Portada » Historia » Historia de la Segunda República Española: De la Democracia a la Guerra Civil
Tras el exilio de Alfonso XIII a Italia después de la firma del Pacto de San Sebastián por la izquierda política, y la caída de la monarquía, se instaura la II República. Este nuevo régimen surge tras las elecciones organizadas por el almirante Aznar y se extiende desde 1931 hasta 1936. España se encontraba profundamente dividida entre derecha e izquierda. En la izquierda figuraban personalidades como Manuel Azaña, Largo Caballero, Indalecio Prieto y Niceto Alcalá Zamora, quien lideró el gobierno provisional. Por otro lado, la derecha estaba representada por Gil Robles.
En diciembre de 1931 se promulga la Constitución de 1931, que configura un régimen democrático, parlamentario, laico y descentralizado. Este documento de carácter progresista establece el sufragio universal masculino y femenino, amplía los derechos de la mujer, establece la soberanía nacional, la división de poderes (ejecutivo, legislativo y judicial), e impone a España como un estado laico. Además, legaliza el divorcio y el matrimonio civil, otorga autonomía a los nacionalismos y ofrece una educación laica, pública y gratuita. También permite a las regiones establecer estatutos de autonomía.
Tras la aprobación de la nueva constitución, comienza el Bienio Reformista (1931-1933), con un gobierno presidido por Manuel Azaña y Niceto Alcalá Zamora como Presidente de la República. Durante este periodo se implementan diversas medidas:
En el ámbito cultural, se amplía y extiende la enseñanza y se difunde la cultura a través de la radio y de iniciativas como La Barraca, un teatro ambulante que recorría los pueblos. En filosofía destaca José Ortega y Gasset, y en literatura surge la Generación del 27, con poetas como Luis Cernuda, Vicente Aleixandre, Federico García Lorca y Rafael Alberti.
Durante su gobierno, Azaña se enfrenta a diversos problemas: la crisis económica, la línea radical propiciada por la CNT y la negativa de la patronal a las reformas, generando fuertes tensiones sociales. La izquierda, aunque en el poder, se ve dividida por grupos anarquistas que protagonizan revueltas y atentados. En agosto de 1932, el general Sanjurjo intenta un golpe de estado militar en Sevilla. En Casas Viejas, grupos de campesinos anarquistas protagonizan sublevaciones radicales. Estos eventos conducen a la convocatoria de nuevas elecciones en noviembre de 1933. Para entonces, la derecha se ha reorganizado, creando la Falange Española, dirigida por José Antonio Primo de Rivera, hijo del dictador Miguel Primo de Rivera, y la CEDA, liderada por Gil Robles.
Tras las elecciones de noviembre de 1933, el centro-derecha obtiene la mayoría parlamentaria, dando comienzo al Bienio Radical-Cedista (1933-1936). Lerroux forma un gabinete con miembros de su partido, con el apoyo de la CEDA y los monárquicos. Se paralizan las reformas del bienio anterior: las agrarias, militares, educativas; la Iglesia recupera poder y se suprimen los nacionalismos.
En 1934, la izquierda se subleva en Asturias contra el gobierno. La revuelta es sofocada por la Legión, dirigida por el general Franco. Las organizaciones obreras sufren una fuerte represión, se suspenden los estatutos de autonomía de Cataluña y Franco es nombrado jefe del Estado Mayor. La crisis se agudiza con escándalos de corrupción, como el escándalo del estraperlo y el asunto Nombela, que precipitan el fin de la legislatura y la convocatoria de nuevas elecciones en febrero de 1936. En un clima de creciente radicalización, se inician las elecciones. En este mismo año, se separa a los militares de derecha: Franco es destinado a Canarias, Sanjurjo a Portugal y Mola a Navarra. A pesar de ello, estos generales planean un golpe de estado conjunto. Franco, por su parte, inicia su plan desde el norte de Marruecos.
Tras las elecciones, Manuel Azaña es nombrado Presidente de la República. Se forma un gobierno presidido por el republicano Casares Quiroga, compuesto exclusivamente por republicanos de izquierda. Durante este último gobierno, se suceden atentados, asesinatos y sublevaciones, tanto por parte de la derecha radical como de la izquierda obrera. El 17 de julio de 1936, el golpe de estado del ejército de Marruecos, que apoyaba a Franco, da inicio a la Guerra Civil, provocando la caída del gobierno de la República en varias zonas de España.
Durante la II República, España experimenta una serie de reformas y se moderniza con la creación del Estado laico, la ampliación de derechos para la mujer y la introducción de leyes como la del divorcio y el matrimonio civil. Sin embargo, la profunda división entre derechas e izquierdas, e incluso dentro de la propia izquierda, con la presencia de grupos anarquistas como la CNT, que protagonizan constantes sublevaciones, demuestra que España no estaba preparada para la democracia. Esta inestabilidad desemboca en la Guerra Civil y el golpe de Estado de 1936. Tras la muerte de Franco en 1975, se restaura la democracia en España.