Portada » Lengua y literatura » Innovaciones del teatro de valle inclan
Tradicionalmente la obra dramática de Valle se agrupa en tres ciclos: el ciclo mítico, el ciclo de la farsa y el ciclo del esperpento.
Pertenecen a este período la trilogía Comedias bárbaras: Águila de Blasón (1907), Romance de Lobos (1907) y Cara de Plata (1922); y Divinas palabras (1920).
Dentro de la obra de Valle-Inclán, la época literaria de los esperpentos es quizá el momento de mayor vigor creativo de su autor. El esperpento, más que un género literario, es una nueva forma de ver el mundo, ya que deforma y distorsiona la realidad para presentarnos la imagen real que se oculta tras ella, una visión deformada de la existencia humana como las que ofrecen los espejos cóncavos del Callejón del Gato. Con el esperpento Valle-Inclán parece querer apuntar la idea de que la realidad española de la época es ridícula, absurda, una deformación grotesca de Europa. La obra, pues, supone la denuncia de la sociedad tradicional española, regida por la corrupción y los eternos vicios nacionales. Para ello utiliza la parodia, humaniza los objetos y los animales y animaliza o cosifica a los humanos. Presentados de ese modo, los personajes carecen de humanidad y se presentan como marionetas.
Finalmente conviene reiterar que la obra dramática de Valle-Inclán y sobre todo la creación del esperpento es la mayor aportación de Valle al teatro europeo del primer tercio del s. XX y es un precedente muy importante del nuevo teatro experimental de Bertol Brecht, Beckett y Artaud. Francisco Ruiz Ramón llama al teatro de Valle “teatro en libertad” Desde esa libertad inventó todo un género teatral o quizá todo un teatro: el “Esperpento”.
Tradicionalmente la obra dramática de Valle se agrupa en tres ciclos: el ciclo mítico, el ciclo de la farsa y el ciclo del esperpento.
Pertenecen a este período la trilogía Comedias bárbaras: Águila de Blasón (1907), Romance de Lobos (1907) y Cara de Plata (1922); y Divinas palabras (1920).
Dentro de la obra de Valle-Inclán, la época literaria de los esperpentos es quizá el momento de mayor vigor creativo de su autor. El esperpento, más que un género literario, es una nueva forma de ver el mundo, ya que deforma y distorsiona la realidad para presentarnos la imagen real que se oculta tras ella, una visión deformada de la existencia humana como las que ofrecen los espejos cóncavos del Callejón del Gato. Con el esperpento Valle-Inclán parece querer apuntar la idea de que la realidad española de la época es ridícula, absurda, una deformación grotesca de Europa. La obra, pues, supone la denuncia de la sociedad tradicional española, regida por la corrupción y los eternos vicios nacionales. Para ello utiliza la parodia, humaniza los objetos y los animales y animaliza o cosifica a los humanos. Presentados de ese modo, los personajes carecen de humanidad y se presentan como marionetas.
Finalmente conviene reiterar que la obra dramática de Valle-Inclán y sobre todo la creación del esperpento es la mayor aportación de Valle al teatro europeo del primer tercio del s. XX y es un precedente muy importante del nuevo teatro experimental de Bertol Brecht, Beckett y Artaud. Francisco Ruiz Ramón llama al teatro de Valle “teatro en libertad” Desde esa libertad inventó todo un género teatral o quizá todo un teatro: el “Esperpento”.