Portada » Filosofía » Karl Marx: Conceptos Fundamentales del Materialismo Histórico
Para Marx, el trabajo es la unidad de medida del valor de los bienes o productos y la actividad por la que el hombre transforma la realidad para satisfacer sus necesidades físicas. Marx diferencia entre fuerza de trabajo y trabajo. La primera es la mera capacidad de un obrero, mientras que la segunda está asociada a un bien convertido por el capitalista en mercancía.
En la sociedad capitalista, el obrero, al no poseer los medios de producción, se ve obligado a vender su fuerza de trabajo (conjunto de condiciones físicas y espirituales que se dan en el ser humano y que éste pone en acción al producir bienes de cualquier clase) obteniendo como valor de cambio un salario que nunca es proporcional al valor que adquiere en el mercado el bien producido. Por tanto, el trabajo se convierte en una necesidad del obrero para poder subsistir, siendo explotado. Así, las relaciones de producción que se crean son de necesidad, ya que el capitalista necesita al obrero para producir más capital y el obrero necesita el trabajo para obtener el dinero con el que adquirir los bienes de primera necesidad.
Marx añade que el trabajo es el único capaz de producir un nuevo valor al producto o materia prima, es decir, que el aumento de utilidad que genera el trabajo de un objeto añade valor al bien primero, con lo que aumenta o se crea un nuevo valor, reflejándose en el valor de cambio que adquiere el producto en el mercado.
Es la situación de deshumanización que crea el capitalismo al convertir el trabajo, y por tanto al obrero, en mercancía con su consiguiente valor de cambio. A pesar de ser criticada la filosofía marxista por su falta de reflexión ética o moral, con este concepto consigue dar contenido ético a su filosofía. La alienación es un concepto ligado a la ideología, que considera que es la causa de que no seamos capaces de ver las realidades tal y como son.
Así, las personas en la sociedad capitalista están alienadas a los patrones existentes de las relaciones de producción: obrero o proletario-capitalista. Ambos están alienados, así como toda la superestructura, para que siga manteniéndose como se encuentra. Para Marx hay varios tipos de alienación:
Para acabar con esta alienación es necesario que la sociedad rompa con estos patrones, viendo la realidad tal y como es, mediante una revolución.
La superestructura es la esfera que contiene los aspectos sociales como la política, la cultura o la religión. Estos ámbitos están directamente relacionados con la infraestructura (base material de la sociedad que determina la estructura social y el desarrollo y cambio social), es decir, con todo lo que se refiere a la situación económica.
En la superestructura (conjunto de los fenómenos jurídico-políticos e ideológicos y las instituciones que los representan: el Estado, el derecho, la ideología…) se toman decisiones sobre los aspectos sociales ya nombrados, que tienen en cuenta la infraestructura, pero no pueden cambiarla por sí sola. Por el contrario, los cambios que se producen en la infraestructura sí modifican directamente la superestructura.
Por ello, Marx crea una nueva forma de hacer filosofía: la filosofía de la praxis (acción). Que, a diferencia de los filósofos anteriores que se limitaban a analizar la realidad, ésta nueva filosofía propone un análisis y el consiguiente cambio. Al considerar la economía como base de las sociedades y de sus cambios, considera que la historia ha de mirarse de otra forma, por lo que llega a la conclusión de que la historia no es lineal, sino que reproduce un esquema en espiral en el que los sucesos siguen una estructura de tesis, antítesis y síntesis o nueva tesis.
Viendo la base de los problemas, los conflictos entre clases sociales en las que se dividen todas las sociedades: dominantes y dominadas. Para que toda la historia continúe siendo como es, posee una gran importancia la alienación y la ideología. Por ello, las relaciones de producción, consideradas parte de la infraestructura, tienen su repercusión en la superestructura, en los aspectos políticos, sociales e incluso en la religión. Por todo esto, la infraestructura-superestructura es el concepto central de la filosofía marxista.
La plusvalía es el beneficio que obtiene el capitalista con la venta de mercancías producidas por el trabajador. La fuerza del obrero produce mercancías, y es una mercancía a su vez porque se cambia por dinero.
La plusvalía es el origen de la ganancia del capitalista y de la explotación del trabajador, pues, por el procedimiento desde que el capitalista compra la fuerza de trabajo del obrero, le paga a éste su salario, hasta que el capitalista vende esas mercancías a un precio mucho mayor que el salario que ha pagado al obrero por producirlas, el capitalista puede enriquecerse cada vez más, mientras que el obrero siempre vivirá con lo justo. El dinero que entra en el bolsillo del obrero es salario, y el salario es moneda impotente, moneda con la que el proletario no puede más que sobrevivir para seguir trabajando; en cambio, el dinero que entra en el bolsillo del capitalista es capital, y el capital es moneda potente, moneda que se multiplica con la que el capitalista puede hacer mucho más que sobrevivir. Por eso el proletario está explotado.
Marx distingue entre valor de uso, que es el valor que un objeto tiene para satisfacer una necesidad, y el valor de cambio, que es el valor que un objeto tiene en el mercado.
La propuesta del marxismo es la desaparición de la plusvalía, es la idea de que el valor del objeto producido por el productor vuelva a éste; sea porque los beneficios se reparten directamente entre todos los obreros, como ocurre en el socialismo, bien sea porque el Estado los restituye indirectamente al productor en la forma de otros bienes de los que puede disfrutar, como es el caso de la interpretación más estatalista.
El capital es el dinero susceptible de multiplicarse, es la base del sistema capitalista cuya riqueza se mide en cantidad de dinero. El capital sirve para conseguir maquinaria y materias primas, por una parte, y por otra, la fuerza de trabajo. Se puede distinguir entre capital variable y capital constante. Una vez que se tengan ambos capitales, el capitalista está preparado para organizar la producción de un determinado bien.
El capital es un tipo diferente del salario. El salario es el dinero que recibe un proletario por el esfuerzo de su trabajo; el capital es el dinero que recibe el capitalista con la venta de los productos creados por los proletarios, por lo que gana una mayor cantidad de dinero que el salario, al que llamamos plusvalía. Por tanto, al ganar esta mayor cantidad de dinero podemos decir que posee moneda potente, siendo el del proletario moneda impotente, pues solo le llega para la supervivencia.
El capitalismo es un sistema económico cuya riqueza se basa en el dinero, y al que le interesan, por tanto, las cosas y el trabajo en la medida que producen dinero. El dinero, no el hombre, es su finalidad. El dinero y el trabajo no son medios para el capitalismo de que viva el hombre, sino que el hombre y su trabajo son medios para el capitalismo de producir dinero. El hombre no es un sujeto que maneja el dinero como un instrumento, sino al revés, es el dinero un sujeto que maneja al hombre convertido en un instrumento.
El valor de un bien está determinado por la cantidad de trabajo socialmente necesario para producirlo. Que un objeto tiene valor de uso significa que sirve, que nos es útil para satisfacer una necesidad. Que un objeto tiene valor de cambio significa que equivale a dinero, su valor de cambio es su precio. El valor de cambio depende de dos variables: la fuerza humana empleada para producirlo y el tiempo de trabajo que requiere su producción.
Un objeto puede ser útil sin ser valor. Así ocurre cuando la utilidad que ese objeto encierra para el hombre no se debe al trabajo. Por otra parte, ningún objeto inútil puede ser valor. Si es útil también lo será el trabajo que encierra; no contará como trabajo ni representará, por tanto, valor.
En términos cuantitativos, el valor de un bien se descompone en valor de las materias primas usadas, valor del modo en que las maquinarias se desgastan en su producción, valor de la fuerza de trabajo usada (salario) y la plusvalía (beneficio del capitalista) generada por la fuerza de trabajo. Si bien el valor de cambio es la expresión formal del valor, no siempre ambos tienen la misma magnitud.
El capitalismo privilegia el valor de cambio de los objetos frente a su valor de uso, lo cual tiene las siguientes consecuencias: