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Locke, en su Ensayo sobre el entendimiento humano,
nos sitúa la discusión filosófica del problema del conocimiento, exponiéndonos
sus fundamentos, certeza y límites que marcarán dicha discusión desde XVII
hasta XVIII. Su tesis defiende que todos los contenidos de nuestra conciencia
tienen su origen en la experiencia. La experiencia es el fundamento de todo
nuestro saber. Desde este principio, se justifica la crítica al innatismo.
Con Hume, el empirismo inglés alcanzará su culminación
doctrinal, adquiriendo fuerza revolucionaria. Rompe con la tradición metafísica
e inicia el movimiento que lleva a las modernas filosofías antimetafísicas,.
En su filosofía, nos encontraremos con una parte
constructiva, en la cual el centro es el ser humano. La filosofía no puede
hablar de otra realidad que no sea la realidad humana.
En su época, Newton era una referencia clara hacia la forma de cualquier
posible conocimiento, de ahí que Hume lo tomara como modelo y quisiera extender
sus principios del ámbito de la filosofía natural a la filosofía moral.
Hume quiso elaborar una “ciencia del hombre”. En el Tratado de la Naturaleza Humana,
Hume intenta aplicar el método experimental a los asuntos humanos. El cometido
de esta nueva ciencia es examinar la extensión y la fuerza del entendimiento
humano, y poder explicar la naturaleza de las ideas que empleamos y de las
operaciones que realizamos al argumentar.
Para Descartes, todo conocimiento es conocimiento de ideas,
teniendo por idea el objeto inmediato de nuestro conocimiento, es decir: todo
lo que conocemos.
Hume realiza una crítica a la noción cartesiana de idea. Para Hume, esta noción
de idea era excesivamente amplia, pues no nos permite distinguir entre lo
obtenido por la experiencia y lo elaborado por la mente.
Hume utilizará el término percepción para designar los
contenidos de la mente, y distinguirá dos clases:
Las impresiones
son los datos inmediatos de la experiencia, tales como sensaciones,
sentimientos y emociones.
Las ideas, sin embargo, son imágenes,
débiles, de impresiones en la memoria y/o imaginación.
Las impresiones son más vivaces, que las ideas. No es lo
mismo estar furioso que pensar en la furia. Por otro lado, las impresiones son
más “inmediatas” que las ideas, puesto que las primeras están proporcionadas
por los sentidos. Las ideas son mediatas, copias débiles de las impresiones, y
proceden de las mismas.
En el Tratado de la
Naturaleza Humana, Hume distingue entre impresiones de sensación y de
reflexión. Las primeras son aquellas que obtenemos a través de los sentidos.
Las de reflexión, son aquellas que van asociadas a la percepción de una idea.
Las impresiones de reflexión son nuestras pasiones, deseos y emociones.
Además, tanto las impresiones como las ideas pueden ser
simples o complejas, según sean indivisibles o puedan descomponerse en otras
más simples.
En relación a las ideas, Hume señala que no se presentan
desconectadas, sino siguiendo un orden. Este orden depende de la facultad,
memoria o imaginación que las traiga a la mente. La memoria conserva el momento
y posición de las ideas, según su primera aparición, mientras que la
imaginación las combina de un modo más libre.
Aunque la imaginación no relaciona las ideas siguiendo un
orden estricto, existe una “fuerza” originada por la naturaleza humana que las
asocia siguiendo tres principios: la semejanza, la contigüidad espacio-temporal
y la causalidad.
Nuestro pensamiento puede unir ideas e imaginar ficciones.
Sin embargo, dicho pensamiento está sujeto a límites muy estrechos, pues no
podemos imaginar nada que antes no haya sido suministrado por los sentidos o la
experiencia.
Así, Hume establece que toda idea procede de impresiones,
que son copias. Aún así, esa copia no es un reflejo exacto, sino una imagen
atenuada de la impresión. Esto quiere decir que todas las ideas proceden de la
experiencia, con lo cual no existen las ideas innatas .Hume, en la sección II
de la Investigación sobre el
entendimiento humano, tratará de demostrar esto mediante dos
argumentos:
·que hasta las ideas más abstractas se reducen a
una mezcla de ideas simples.
·que si un hombre carece de cierta facultad
sensitiva, es también incapaz de imaginar o pensar las ideas correspondientes.
También ocurre que si no hemos tenido experiencia de un determinado objeto
tampoco podremos tener ideas sobre el mismo.
El principio de copia es un principio descriptivo o
psicológico, que nos muestra cómo se origina el conocimiento. Así, al conocer
su origen, podrá señalar también los límites de dicho conocimiento, derivando
un principio normativo o epistemológico fundado en el principio de copia que
Hume utilizará como un “criterio” para decidir sobre el significado y verdad de
las ideas.
De esta forma, podremos introducir un criterio para decidir
acerca de la verdad de nuestras ideas. Para saber si una idea es verdadera,
comprobaremos si tal idea procede de alguna impresión. Si podemos señalar dicha
impresión, estaremos ante una idea verdadera. En caso contrario, estaremos ante
una ficción. El límite de nuestro conocimiento son las impresiones. (Dios, alma
y mundo son ficciones para Hume).
Una idea es verdadera cuando le corresponde una impresión, y
cuando esto no ocurre es una ficción. Este criterio empirista de verdad tiene
una serie de consecuencias para la filosofía, sobre todo para la tradicional,
pues sobre ella recae cierta sospecha de que utilizan ciertos términos vacíos
de significado .
Así, Hume ha desmantelado todo el edificio de la filosofía
tradicional.
Para Hume, sólo hay dos tipos o modos de conocimiento:
“relaciones de ideas” y “cuestiones de hecho”. Estos dos tipos de conocimiento
constituyen la “horquilla de Hume” (Hume’s fork)