Portada » Economía » Inversión en Renta Fija y Variable: Fondos, Acciones y Títulos
Emisiones de deuda que realizan las empresas y los Estados de gran capacidad financiera en cantidades definidas que conllevan una fecha de expiración. Son títulos representativos de deuda. El tenedor de un título de renta fija se convierte en el acreedor de la empresa u organismo público. Se denomina renta fija porque la rentabilidad se encuentra establecida para toda la vida de la emisión.
Son aquellos que el Estado, las CCAA y las Corporaciones Locales, Diputaciones y Ayuntamientos, utilizan para hacer frente a los gastos propios.
El encargado de emitir la Deuda Pública es el Tesoro, mientras que el Banco de España es el encargado de todas las operaciones.
Son títulos de Deuda Pública a corto plazo (hasta 18 meses). Ofrecen rentabilidades atractivas, ya que están exentas de retención del IRPF.
La diferencia entre los dos es el plazo de amortización. Los Bonos son a medio plazo y las obligaciones son a un plazo mayor. Los dos se representan por anotaciones en cuenta.
Una de las formas que tienen las empresas privadas para obtener fondos es con la emisión de obligaciones y bonos.
Son aquellos en los que la entidad emisora no estipula una rentabilidad concreta, sino que se compromete a pagar a los titulares de los mismos con una parte de los beneficios obtenidos en el ejercicio.
El titular obtiene carácter de socio de la entidad, y obtiene derechos como participaciones en beneficios y decisiones sociales.
Son títulos, valor que representa una parte alícuota del capital social de una sociedad. Son títulos de renta variable, cuyo rendimiento se denomina dividendo.
Es en función del capital desembolsado y tiene un porcentaje fijo sobre los beneficios obtenidos. Quien decide ese reparto es la Junta General Ordinaria de la sociedad. El dividendo lo perciben todos los accionistas, incluso aquellos que hayan adquirido las acciones un día antes.
Es un patrimonio colectivo, compuesto a base de aportaciones de los partícipes, que administra una sociedad gestora y custodia una entidad depositaria.
El valor se obtiene dividiendo el patrimonio neto del fondo entre el número de participaciones.
Aprovecharse de las economías de escala, captar a todos aquellos clientes con cierta capacidad de ahorro y diversificar las inversiones.