Portada » Magisterio » La Autorregulación de la Comunicación
Los medios de comunicación tienen cada día más influencia en nuestra sociedad. Por ello, sus consecuencias pueden ser muy positivas, aunque un mal uso puede beneficiar a unos pero perjudicar a otros. Hay que tener en cuenta que los medios de comunicación fomentan la autonomía a través de la información y ejercen un papel de control de la democracia (watch dog). Por otra parte, los medios son empresas, y como tales, se mueven por intereses, buscan un beneficio económico y pueden acumular un gran poder.
En las últimas décadas parece que la vertiente empresarial ha adquirido una posición de dominación sobre los medios de comunicación. Así, se espera que los medios de comunicación se desregulen y sea la lógica del mercado la que establezca las pautas de los medios. Esta visión ha tomado fuerza en los últimos años por la consolidación de grandes inversiones y grandes grupos multimedia, cuyo objetivo es la rentabilidad económica. Sin embargo, la desregulación no es positiva porque dificulta la exigencia de responsabilidades a los grandes medios.
Esta carencia de regulación en los medios de comunicación no podría resolverse a través del Estado ni del derecho. Las leyes no pueden contemplar la infinidad de casos y circunstancias. El derecho solo tiene la capacidad de establecer unos mínimos, que todos deben respetar y cumplir, para garantizar y proteger una serie de derechos básicos. Por otra parte, el concepto de libertad de expresión requiere independencia del poder público, por lo que el Estado nunca debería interceder en su regulación.
La tarea de la autorregulación es cubrir la distancia entre el mínimo regulador del derecho y el ideal ético exigible, a través de una serie de mecanismos de autorregulación (iniciativas, acuerdos, organismos…). Todos ellos comparten dos rasgos comunes:
De esta manera, la autorregulación hace que el ajuste normativo pase del Estado o del mercado a la sociedad civil y su regulación ética, facilitando la exigencia de responsabilidades a los medios.
Los mecanismos de autorregulación desempeñan unas funciones:
Es importante diferenciar la autorregulación de otros conceptos con los que se puede confundir.
La autorregulación tampoco se trata de imponer unos contenidos morales concretos. Las pautas éticas de la autorregulación descansan en los presupuestos compartidos de una ética pública, así como en los criterios y exigencias propios de la comunicación. Por último, la autorregulación no tiene como objetivo proteger la libertad de los empresarios de la comunicación, sino los valores y los bienes internos de la comunicación. Las claves hay que buscarlas en el proceso social de la comunicación.
La actualidad de la autorregulación en España no ha dejado de crecer en los últimos años, se han incrementado las discusiones sobre estos temas y han surgido investigaciones sociológicas sobre la profesión. Destaca el empeoramiento del marco sociolaboral del periodismo, cuya solución pasa por la unidad y organización de los profesionales. Necesidad de dotar de efectividad y presencia real a dichas pautas éticas, una necesidad de autorregulación.
El debate académico sobre la autorregulación ha ido en aumento en los últimos años, a pesar de que no alcanza los niveles que se debería esperar. Estas contribuciones consisten en aproximaciones a diferentes mecanismos y formas de autorregulación. Todas reconocen la importancia de la autorregulación, pero algunas de ellas matizan y consideran importantes otras formas de regulación como la ética o el derecho. Como actor regulador del periodismo destaca Escobar Roca, quien considera que en el ámbito del periodismo están en juego derechos fundamentales de las personas y bienes colectivos. Escobar no ve problema en el refuerzo de la exigibilidad jurídica de los deberes complementarios que implica un mayor protagonismo del derecho, ya que permite evitar la distorsión de la comunicación social.
Una de las críticas más comunes a la autorregulación es su falta de eficacia. Por ello, la tendencia general sobre la autorregulación ha ido variando. En un primer momento la opinión general era contraria a la regulación del Estado o del derecho. Sin embargo, años después se apostó por ceder una mayor atención al marco profesional y se elaboró una Propuesta de Estatuto Profesional del Periodista con el objetivo de que se convirtiese en una futura ley reguladora. Este cambio de tendencia puede estar motivado por el deterioro laboral, profesional y ético del periodismo.
Para poder hacer juicios sobre la eficacia de la autorregulación hay que tener en cuenta varios factores.
Con estos tres factores podremos hacer un análisis correcto de la eficacia de la autorregulación. Sin embargo, es importante aclarar que la autorregulación no puede acabar con los problemas de la comunicación social. Sin embargo, sí que puede ser efectiva para contribuir de manera significativa a la mejor labor de los medios.
Los diferentes puntos de vista sobre la autorregulación han abierto: la corregulación. Se trata de una mezcla de la regulación del Estado y de la autorregulación, con mecanismos de iniciativa pública pero independientes y no politizados, en manos de agentes de la sociedad civil, quienes serían los responsables de la toma de decisiones y sus actividades. Esta nueva posibilidad reúne las ventajas del carácter público (eficacia de su carácter y dimensión pública, fondos económicos, capacidad sancionadora…) y evita sus desventajas. Por otra parte, contaría con ventajas de la autorregulación como la independencia de la política y el estar en manos de la sociedad civil. La corregulación estaría en un ámbito intermedio y podría alcanzar en unos casos un rango cuasi jurídico y en otros permanecer en las recomendaciones de carácter ético. La aproximación a esta posibilidad puede darse tanto desde la regulación del Estado como desde la autorregulación, hasta alcanzar el punto intermedio. La corregulación debe entenderse como una combinación de regulación y autorregulación, aunque la segunda es la que requiere un mayor desarrollo. Además, la corregulación siempre podría terminar deslizándose nuevamente hacia la regulación.