Portada » Derecho » La Autodefensa y los Derechos del Imputado en el Proceso Penal
Concepto: La autodefensa en el proceso penal moderno se refiere al conjunto de derechos que la ley concede al investigado o encausado para que pueda enfrentarse a los cargos en su contra. El investigado no es un mero objeto del proceso penal, sino un sujeto con derechos y titular del derecho a la libertad. Su participación en el proceso debe entenderse como el ejercicio de su derecho a la defensa. En caso de duda, se debe optar por priorizar este derecho fundamental.
Fundamento: El investigado o encausado es quien mejor conoce los hechos, por lo que su declaración es esencial para descubrir la verdad. Sin embargo, su declaración debe rodearse de una serie de garantías. Cuando el imputado es sometido a cualquier declaración, esta debe interpretarse como una oportunidad para defenderse, y no como un medio para obtener su confesión. Esto no implica que no pueda confesar, pero su confesión debe hacerse con todas las garantías y puede servir para dictar sentencia condenatoria.
El artículo 406 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal (LECrim) establece que la confesión no exime al Juez de Instrucción de practicar las diligencias necesarias para conocer la verdad. La confesión no es la prueba reina del proceso penal, y el juez debe verificar su verosimilitud. La confesión debe realizarse en condiciones de plena libertad de conciencia y autodeterminación, tanto en la voluntad de declarar como en el contenido de la declaración.
En resumen, la autodefensa y los derechos del imputado son fundamentales en el proceso penal moderno. Estos derechos garantizan que el investigado pueda defenderse adecuadamente de los cargos en su contra y que su participación en el proceso sea justa y equitativa. La ley establece una serie de garantías para proteger estos derechos, desde el momento de la declaración hasta el juicio, asegurando que el proceso penal respete los principios de justicia y equidad.