Portada » Filosofía » Kant: Ética Formal, Filosofía de la Historia y Paz Perpetua
Kant distingue dos funciones de la razón:
La moral kantiana responde a la pregunta: ¿Qué debo hacer? y busca principios éticos universales y racionales, no basados en la experiencia ni en deseos individuales.
Las éticas materiales (como las de Epicuro o Aristóteles) se basan en un «bien supremo» y en normas que nos ayudan a alcanzarlo. Kant las rechaza por tres razones:
Frente a las éticas materiales, Kant propone una ética formal, sin contenido concreto, basada solo en la forma que debe tener una acción para ser moral.
La moral no depende de las consecuencias de una acción, sino del deber. Kant distingue tres tipos de acciones:
Las normas morales deben expresarse en imperativos categóricos, es decir, principios universales y absolutos, sin condiciones.
«Obra solo según una máxima tal que puedas querer al mismo tiempo que se torne en ley universal.»
«Obra de tal modo que uses la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro, siempre como un fin y nunca meramente como un medio.»
Kant tenía una visión muy particular de la historia y de cómo los humanos avanzan hacia un futuro mejor. Para entenderlo, primero hay que ver cómo se ha entendido la historia a lo largo del tiempo:
Los griegos y otras culturas antiguas veían la historia como algo cíclico, es decir, que los acontecimientos se repetían una y otra vez sin un progreso real.
El cristianismo, en cambio, introdujo la idea de una historia lineal, con un inicio (la creación), eventos clave (como la llegada de Jesús) y un final (el juicio final). San Agustín, en La ciudad de Dios, explicó la historia desde esta perspectiva.
Kant, en su obra Idea de una historia universal con propósito cosmopolita (1784), intentó darle un sentido racional y general a la historia. Según él:
Kant no da una teoría completa sobre el sentido de la historia, pero sí propone algunos principios que ayudan a comprenderla mejor.
Kant creía que la humanidad podía llegar a un estado de paz duradero si seguía ciertos principios. En su obra Hacia la paz perpetua, plantea tres condiciones fundamentales:
Aunque Kant veía las monarquías como una forma de gobierno útil en su época, su ideal estaba más cerca de la democracia moderna.
Sensibilidad: Definición del propio autor, según la cual “la capacidad (receptividad) de recibir representaciones, al ser afectados por los objetos, se llama sensibilidad”. La sensibilidad por tanto es receptividad pero cuenta también con dos estructuras a priori en las que “encajar” el caos de impresiones que recibe. Se trata del espacio y el tiempo, que Kant llama formas a priori de la sensibilidad.
Entendimiento: Es la espontaneidad del conocimiento, su capacidad de producir representaciones. El entendimiento se encarga de pensar el fenómeno, aplicándole una serie de categorías, que son constitutivas de nuestro modo de conocimiento. El entendimiento, por tanto, va analizando el fenómeno tratando de aplicar alguna de sus categorías al mismo, aspirando a la comprensión. Kant no le da más importancia al entendimiento que a la sensibilidad. Ambos deben colaborar para que se pueda dar el conocimiento.
Razón: Tercera facultad de conocimiento, que se encarga de relacionar los juicios entre sí, buscando nuevos juicios más abstractos, con más capacidad comprensiva. La tarea de la razón es descubrir nuevo conocimiento combinando entre sí los juicios creados por el entendimiento. En este proceso, se crearán nuevos conceptos que estarán justificados siempre que se puedan referir a objetos de conocimiento, es decir, fenómenos pensados por el entendimiento la razón crea argumentos, teorías e ideas que no pueden contrastarse con la realidad y por tanto carecen de validez.
A priori: Anterior a la experiencia. Los juicios a priori son aquellos que se pueden formular antes de conocer el objeto del que se habla. El conocimiento a priori es propio de la lógica y las matemáticas. Precisamente la tesis fuerte de Kant es que existe conocimiento a priori relacionado con la experiencia, y formulado en lo que Kant llama juicios sintéticos a priori. Estos juicios previos a la experiencia son posibles porque el sujeto de conocimiento somete la experiencia particular a sus estructuras innatas y universales de conocimiento lo cual permite generalizar esa experiencia y elaborar una ley.
A posteriori: Posterior a la experiencia. El conocimiento basado en la experiencia se formula en juicios sintéticos a posteriori. Es decir, gracias al conocimiento a posteriori podemos saber y describir cómo son las cosas aquí y ahora. El conocimiento a posteriori, cuando no está organizado o sistematizado por alguna idea, es el propio de la vida cotidiana, por lo que resulta esencial para el ser humano, aunque carece de validez científica.
Categoría: Es la herramienta principal que utiliza el entendimiento para pensar el fenómeno. Serían conceptos puros, vacíos de contenido y que necesitamos para comprender la naturaleza. Kant ofrece un listado de las que serían las 12 categorías del entendimiento:
Fenómeno: Conjunto de impresiones sensibles situadas en las formas a priori de la sensibilidad, es decir, en el espacio y el tiempo. El fenómeno es el resultado de la interacción entre la sensibilidad y la naturaleza y es el punto de partida sobre el que empieza a trabajar el entendimiento. El fenómeno es condición de posibilidad del conocimiento: gracias a la intervención del entendimiento y la razón podemos ir más allá del fenómeno.
Noúmeno: Es la cosa en sí. Del noúmeno no se puede conocer absolutamente nada, pues todo nuestro conocimiento está mediatizado por la sensibilidad, el entendimiento y la razón. El noúmeno es condición de posibilidad del fenómeno: sería el ser de la realidad sin verse afectado por nuestro modo de conocer. Tiene que existir para que haya fenómeno, pero en la medida que conocer es ya afectar la realidad, ajustarla a nuestra forma de conocer, el noúmeno quedará siempre inaccesible para el ser humano.
Imperativo categórico: Es una regla práctica por medio de la cual la razón expresa un deber. En la ética de Kant se distinguen de las máximas, que serían principios subjetivos de acción. Así el imperativo pretende para sí una cierta carga de universalidad y racionalidad que no tiene por qué estar presente en las máximas. Sobre el imperativo, leemos en la CrPr: un imperativo es “una regla designada por un «deber hacerse» que expresa el apremio objetivo de la acción y denota que, si la razón determinase por completo a la voluntad, la acción tendría lugar inexorablemente conforme a esa regla. Los imperativos, por lo tanto, tienen una validez objetiva, y son totalmente distintos de las máximas o principios subjetivos. El imperativo categórico es aquel imperativo que se caracteriza por su necesidad, universalidad y racionalidad. El deber que expresa el imperativo categórico es incondicionado: no importa cuáles sean las visiones del bien o las condiciones de vida de cada cual. Si somos racionales, hemos de aceptar la validez de este imperativo. El imperativo categórico no vale de un modo condicional, es decir, no está supeditado a un modelo de felicidad o vida buena.
Autonomía: Es uno de los rasgos distintivos de la ética de Kant, y consiste en la capacidad del sujeto de darse normas a sí mismo, conforme a la razón que se pone en juego en esta actividad. La autonomía va ligada así a la racionalidad y termina convertida en la clave de la ética de Kant: pretende ser una de las primeras éticas autónomas de la historia, frente a los planteamientos heterónomos que le precedieron. Las éticas materiales nos proporcionan un conjunto de deberes supeditados a una concepción de la felicidad. La ética forma de Kant es una ética de la autonomía y en este sentido representa una invitación permanente a que sea el propio sujeto en el ejercicio de su racionalidad, el que determina qué debe hacer en cada circunstancia. Así, la autonomía dará el salto de la ética a la filosofía de la historia: la célebre definición kantiana de la Ilustración como “salida del hombre de su autoculpable minoría de edad” señala la autonomía como el valor ilustrado por excelencia.