Portada » Latín » Instituciones y Escuelas Jurídicas en la Antigua Roma: Evolución y Funciones
Los Comicios Curiados representaban la forma más antigua de asamblea popular en la antigua Roma, integrados inicialmente por los miembros de la Civitas. Su organización se basaba en las curias, unidades político-administrativas y de culto, cada una liderada por un Curio. La distribución original comprendía tres tribus: Latinos, Sabinos y Etruscos, subdivididas en diez curias cada una, totalizando treinta. En estas asambleas participaban patricios, varones y púberes, junto con sus clientes, pero no los plebeyos.
Los comicios eran convocados por el magistrado (rey), y cada curia emitía un voto. El orden de votación seguía la estructura del ejército, y el lugar de reunión era el foro.
Según la tradición, existían dos tipos de comicios:
Sin embargo, la doctrina moderna cuestiona la veracidad de estas funciones. Las leyes regias no parecen haber sido votadas en asambleas, la elección del rey era realizada por su antecesor o por el interés, y la provocatio ad populum solo fue reconocida hacia el siglo IV a.C.
La etapa clásica del derecho romano, que abarca del 27 a.C. al 235 d.C., mantuvo un marcado carácter aristocrático. Los juristas pertenecían a la nobilitas y al orden ecuestre.
Augusto concedió a ciertos juristas el Ius Publice Respondendi ex Auctoritate Principis, el derecho a emitir dictámenes con la misma autoridad que el Emperador. Estos dictámenes, escritos y sellados, tenían la misma fuerza obligatoria que los Rescriptos. Adriano estableció que los dictámenes concordantes de estos juristas eran obligatorios para los jueces, quienes podían interpretar el derecho en caso de desacuerdo.
Los juristas con Ius Respondendi renovaron y adaptaron el Derecho. Su autoridad se concentró en el Concilio Príncipes, un consejo de 15 juristas que asesoraban al emperador.
En la época clásica surgieron dos escuelas jurídicas rivales:
El Senado, o Asamblea de los Patres (Senatores), fue creado por Rómulo y originalmente compuesto por 100 miembros, que representaban a las distintas Gens. Al final de la monarquía, el número aumentó a 300, llegando a 900 en tiempos de César. Augusto lo restableció a 600. Se distinguían dos tipos de senadores: los patres maiorum gentium (jefes de las gens más antiguas) y los patres minorum gentium (jefes de las gens más jóvenes). En los inicios de la República, los cónsules elegían a los senadores, y posteriormente lo hacían los censores.
El Senado representaba la experiencia y el buen criterio, por lo que sus decisiones tenían mucho peso y eran acatadas, convirtiéndose en un verdadero órgano de gobierno en la época republicana. Estas potestades, junto con la intercessio (derecho de veto de un magistrado por otro), determinaron la estabilidad de la República.
Durante esta época, el Senado controló cuestiones políticas, administrativas y religiosas, como nuevos cultos, hacienda pública, impuestos, política exterior, tratados de paz y la asignación de provincias a los magistrados.
El Tribuno de la Plebe era la magistratura plebeya por excelencia y una de las más características de la República. Aunque no eran magistrados en sentido estricto, sino más bien un cargo político de representación, su función era defender a la plebe de los abusos de los magistrados patricios. No tenían Imperium, pero al ser reconocidos por los patricios se les atribuyó la Potestas.
El Tribuno de la Plebe solo tenía competencia dentro de Roma. Ejercía su función las 24 horas del día. Inicialmente eran dos, luego cinco y finalmente diez. Eran elegidos por los plebeyos en sus reuniones y más tarde por los Comicios por Tribus (Comitia Tributa).
La inviolabilidad y la intercessio fueron reconocidas por una Lex Valeria Horatia, basadas en un juramento sagrado de obediencia y defensa de la plebe.
Con la disminución de la lucha de clases, el Tribuno se convirtió en un poder político que impedía abusos, aunque a veces se utilizaba con fines demagógicos. El requisito de ser plebeyo se convirtió en una formalidad, y el cargo se transformó en un puesto relevante para jóvenes que aspiraban a la carrera política o Cursus Honorum.