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El sistema político de la Restauración 1.1. Un nuevo sistema político Los grupos conservadores recibieron con satisfacción la restauración de los Borbones porque esperaban que la nueva monarquía devolviera la estabilidad política. Cánovas pretendía un nuevo modelo político que superase los problemas del liberalismo. Para conseguir su propósito, se propuso dos objetivos: elaborar una constitución, un sistema político basado en el bipartidismo y pacificar el país poniendo fin a la guerra de Cuba y al conflicto carlista.
La primera medida política de importancia fue la convocatoria de elecciones para unas Cortes Constituyentes, pues la Constitución de 1869, había quedado sin efecto tras la proclamación de la Republica. LaConstitución de 1876 La constitución elaborada de 1876 es una clara muestra del liberalismo doctrinario. Se trataba de una constitución de carácter conservador e inspirada en los valores históricos de la monarquía, la religión y la propiedad. La constitución consideraba a la monarquía una institución superior, al margen de cualquier decisión política. Constituía un poder moderador que debía ejercer como árbitro en la vida política. Por ello, se establecía la soberanía compartida y se concedían amplios poderes al monarca: derecho de veto, nombramiento de ministros y poder de convocar las Cortes, suspenderlas o disolverlas sin contar con el gobierno. Las Cortes estaban formadas por el Senado y el Congreso de los Diputados. En 1890, se aprobó el sufragio universal masculino. En el Senado, la mitad de los senadores lo eran por derecho propio, lo que daba opción al rey y al gobierno a nombrar directamente a los senadores. La constitución proclamaba la confesionalidad católica del Estado. En consecuencia, se restableció el presupuesto del culto y clero para financiar a la Iglesia. El nuevo texto constitucional contaba con una declaración de derechos. 1.2. El fin de los conflictos bélicos La estabilidad del régimen se vio favorecida por el fin de las guerras carlista y cubana. La intervención del ejército al mando de Martínez Campos forzó finalmente la rendición de los carlistas en Cataluña, Aragón y Valencia. El conflicto duró unos meses más en el País Vasco y Navarra, hasta su total rendición en 1876. En febrero de ese mismo año, Carlos VII cruzó la frontera francesa hacia el exilio y la guerra se dio por finalizada en todo el territorio. La consecuencia inmediata de la derrota carlista fue la eliminacion del régimen foral. Los territorios vascos quedaron sujetos al pago de impuestos y al servicio militar, comunes a todo el Estado. En 1878, se concertó un cierto grado de autonomía fiscal a las provincias vascas. El final de la guerra carlistapermitió acabar más facilmente la insurrección cubana (Guerra de los 10 años), si frimo la paz de Zanjón. En ella se incluía una amplia amnistía, la abolición de la esclavitud y la promesa de reformas políticas y administrativas. El retraso o incumplimiento de estas reformas ocasionaría el inicio de un nuevo conflicto (Guerra Chiquita) 2. La vida política y la alternancia en el poder 2.1. Lospartidos dinásticos Cánovas había sido el principal dirigente del partido Alfonsino que había defendido la restauración monárquica. Lo transformó en el partido liberal-conservador, que aglutinaba a los conservadores y que acabó llamándose simplemente partido conservador. El proyecto de Cánovas requería otro partido mas progresista, la llamada izquierda dinástica y él mismo propuso a Sagasta su formación. De un acuerdo entre progresistas, unionistas y algunos republicanos nació el partido liberal. Conservadores y liberales coincidían ideológicamente en lo fundamental. Ambos defendían la monarquía, la constitución, la propiedad privada y se nutrían de las elites económicas y de la clase media. Los conservadores eran más aficionados al inmovilismo político, la defensa de la iglesia y del orden social. Los liberales más inclinados a un reformismo social de carácter más progresista y civil. En la práctica, la actuación de ambos partidos en el poder no difería en lo esencial. La alternancia en el poder tenía como objetivo asegurar la estabilidad institucional. De este modo, cuando el partido en el gobierno sufría un proceso de desgaste político y perdía la confianza de las cortes, el monarca llamaba al jefe del partido de la oposición a formar gobierno. El nuevo jefe convocaba elecciones con el objetivo de conseguir el número de diputados suficiente que le permitiese gobernar.2.2. Falseamiento electoral y caciquismoEl sistema del turno pacífico pudo mantenerse durante más de veinte años. El caciquismo fue un fenómeno que se dio en toda España, aunque alcanzó su máximo desarrollo en Andalucia, Galicia y Castilla.
La adulteración del voto constituyó una práctica habitual en todas las elecciones. El triunfo del partido que convocaba las elecciones era convenido previamente, y se conseguía gracias al falseamiento de los resultados. Los caciques eran personas notables, sobre todo del medio rural, a menudo ricos propietarios que daban trabajo a jornaleros y que tenían una gran influencia en la vida local. También podían ser abogados o profesionales de prestigio. Con su influencia, los caciques orientaban la dirección del voto, agradeciendo con sus favores la fidelidad electoral. Los caciques manipularon las elecciones continuamente de acuerdo con las autoridades, especialmente los gobernadores civiles. El conjunto de trampas electorales se conoce como pucherazo. Para conseguir la elección del candidato gubernamental, no se dudaba en falsificar el censo, compra votos, amenazar al electorado e incluso emplear la violencia. 2.2. El desarrollo del turno de partidos Entre 1876 y 1898, el turno funcionó con regularidad, seis fueron ganadas por los conservadores y cuatro por los liberales. La primera crisis del sistema vino del desastre de 1898, que erosionó a los políticos y a los partidos dinásticos. En 1884, Canovas volvió al poder, pero el temor a una posible desestabilización del sistema político tras la muerte del rey Alfonso XII, impulsó un acuerdo entre conservadores y liberales, el llamado Pacto del Pardo. Su finalidad era dar apoyo a la regencia de María Cristina y garantizar la continuidad de la monarquía. Durante el llamado gobierno largo de Sagasta, los liberales impulsaron una importante obra reformista. Se aprobó la Ley de Asociaciones, se abolió la esclavitud, se impulso un nuevo codigo civil y se llevaron a cabo reformas militares. Pero la reforma de mayor transcendencia fue el sufragio universal masculino. De esta manera, el censo electoral se amplió de 800 000 hombres a cerca de 5 000 000, al tener derecho a voto todos los varones mayores de 25 años. En la ultima década del siglo se mantuvo el turno pacifico de partidos. Sin embargo, el personalismo del sistema deterioró a los partidos, que dependían de sus líderes. En el Partido Liberal surgieron personajes como Antonio Maura, que provocaron la aparición de facciones y desorganización del partido. En cuanto a los conservadores, destaco la desidencia de Francisco Silvela. 3. Las fuerzas políticas marginadas del sistema 3.1. La evolución del republicanismo El republicanismo tuvo que hacer frente al desencanto de parte de sus seguidores y a la represión de los gobiernos monárquicos. Se hallaban divididos en diversas tendencias, que restaron eficacia y apoyo electoral a su programa político. La adaptación más rápida a las nuevas condiciones la protagonizó Emilio Castelar, que evolucionó hacia posturas cada vez mas moderadas. Convencido de que la Restauración garantizaría el orden social, considero “posible” que la monarquía asumiese algunos de los principios democráticos y creo el Partido Republicano Posibilista. Un caso contrario fue el de Ruiz Zorrilla, quien viró hacia un republicanismo radical, fundó el Partido Republicano Progresista. El republicanismo con más adeptos fue el Partido republicano Federal, que tenia como líder a Pi y Margall, y contaba con el apoyo de una parte importante de las clases populares. El sufragio universal masculino comportó una cierta revitalización del republicanismo. El republicanismo perdió parte de sus antiguas bases sociales y tuvo que luchar con el nuevo Partido Socialista Obrero Español (PSOE), fundado por Pablo Iglesias en 1879 3.2 La reconversión del carlismo Tras las derrotas carlistas en 1876, se prohibió la estancia en España de Carlos de Borbón, y el carlismo entró en grave crisis.Los carlistas mantuvieron su fuerza en Navarra, País Vasco y Cataluña, pero su influencia era escasa en el resto del territorio español. La renovación del partido corrió a cargo de Juan Vázquez de Mella, quien propuso un programa adaptado a la nueva situación política, este programa se conoce con el nombre de Acta de Loredan. El partido carlista continuó manteniendo las jerarquías militares y fundó una milicia, el Requeté, que adquirió importancia en la década de 1930. 3.3. Otras fuerzas políticas De los grandes partidos dinásticos se desgajaron en estos años algunos movimientos disidentes. En 1881 se fundo la Unión Católica, liderada por Alejandro Pidal. Se trataba de un partido conservador y católico diferenciado de los carlistas, pero crítico con los conservadores. Los liberales también conocieron disidencias en su seno y en 1881, Segismundo Moret, fundó el partido Democrático-Monárquico, una escisión por la izquierda de los fusionistas de Sagasta. Los nuevos partidos tuvieron escaso apoyo electoral.