Portada » Arte » Imafronte de la Catedral de Murcia, Fusilamientos del 3 de Mayo y Éxtasis de Santa Teresa: Obras Maestras del Arte
El Imafronte de la Catedral de Murcia se proyecta como una fachada-retablo, influenciada por el teatro rococó alemán. La obra es una exaltación de la Virgen María y una glorificación de la Diócesis de Cartagena y de la Iglesia Universal.
Presenta dos cuerpos divididos por grandes columnas sobre pedestales y un eje central. Destaca la hornacina sobre la puerta principal, con la Coronación de la Virgen y el altorrelieve de la Asunción. La fachada está coronada por un ático curvo que originalmente tenía la figura del apóstol Santiago, removida tras un terremoto y la visita del rey Carlos III.
La fachada se divide en tres partes, flanqueada por dos cuerpos laterales con ventanas. Un juego de columnas corintias, grupos escultóricos y un gran ventanal en el segundo cuerpo enriquecen este espectacular Imafronte.
Las tres puertas corresponden a las naves del interior del templo:
El resto de los elementos incluyen símbolos y alegorías de las letanías, figuras de santos característicos del Obispado (como los Cuatro Santos de Cartagena), la estatua de Fernando III el Santo (que porta la ciudad de Murcia, simbolizando su incorporación a la Corona de Castilla) y figuras de santos universales. Esta fachada es considerada una obra cumbre del siglo XVIII español. La arquitectura realza los relieves y las estatuas.
Goya representa un hecho histórico: el fusilamiento de civiles madrileños como represalia por su rebelión contra los franceses. El protagonismo recae en el pueblo, representado de forma anónima como un héroe colectivo. Este concepto romántico y moderno atribuye los logros a la voluntad popular, no a los dirigentes.
El grupo de hombres a la izquierda muestra espontaneidad y desorganización, enfrentándose con horror a un pelotón de fusilamiento organizado y eficiente. Goya no pinta el rostro de los soldados franceses, quienes se presentan como una máquina de guerra despersonalizada, contrastando con el grupo de patriotas.
Goya utiliza contrastes lumínicos y el tenebrismo para lograr un efecto dramático. Un foco de luz proveniente de un farol separa a los patriotas (fuertemente iluminados) de los franceses (en penumbra). El colorido es expresivo, con tonos oscuros contrastando con el blanco, amarillo y rojo. La mancha roja de la sangre destaca dramáticamente, expresando la violencia.
Esta obra es de extraordinaria modernidad. Introduce una nueva concepción de la pintura de historia, alejada de la visión heroica tradicional. La pintura se convierte en una forma de «protesta social», sirviendo de modelo a artistas como Manet y Picasso. Goya se muestra como precursor del Romanticismo (uso violento del color y movimiento), del Cubismo (volúmenes geometrizados) y del Expresionismo (dramatismo y deformación de gestos).
La obra fue encargada por el cardenal Federico Cornaro para su capilla funeraria. Bernini representa la celda conventual de Santa Teresa como un cuadro teatral fijo, capturando el momento de su experiencia mística.
La nube que sustenta al grupo está esbozada, creando un efecto de vapor misterioso. El cuerpo y el hábito de la santa están pulidos, aumentando el contraste y el brillo. Bernini logra reflejar la levitación y el encuentro con el ángel de manera magistral.
Santa Teresa es representada como una mujer joven y bella. El ángel que la contempla sonríe pícaramente, apuntando con su dardo al pecho de la monja. Los ropajes de Santa Teresa se agitan, representando la emoción interna.
Bernini convierte al espectador en cómplice de un hecho privado, haciéndolo público y teatral. Una explosión de luz, representada con rayos dorados, ilumina la escena. Bernini incluso abrió una claraboya para iluminar cenitalmente el grupo, creando la sensación de presenciar el éxtasis en vivo.
La escena se convierte en una representación, potenciada por dos palcos esculpidos en mármol, desde donde antepasados de la familia Cornaro observan curiosos. Es la esencia del Barroco: lo artificioso, lo sorprendente, la capacidad de trasladar al espectador a otra realidad.