antiguo pretendiente por eso decide impedir la felicidad de todos ya que ella no lo es ni lo podrá ser.
Bernarda Alba, de 60 años, es una mujer autoritaria, dominante, soberbia, orgullosa, altiva y tirana que obliga a mantener el luto de su marido durante ocho largos años. Controla las vidas de sus hijas ya que impide que Martirio se casa o que ninguna salga de la casa. Fiel a su ideal conservador, asume que la mujer ha de estar sometida al hombre. Su excesiva preocupación por la honra familiar le impide mostrar públicamente sus sentimientos: las lágrimas cuando estés sola.
Otros personajes que intervienen son la Poncia, la más antigua de las criadas de Bernarda; Angustias, 29 años, es la hija mayor, fea, prometida con Pepe el Romano, que la quiere solo por su dinero, a pesar de que no sea una gran cantidad; ya que en realidad queda con Adela, la pequeña y la más hermosa. Magdalena, es la hermana de Adela, aunque apenas tiene peso en este fragmento y se nos muestran escasamente matizados.
Asimismo, Pepe el Romano es otra de las piezas significativas en la obra. Pese no aparecer nunca en escena, está implícitamente presente. Mantiene una relación interesada con Angustias, pues esconde hipócritamente el interés por el dinero. Sin duda, es un elemento generador de conflicto. Es concebido por todas las hijas como elemento liberador del mundo cerrado de Bernarda.
En cuanto al espacio en el transcurre el fragmento, es la casa familiar de estilo andaluz, ya que las hermanas deben permanecer dentro de la vivienda por el luto impuesto por Bernarda Alba, su madre. Sin embargo, la acción del fragmento transcurre en el patio interior de la casa, concretamente, en el corral. Este sitio es quizás, el más importante ya que allí Adela siente libertad y puede ser feliz con Pepe sin ningún tipo de problema o impedimento.
En cuanto al tiempo, no se aporta ningún dato significativo, por lo que podemos afirmar que se trata de un tiempo indefinido. Sin embargo, podemos señalar que la obra transcurre en un periodo corto de tiempo, aunque no podemos especificar en cuanto exactamente, puede ser un día, un año, un mes o varias semanas.
La obra dramática lorquiana se caracteriza por su carácter experimental como por un constante proceso de búsqueda de la palabra poética. Para ello, evita los acontecimientos secundarios que desvíen la atención sobre los temas fundamentales que desea dramatizar. Por este motivo, compone un argumento diáfano y claro con una escena austera, pero rotunda.
A diferencia de otras obras dramáticas utiliza un lenguaje más realista (“clávame el cuchillo si es tu gusto”). Con la intención de dotar al texto de una mayor sencillez, elimina los elementos no literarios (el canto y la música), carácterísticos en obras anteriores como Yerma o Bodas de sangre. García Lorca pretende mostrarnos un conflicto apasionado entre la autoridad, encarnada por Bernarda Alba, y la libertad, encarnada por Adela, en una ambientación rural desde una perspectiva realista y, por ellos, pretende reducir a su esencia los elementos escénicos y dramáticos. En consecuencia, el lenguaje poético como rasgo estilístico propio de obras anteriores desaparece, aunque no del todo. Su estilo sencillo y realista, desnudo en ocasiones, conlleva el uso de frases cortas y tajantes, que producen una sensación de brusquedad.
Pero a la sencillez formal incorpora recursos estilísticos como símil “que el pecho se me rompa como una Granada de amargura” ya que compara el dolor que tiene por la pérdida de Pepe con la explosión de una Granada; una hipérbole en “tengo el corazón lleno de una fuerza tan mala, que sin quererlo yo, a mí misma me ahoga” es una clara exageración del odio que ella siente; una personificación “la muerte hay que mirarla cara a cara” la muerte es un ser irreal por eso se puede afirmar que no se puede mirar a la muerte, se aplica una cualidad humana a un ser inexistente o una metáfora “¡nos hundiremos todas en un mar de luto!” ya que con esta frase hace referencia al largo periodo de tiempo que tienen que mantener el luto.
A ello hemos de sumarle la selección de palabras con un elevado valor connotativo y simbólico: “¡Mira es enaguas llenas de paja de trigo!”; “Pepe, irás corriendo vivo por lo oscuro de las alamedas, pero otro día caerás”; “Él me lleva a los juncos de la orilla”.
Así, por ejemplo, el fuego y el calor simbolizan el poder del deseo sexual: “quemándome con sus dedos de lumbre”. Martirio todavía siente ese calor, de hecho, roba el retrato de Pepe el Romano. Las otras hermanas, Amelía y Magdalena, ya lo han perdido. También puede simbolizar el infierno en el que se encuentran las hijas, como sucede en la intervención final de Bernarda. Además, García Lorca otorga un nombre a cada personaje conforme a su carácter, por ejemplo Martirio, su nombre hace referencia a su carácter, hace sufrir a sus hermanas, sobre todo a Adela haciéndola creer que Pepe había muerto. Además, Bernarda significa fuerza de oso, que coincide con su carácter dominante y autoritario. Por otra parte, el mar es el símbolo de la libertad en esta obra, se muestra de modo incompatible con Bernarda, que encarna la dominación: “¡nos hundiremos todas en un mar de luto!”.
Del mismo modo, Lorca explora con maestría la expresiva de las formas orales a través de oraciones de modalidad exhortativa y exclamativa: “¡silencio, silencio he dicho! ¡Silencio!” en este sentido, conocido el carácter autoritario de Bernarda, el empleo de los imperativos finales coba una especial importancia, ya que tiene la función de restituir el orden perdido: “¡descolgarla! ¡Mi hija ha muerto virgen! Llevadla a su cuarto y vestirla como si fuera doncella…”
Las acotaciones transmiten una información escénica muy precisa en las que predomina los indicaciones sobre movimientos de personajes (“sujetándola, con la cabeza sobre la pared…”), tonos de voz requeridos (“en voz baja”) y sonidos (“suena un disparo”, “se oye como un golpe”). Asimismo, existen apartes que son elementos genéricos en este tipo de obra literaria, que destacan por ser cortos.
Por otro lado, se repite en muchas ocasiones la palabra hermana o hermanas («como hermana no te miro»… «a querer a las hermanas»… «las hermanas se echan hacia atrás»), la palabra mujer («yo soy su mujer», «una mujer no sabe apuntar») y el verbo ahogar («la que tenga que ahogarse que se ahogue», «a mí misma me ahoga»).
El teatro de Lorca, como el de otros miembros de la Generación del 27 se caracteriza por depurar el teatro poético, incorporar las tendencias vanguardistas, y por el deseo de acercar el teatro al pueblo.
El texto analizado nos muestra las tensiones que produce un conflicto amoroso en el seno de una familia situada en el ambiente rural.