Portada » Filosofía » Historia del Pensamiento: De Platón a Hannah Arendt
Platón nació en el seno de una familia aristocrática recién comenzada la guerra del Peloponeso, viviendo en una Atenas política y éticamente en descomposición. A los veinte años conoce a Sócrates y fue su discípulo hasta la condena y muerte de éste, lo que le influyó profundamente: su filosofía, comprometida con la justicia y la verdad, combatirá los problemas del cambio y del relativismo que habían introducido los sofistas, buscando un elemento de estabilidad y permanencia. Fundó en Atenas la «Academia» donde se enseñaba filosofía, matemáticas, astronomía, etc., de acuerdo con un plan educativo progresivo.
Platón fue fundamentalmente un pensador político. Su proyecto fue elaborar el esbozo (utópico) de una ciudad ideal, y un programa de educación de los ciudadanos, en especial de los gobernantes. La condena a muerte de Sócrates marcó el rumbo de su vida, dedicada a averiguar, primero, la importancia del conocimiento; en segundo lugar, la unión del saber con la política; y, en tercer lugar, reflexionar sobre la justicia como fundamento de la vida individual y social y así poder llevar todo esto a cabo de manera correcta.
Aristóteles fue un polímata, alumno de Platón y preceptor de Alejandro Magno, que fundó su propia escuela en Atenas, el Liceo. Vive la decadencia de la democracia y los inicios del imperio helenístico, una época turbulenta que desemboca en la crisis del ideal griego y de la polis como forma básica de organización, lo que condicionará su pensamiento ético y político. La filosofía de Aristóteles gira constantemente en torno a las ideas de naturaleza y de teleología, las cuales, distanciándose de su maestro Platón, considerará inherentes a las sustancias.
Considerado uno de los más grandes filósofos de la historia por la amplitud de sus intereses teóricos, por la novedad que representó su filosofía y la mucha influencia que esta proyectó durante toda la Edad Media gracias a las traducciones de filósofos judíos y musulmanes. Sin embargo, sus ideas astronómicas, asumidas por la Iglesia, supusieron un gran obstáculo para el desarrollo científico renacentista y de la época moderna. A pesar de esto, Aristóteles, junto a Platón, es una figura cumbre del pensamiento y cultura occidentales.
San Agustín de Hipona vivió un periodo de gran agitación tanto a nivel político (los bárbaros amenazaban el Imperio Romano), como en lo referente a la formación del dogma católico, con múltiples discusiones y teorías enfrentadas. Se encuadra en el movimiento de la Patrística, pensadores que trataron de encontrar una síntesis entre la filosofía clásica grecorromana y la religión cristiana. Así, San Agustín tomará como modelo las filosofías platónica, estoica y plotiniana para establecer un dogma unificado de la Iglesia católica.
San Agustín asume la herencia griega de Platón, los estoicos y Plotino desde una concepción original basada en la sabiduría cristiana. Así se refleja en su teoría de la iluminación (inspirada en la teoría platónica del conocimiento como reminiscencia), o al entender el amor como donación personal más allá del amor-deseo de los autores griegos, o en la concepción vectorial del tiempo y de la historia, en sustitución del modelo del tiempo cíclico; por otro lado, presenta rasgos de modernidad, como su tratamiento de la subjetividad o la introducción en la ética de la esfera de la afectividad.
Santo Tomás vive en la Baja Edad Media, época de convulsiones por la inestabilidad del sistema feudal y la introducción cultural de las teorías aristotélicas. Se encuadra dentro de la Escolástica, movimiento filosófico y teológico que intentó utilizar la razón natural (filosofía y ciencia de Aristóteles) para comprender el contenido sobrenatural de la revelación cristiana. Así, Santo Tomás enfrentará el reto de neutralizar las afirmaciones teológicamente polémicas del Averroísmo latino y su transmisión de Aristóteles.
En definitiva, Aquino se distanció de los averroístas en sus tesis contrarias a la fe cristiana, aunque mantuvo una actitud favorable hacia la filosofía aristotélica. Estaba convencido de que esta era enteramente compatible con la fe cristiana y que, además, ofrecía una interpretación de la realidad aceptable. De ahí que admitiera algunas tesis fundamentales del estagirita sobre la realidad y la naturaleza.
René Descartes es considerado el iniciador de la filosofía moderna y el padre de la corriente racionalista (escuela filosófica que considera a la razón, frente a los sentidos, como única fuente de conocimiento verdadero). Las preocupaciones científicas de su juventud le llevan a un rechazo del principio de autoridad escolástico y a una búsqueda sistemática y firme de una primera verdad en la que basar todo el conocimiento, con un método capaz de suministrarnos la certeza en medio de las dudas y de los engaños.
En Descartes confluyen una variedad de influencias:
David Hume vivió en la época de la Ilustración Inglesa, período caracterizado por la observación objetiva de los hechos para oponerse al dogmatismo religioso y para defender la primacía de la sociedad civil y de la razón. Es considerado el mayor representante del movimiento empirista, el cual propone un nuevo concepto de razón, completamente diferente al concepto de racionalismo. Ahora la razón es dependiente y está limitada por la experiencia.
El papel central que tiene en la filosofía de Hume el tiempo, como elemento de constancia y permanencia a partir del cual surgirán, por efecto de la imaginación, los elementos sustanciales (mundo externo, sujeto, etc.) supondrá una novedad que se recogerá en la filosofía posterior de diversos modos. Así, en la filosofía kantiana, el tiempo será un núcleo central en la concepción del sujeto transcendental, de cuya sensibilidad, tanto interna como externa, constituye su forma pura o a priori. Análogamente, en autores de la posmodernidad contemporánea como Deleuze o Lyotard, la reflexión acerca del tiempo vertebra toda una filosofía sobre el acontecimiento y la diferencia.
Rousseau, a pesar de ser considerado un pensador de la Ilustración, se enfrentó intelectualmente con los ilustrados en dos ámbitos:
Por su apego al sentimiento y a la naturaleza, es considerado uno de los precursores del Romanticismo. Su pensamiento ejerció fuerte influencia sobre los ideales de la Revolución francesa y en favor de la expansión de las ideas democráticas. Anticipador de Kant y precursor de Marx, es definido por Kant como el “Newton del mundo moral”. Kant colocará en la conciencia lo que Rousseau atribuye a la sociedad.
La filosofía de Immanuel Kant responde al espíritu de la Ilustración alemana (Aüfklarung), la época de la razón puesta al servicio de la liberación del ser humano. Consciente del enorme rendimiento que Newton obtuvo de ella en el ámbito de la ciencia, dirá que la razón admite dos usos: el uso teórico (ciencia) para el reino de la naturaleza (fenómenos) y el uso práctico (ética) para el del espíritu (noúmeno). Estos dos usos los trata mediante el método crítico, en el que la razón se examina a sí misma a fin de averiguar cuáles son sus posibilidades y sus limitaciones, qué está en condiciones de sentir y de conocer (uso teórico) y que está en condiciones de pensar (uso práctico).
En el Idealismo trascendental de Kant culminan las tres corrientes filosóficas principales de la Edad Moderna. Al afirmar que el conocimiento se limita a la experiencia, Kant se aproxima al empirismo (Hume), y al afirmar que no todo conocimiento proviene de la experiencia se acerca al racionalismo (Descartes). Dos grandes ilustrados también le influyeron: Newton representó el éxito definitivo que se puede alcanzar si limitamos la ciencia al conocimiento de los fenómenos, Rousseau reforzó en Kant la convicción de la autonomía de la moral frente a las leyes que rigen el mundo objetivo.
Karl Marx vivió durante la época de consolidación de las sociedades industriales y el capitalismo, caracterizada por una marcada productividad y la primacía de la búsqueda del máximo beneficio. En su pensamiento confluyen la filosofía clásica (le influye enormemente la dialéctica de Hegel), los hallazgos científicos de los economistas ingleses (Smith y Ricardo) y la utopía revolucionaria de los socialistas franceses (Fourier y Saint-Simon entre otros).
La influencia de Karl Marx en autores coetáneos y posteriores fue profunda:
Todos estos autores extendieron las ideas de Marx y dieron forma a la visión marxista del s. XX.
Nietzsche considera la vida como la realidad originaria, que no puede reducirse a mera racionalidad. Instintos, pasiones, pulsiones vitales, etc. (la vida misma) han sido incomprendidos y reprimidos desde la Antigüedad. Por ello, la cultura occidental está viciada desde su origen, es decadente, racional y dogmática, y la base de este dogmatismo lo encuentra Nietzsche en el pensamiento de Platón, en la religión cristiana y en el mundo moral. Así, asume la doble tarea de hacer una dura crítica de la cultura occidental en sus más diversos ámbitos (filosofía, moral, ciencia, arte, etc.) y, además, de proponer una nueva interpretación de la realidad, de la verdad y del hombre basada en unos valores contrarios a los tradicionales.
El pensamiento de Nietzsche es original en sus planteamientos, puesto que su filosofía es una crítica despiadada a toda la cultura occidental anterior. Aun así, hay una serie de pensadores que determinan la formación de su pensamiento:
La formación filosófica de Ortega y Gasset se nutre de dos fuentes a las que él mismo hace referencia en varios pasajes de su obra: la filosofía griega y la filosofía europea continental iniciada con Descartes, con mención especial de la filosofía alemana, asimilada en su estancia en Marburgo. Así, Ortega recoge temas del vitalismo, del historicismo, del existencialismo, aunque no pueda ser catalogado dentro de ninguno de estos movimientos filosóficos. Vivió en una época en la que en España existía una intensa actividad de reconstrucción cultural y apertura a Europa, como respuesta a la grave crisis de la identidad nacional, lo cual inspira su preocupación por la renovación cultural y la introducción en España del pensamiento europeo: su actividad intelectual enlaza con lo que entonces se llamó regeneracionismo.
Ortega nunca huyó de los problemas tradicionales de la metafísica anterior, y su concepto de la filosofía se relacionó siempre con el intento a veces desesperado del ser humano por descubrir la verdad original que se esconde detrás de las cosas, como si esa pretendida verdad fuera algo que la filosofía va desvelando (en el sentido de quitar un velo), pero siempre quedara algo por detrás que nos mantuviera inquietos, como si nunca llegásemos a arrancar todos esos “velos” a la realidad que se nos oculta. Filosofía es por tanto inquietud ante el mundo. Filósofo es quien quiere saber qué hay detrás de las cosas y utiliza conceptos para aclararse, sabiendo que esos conceptos están influidos por nuestras circunstancias, por nuestra historia.
La obra de Hannah Arendt gira en torno al intento de comprender lo que su generación ha vivido en el siglo con mayor avance de la razón en ciencia y tecnología: las dos guerras mundiales, el holocausto y el auge de los totalitarismos. Estos regímenes políticos radicalmente nuevos en la historia han eliminado absolutamente la esfera pública, pretenden la dominación total del ser humano, y ya no pueden ser pensados con las categorías tradicionales. La filósofa, formada en la fenomenología de Heidegger y el pensar existencial de Jaspers, considera preciso comprender qué ha sucedido, por qué ha sucedido y cómo ha podido suceder.
Mujer, judía, alemana, nacionalizada estadounidense, en Arendt se sincroniza una compleja serie de variables biográficas e intelectuales. En el ámbito teórico podemos delimitar en tres sus principales influencias: