Portada » Filosofía » Kant: Idealismo Trascendental, Razón Pura y Ética del Deber
Según Kant, solo se puede conocer si el sujeto posee unas condiciones previas a la experiencia que hacen posible percibir. Kant opone el idealismo material a su idealismo trascendental.
¿Existe el conocimiento? Kant afirma que sí y que se origina a partir de la experiencia. Para responder a esta cuestión, utiliza la razón y concluye que existen dos modos de conocimiento contrarios:
Expresamos nuestros conocimientos mediante juicios, que validan o rechazan la relación entre un sujeto y un predicado, resultando en afirmaciones y negaciones finales.
Estudia las sensaciones y la posibilidad de los juicios sintéticos a priori en las matemáticas, con el fin de aumentar el conocimiento sin recurrir a la experiencia. Cuando nos encontramos con un objeto, nuestra capacidad receptiva (sensibilidad) lo capta a través de la intuición sensible, produciéndose una sensación.
La sensibilidad percibe los objetos ordenados en un espacio (base de la geometría) y un tiempo (base de la aritmética) determinados. Estas formas (espacio y tiempo) se encuentran en el sujeto antes de cualquier experiencia. Sin el espacio y el tiempo no podríamos conocer; son objetivos en el sentido de que son condiciones necesarias para todos los sujetos, pero pertenecen al sujeto (son intuiciones puras o formas a priori de la sensibilidad).
Estudia el entendimiento y cómo son posibles los juicios sintéticos a priori en la física. El entendimiento es la facultad espontánea de producir conceptos y la facultad de juzgar, es decir, de conocer. Conocemos cuando unificamos bajo conceptos la diversidad dada en la intuición sensible espacio-temporal.
La sensibilidad nos permite relacionarnos con un objeto y nos proporciona intuiciones; el entendimiento nos proporciona conceptos. Las intuiciones deben ser pensadas a través de conceptos, y los conceptos deben remitir a una intuición para tener contenido.
Las categorías son las formas a priori del entendimiento. La función esencial del entendimiento es formular juicios; por lo tanto, habrá tantas maneras de unificar mediante conceptos puros (categorías) como formas posibles de juicio existan. Kant recurrió a la lógica tradicional y encontró que los juicios pueden clasificarse según:
De ahí se establecen 12 categorías, como unidad, pluralidad, totalidad, realidad, negación, limitación, sustancia, causa, comunidad, posibilidad, existencia y necesidad. La derivación de los conceptos puros a partir de la clasificación lógica de los juicios se llama deducción metafísica. Kant argumenta que estos conceptos puros son necesarios para la experiencia.
Conclusión: Son posibles los juicios sintéticos a priori en la física porque los conceptos puros (categorías) que utiliza la física no se basan en la experiencia (son a priori), pero han de verificarse y aplicarse en ella. Uno de los principios fundamentales en los que se basa la física es el principio de causalidad, basado en la categoría de causa.
Estudia el papel de la razón en el conocimiento, sus estructuras racionales (Ideas) y si es posible la metafísica como ciencia. Se considera una «crítica de la razón pura» en su uso ilegítimo, es decir, una lógica de la ilusión.
Kant critica tanto al racionalismo (que pretendía obtener información de las cosas en sí, o noúmeno, a partir de la razón misma, incurriendo en ilusiones) como al empirismo (que reduce todo conocimiento a la sensación, olvidando las estructuras a priori del sujeto). El error de la metafísica tradicional residía en sostener posiciones dogmáticas (racionalistas o empiristas) sin una crítica previa de la capacidad de la razón.
La metafísica tradicional pretendía ser una ciencia que iba más allá de la física (experiencia) con el objetivo de averiguar las razones últimas de la realidad y alcanzar el conocimiento absoluto. Sus objetos principales eran:
La experiencia externa nos lleva a formar la idea de Mundo, con la que buscamos una unidad y explicación total que siempre excede la experiencia posible.
La existencia de Dios (DIOS): La teología racional intentaba demostrar la existencia de Dios mediante pruebas como la prueba cosmológica, ontológica y físico-teleológica. Kant critica estas pruebas mostrando que hacen un uso ilegítimo de las categorías más allá de la experiencia. La concepción de Dios es una Idea de la razón, un ideal de la razón pura, que busca la condición incondicionada de toda la realidad, pero no puede ser demostrada teóricamente.
Kant concluye que la metafísica no es una ciencia verdadera en el mismo sentido que la física o las matemáticas, ya que sus objetos (Alma, Mundo, Dios) trascienden la experiencia posible y, por tanto, no admite pruebas empíricas ni juicios sintéticos a priori constitutivos de conocimiento. Sin embargo, las Ideas de la razón tienen un uso regulador (no constitutivo): orientan al entendimiento en su investigación, impulsándolo a buscar una mayor unidad y sistematicidad, como si provinieran de una inteligencia suprema. Son un modelo en nuestro conocer y expresan la aspiración humana hacia lo incondicionado.
Kant es un filósofo deontológico: sostiene que las acciones son correctas o incorrectas en sí mismas, con independencia de sus consecuencias, ya que estas no se pueden predecir con certeza. Critica las éticas anteriores por ser éticas materiales.
En la «Fundamentación de la metafísica de las costumbres», diferencia la ética material de su ética formal. Las éticas materiales tienen dos elementos:
Kant rechazó las éticas materiales porque:
La ética kantiana es formal, a priori, categórica y autónoma. Se basa en la buena voluntad, que es aquella que actúa por deber, no por inclinación. Es la voluntad que ama el cumplimiento del deber o ley moral. Hace lo que debe porque es su deber.
Tipos de actos según su relación con el deber:
La ley moral se expresa mediante imperativos:
Kant ofrece varias formulaciones del único imperativo categórico, que expresan sus diferentes facetas:
Son proposiciones teóricas no demostrables pero que debemos suponer (postular) para que la moralidad tenga sentido. Son exigencias de la razón práctica:
Estos postulados no son objetos de conocimiento científico, sino de una fe racional.
El pensamiento político de Kant está marcado por la Ilustración y sus ideales de libertad, igualdad y valoración del individuo. En obras como «Idea de una historia universal con propósito cosmopolita» y «Hacia la paz perpetua», estudia si la historia tiene algún sentido y si es posible lograr el bien moral colectivo.
Defiende el progreso humano hacia un Estado cosmopolita (una federación mundial de estados republicanos) donde se desarrollen plenamente las capacidades humanas, especialmente la libertad y la moralidad. Cree en la existencia de una Providencia o un plan oculto de la naturaleza que guía a la humanidad, incluso a través de sus conflictos y antagonismos («insociable sociabilidad»), hacia este fin último.
Aunque reconoce la existencia de fuerzas irracionales y la inclinación humana hacia el mal (el «mal radical») que dificultan el progreso social, Kant mantenía la esperanza en dicho progreso. El objetivo es construir una sociedad justa sobre ciudadanos que cumplan la ley moral. Sin embargo, dado que todo ser humano tiene una inclinación hacia el mal (anteponer el interés propio al deber), Kant sugiere que solo con la ayuda de Dios (como ideal moral) podrá triunfar en la tierra la sociedad perfecta o «reino de los fines».
Kant busca demostrar la racionalidad de la fe religiosa en obras como «La religión dentro de los límites de la mera razón», cuestión también tratada en sus obras éticas. Sostiene que si examinamos los dogmas en que se vierte la fe religiosa, veremos que todos ellos son expresión de la razón práctica (moral).
El primer dogma, la existencia de Dios, no es demostrable teóricamente, pero hemos de suponerlo (postularlo), pues nuestra moralidad lo exige como garantía de la unión final entre virtud y felicidad.
La filosofía de la religión de Kant llega a dos conclusiones principales: