Portada » Latín » Horacio y Ovidio: Vida, Obras y Legado en la Literatura Latina
Quinto Horacio Flaco (65 a. C.-8 a. C.) nació en Venusa, al sur de Italia. Estudió en Roma y posteriormente en Grecia. Trabajó como escribano. Virgilio le presentó a Mecenas, cambiando su vida al recibir una finca en la Sabina, donde se dedicó a la literatura. Murió después de Mecenas, quien en su testamento encargó a Augusto su cuidado.
Sus Sátiras comprenden 18 composiciones en dos libros, caracterizadas por su ironía y cuidado del verso. Los Epodos son 17 composiciones que marcan una transición entre el género satírico y la poesía lírica. Algunos son satíricos, dirigidos contra una alcahueta, un nuevo rico o un antiguo esclavo, pero también incluyen odas líricas con temas amorosos, de banquetes y vino, cívico-morales, y la égloga Beatus ille, un canto a la vida rural.
Son cuatro libros con un centenar de odas. Horacio adapta al latín los temas y metros líricos griegos de Alceo, Safo y Anacreonte, siendo el primero en trasplantar la lírica eólica griega. Los temas son variados (amores, banquetes, partida y regreso de un amigo) y pueden dividirse en amorosas, filosóficas y romanas. Sus mejores odas son las filosóficas, con un escepticismo irónico.
Cartas dirigidas a sus amigos, donde aborda temas filosóficos. Introdujo un nuevo género en la literatura latina, la epístola poética. Son dos libros con 23 epístolas.
Una característica del estilo de Horacio es la perfecta concordancia entre pensamiento y expresión. Se concibe al poeta como educador e intérprete de los sentimientos civiles y religiosos. Su obra destaca por su gran perfección formal, aunque puede resultar algo fría.
Publio Ovidio Nasón (43 a. C.-17 d. C.) nació en Sulmona, en una familia de caballeros que vivió sin guerras civiles. Estudió elocuencia en Roma y filosofía en Grecia, y se hizo abogado, pero pronto lo dejó por la poesía. Fue bien considerado en la alta aristocracia romana, pero en el año 8 d. C. Augusto lo desterró a Tomis, sin que se conozca la razón precisa.
En su destierro, escribió con dolorosa desesperación sus dos últimas obras: Tristia, en cinco libros, y Pónticas, cuatro libros de cartas a su mujer y amigos. Todas están escritas en dísticos elegíacos y expresan sus sufrimientos y súplicas a Augusto. Su lenguaje es flexible, su expresión brillante y elegante. Ovidio es el paso entre la poesía clásica y la decadente, con un exceso de retoricismo. Durante la Edad Media fue uno de los autores más admirados.
El autor dirige su obra al género masculino, dándoles consejos sobre el amor. Expone la forma de pretender a una mujer, la facilidad con la que ellas aceptan, y la poca importancia de su rechazo. Ovidio sugiere a los hombres una actitud inmoral. Para Ovidio, un hombre con su amada será más feliz que estando solo. Describe la función de la mujer como fuente de esperanza y la considera un gran placer. Uno de sus consejos es acercarse a una persona de confianza de la mujer deseada para que le ayude a conquistarla. Utiliza la sátira y la parodia.