Portada » Historia » Historia del Español en Estados Unidos: Evolución, Variedades y Presencia Hispánica
El español en Estados Unidos no se caracteriza por una norma homogénea, sino por una rica diversidad de variedades dialectales y sociolingüísticas. Es fundamental diferenciar entre el español de y en los Estados Unidos. El primero, considerado patrimonial, tiene sus raíces en la época anterior a la llegada de los angloparlantes. El segundo, conocido como español importado, llegó con las olas migratorias posteriores a la formación del país. El español patrimonial se encuentra en los denominados Spanish Borderlines. Mientras que el español de los Estados Unidos se encuentra en un estado moribundo y reducido, el español en es objeto de estudio por el contacto de lenguas. En California, por ejemplo, el español de ha desaparecido, dando lugar a la invasión de una lengua a la otra y viceversa. Autores como Ángel López y Silvia Betti se inclinan por el término de, ya que representa una variante del español típica de la región, con un carácter histórico y patrimonial, ligado a la etapa de la colonización. En cambio, el término en se asocia a los movimientos migratorios del último siglo.
Otra variedad hispánica presente en los Estados Unidos es el judeoespañol, también conocido como sefardí o ladino. Durante la Edad Media, la población judía en la península ibérica había experimentado un proceso de integración en el romance, abandonando progresivamente el uso del hebreo, aunque conservaban la escritura de la lengua romance con caracteres hebreos. En 1492, los Reyes Católicos decretaron la expulsión de los judíos, quienes debían convertirse al catolicismo o abandonar España. Muchos optaron por la conversión. Este evento marca la diferencia entre Sefarad 1, la etapa judía en la península antes de la expulsión, y Sefarad 2, que comienza con la diáspora judía hacia el norte de África, Europa y el territorio del antiguo imperio otomano. Se produce entonces una diferenciación lingüística entre el español peninsular y el que se llevaron los judíos. Sefarad 3 se refiere a las migraciones secundarias de los descendientes de los expulsados hacia diferentes territorios de Europa y América. Es en este contexto donde encontramos una primera migración de sefardíes hacia los Estados Unidos, instalándose en Nueva York, entonces Nueva Ámsterdam, en el siglo XVII. La Segunda Guerra Mundial provocó una nueva ola migratoria de judíos hacia América. En la actualidad, se estima que hay unos 40.000 sefardíes en Estados Unidos, aunque es importante distinguir entre ser sefardí y hablar sefardí. Esta variedad lingüística se encuentra en peligro de extinción desde hace tiempo. La comunidad más extensa de judeohablantes se encuentra en Nueva York.
La presencia histórica de España en el territorio que hoy conforma Estados Unidos se prolongó durante tres siglos. Se inicia con la llegada de Juan Ponce de León a la Florida el 27 de marzo de 1513, día de la Pascua Florida. En 1519, Alonso Álvarez de Pineda recorrió la zona costera de la Florida occidental, Alabama, Misisipi, Luisiana y Texas.
En 1533, Fortún Jiménez, piloto de Hernán Cortés, descubrió la punta de la península de la Baja California (actual México). Alrededor de una década después, Juan Rodríguez Cabrillo se convirtió en el primer europeo en pisar la costa pacífica de lo que serían los Estados Unidos.
En 1528, cerca de la entrada a la bahía de Tampa, en la costa de la Florida, Alvar Núñez Cabeza de Vaca inició un largo viaje por el sur y suroeste de los actuales Estados Unidos, llegando finalmente a Culiacán (México) en 1535. Su experiencia quedó plasmada en su obra Naufragios (1542).
Durante el reinado de Felipe II (1556-1598), España estableció bases en la Florida. Pedro Menéndez de Avilés fundó San Agustín (Saint Augustine), la primera ciudad permanente de los Estados Unidos, en 1565. También se prepararon las bases de Nuevo México, con las expediciones de Juan de Oñate, quien sería el primer gobernador del territorio a partir de 1596. En el siglo XVIII, la Corona española tuvo que hacer frente al desafío de otras potencias imperiales, como Francia e Inglaterra. En 1769, dos años después de la expulsión de los jesuitas, ordenada por Carlos III, se fundó la Alta California o Nueva California, en una expedición al mando del capitán catalán Gaspar de Portolá, acompañado por fray Junípero Serra.
Tras la muerte de Carlos III en 1788, España entró en una fase de profunda decadencia. En 1819, se llevaron a cabo negociaciones entre John Quincy Adams y el enviado español Luis de Onís para fijar las fronteras entre las posesiones de los Estados Unidos y las de España. México heredó esos territorios del actual suroeste de los Estados Unidos y esas fronteras. La guerra entre Estados Unidos y México (1846-1848) terminó con el Tratado de Guadalupe Hidalgo el 2 de febrero de 1848. La afirmación chicana We didn’t cross the border: the border crossed us (Nosotros no cruzamos la frontera: la frontera nos cruzó a nosotros) refleja el inicio del conflicto entre hispanos y anglosajones.
El contacto firme entre el inglés y el español, iniciado en 1848, se intensificó con la anexión de Puerto Rico en 1898 y, especialmente, con las intensas oleadas migratorias de hispanoamericanos hacia los Estados Unidos.