Portada » Filosofía » Introducción a la Metafísica: Realidad, Ser y Existencia
La realidad es todo cuanto hay.
La realidad objetiva es aquella que poseen los seres vivos y los objetos, tanto naturales como artificiales, con existencia material comprobable por varios observadores de forma independiente.
La realidad subjetiva es todo aquello que existe, pero que depende de un sujeto para existir. Así, por ejemplo, los productos culturales, los sentimientos y los valores morales necesitan de un sujeto.
La metafísica es la disciplina que se encarga de responder a las preguntas sobre la realidad. Significa «más allá de la física» y se subdivide en:
Todo cuanto hay es ser porque abarca la totalidad de la realidad.
La realidad se puede ver desde dos perspectivas:
Esencia: Es el conjunto de propiedades que define aquello que una cosa es.
Para que un ser se considere real, debe contar con esencia y existencia.
El debate sobre la existencia de las esencias se divide en tres principales posturas filosóficas:
Existir es estar en el mundo.
La relación entre las dos ha generado dos perspectivas:
Decir de un ser que es contingente significa que es posible que ese ser exista, pero que también es posible que no exista. Por el contrario, al decir que un ser es necesario afirmamos que ese ser no puede no existir.
Podemos clasificar a los seres de la siguiente manera:
Los defensores del dualismo ontológico sostienen la existencia de dos tipos de realidad: una material y otra espiritual. Los materialistas, en cambio, niegan la existencia de otra realidad que no sea la propiamente material.
El dualismo ontológico sostiene que hay dos tipos de realidad: material y espiritual. Platón lo introdujo, diferenciando un mundo sensible y otro inteligible. Según los dualistas, aparte del mundo material, existe uno espiritual con entidades como Dios y el alma humana. Esto facilita la creencia en Dios o la inmortalidad del alma. Sin embargo, la relación entre ambos tipos de realidad es difícil de explicar para los dualistas.
Hay dos tipos principales de materialismo, dependiendo de cómo se defina o entienda la materia:
David Hume, un filósofo empirista, planteó que, al basarse el conocimiento en la experiencia, no es posible obtener conocimiento metafísico sobre objetos como Dios o el alma, ya que no podemos experimentarlos. Immanuel Kant, a finales del siglo XVIII, comparó la metafísica con la física y las matemáticas, concluyendo que la metafísica nunca podría convertirse en ciencia, pero no la consideró inútil como Hume. Kant argumentó que, debido a que no podemos experimentar directamente objetos metafísicos, como Dios o el alma, al aplicar conceptos mentales a ellos, no obtenemos verdadero conocimiento, lo que ha impedido el progreso en metafísica. Aunque Kant negó la posibilidad de un conocimiento científico de la metafísica, destacó su importancia en la orientación de la acción humana. Además, sostuvo que la moralidad implica la existencia de Dios, así como la libertad y la inmortalidad del alma.
Kant cuestionó la viabilidad de la metafísica, pero su crítica fue seguida por otros pensadores. Auguste Comte dividió la evolución del pensamiento humano en estadios, considerando que la metafísica ya había sido superada en favor de la ciencia. En el siglo XX, neopositivistas como Carnap y Wittgenstein argumentaron que las proposiciones metafísicas carecían de significado, ya que no podían ser verificadas empíricamente. A pesar de estas críticas, algunos filósofos sostienen que la metafísica, aunque distinta de la ciencia, sigue siendo una forma de conocimiento racional útil para la comprensión del mundo y la vida humana.
Auguste Comte propuso que la evolución del pensamiento humano se divide en tres etapas: