Portada » Historia » Insurrección de los españoles contra el Imperio napoleónico
Sagasta, el nuevo presidente, inició una estrategia de conciliación: destituyó
al general Weyler, decretó la autonomía de Cuba, el sufragio universal masculino, la
igualdad de derechos entre insulares y peninsulares y la autonomía arancelaria. Sin
embargo, las medidas llegaron demasiado tarde para convencer a los partidarios de la
independencia.
El malestar provénía del descontento de la población con los métodos de la
administración española y el excesivo poder de las órdenes religiosas. El
independentismo fraguó en la formación de la Liga Filipina, fundada por José Rizar en
1892, que exigía la expulsión de los españoles y la confiscación de sus latifundios.
La insurrección se inició en 1896 y se extendíó por la provincia de Manila. El capitán
general Camilo Polavieja llevo a cabo una política represiva, condenando a muerte a
Rizal a finales de 1896. El nuevo gobierno liberal de 1897 nombró capital general a
Fernando Primo de Rivera, quien promovíó una negociación indirecta con los
principales jefes de la insurrección, la cual dio como resultado una pacificación
temporal del archipiélago.
La política española había intentado evitar un enfrentamiento con Estados Unidos. Por
su parte, la opinión pública y la mayoría de los políticos estadounidenses eran
favorables a la intervención militar en Cuba.
La insurrección cubana presentó la ocasión para mostrar el apoyo abierto de Estados
Unidos a los independentistas cubanos. En 1897, el nuevo presidente McKinley, que
enviaba armas a los rebeldes, se mostró decidido a intervenir directamente en el
conflicto.
Estados Unidos utilizó como pretexto la explosión y hundimiento, a comienzos del año
de su buque de guerra Maine.
La negativa de España a renunciar a la isla y a acatar el ultimátum estadounidense
inició el enfrentamiento entre ambos. Como extensión del conflicto ese mismo año se
reanudó la insurrección en Filipinas.
En España se subestimó el potencial militar de Estados Unidos, que destruyó
fácilmente la flota española en dos breves combates, Santiago de Cuba y Cavite. Este
desastre no dejó al gobierno español otra alternativa que pedir la paz.
El Tratado de París se firmo el 10 de Diciembre y España cedíó Cuba, Puerto Rico y
Filipinas a Estados Unidos. Las últimas colonias en el Pacifico se vendieron a Alemania
en 1899. Con ello se perdían los últimos restos del antiguo Imperio colonial español en
América y Asía