Portada » Historia » Historia de la Península Ibérica: Intercambios y Conflictos (Siglos VIII-XV)
Entre los siglos VIII y XV, la península Ibérica fue un escenario de enfrentamientos y también de significativos intercambios culturales, económicos y sociales entre cristianos y musulmanes, con la comunidad judía desempeñando un papel importante. Este periodo también dio lugar a la creación de instituciones relevantes, como las Cortes y universidades, así como a un importante patrimonio artístico que perdura.
Los territorios ocupados por los musulmanes, conocidos como al-Ándalus, abarcan desde el 711 hasta la conquista de Granada por los Reyes Católicos en 1492.
Los musulmanes aprovecharon la crisis del reino visigodo tras la muerte del rey Witiza y la lucha por el trono entre don Rodrigo y otros nobles. En 711, Tariq, bajo el mando de Musa, desembarcó en Gibraltar y derrotó a los visigodos en la batalla de Guadalete. En tres años, los musulmanes conquistaron casi toda la península, estableciendo al-Ándalus como provincia del califato omeya de Damasco. La expansión musulmana más allá de los Pirineos fue detenida en el 732 tras la derrota musulmana ante los francos en la batalla de Poitiers.
La historia de al-Ándalus se divide en varias etapas:
La expansión musulmana en la península Ibérica fue detenida principalmente en las montañas cantábricas y algunas áreas de los Pirineos, donde la geografía dificultó la conquista. En estas regiones, surgieron los reinos cristianos que, bajo la idea de Reconquista, intentaron recuperar los territorios ocupados, considerándose herederos de los visigodos.
A partir de la segunda mitad del siglo XIII, la Reconquista se detuvo debido al agotamiento de recursos y disputas entre los reinos, manteniéndose fronteras estables hasta que los Reyes Católicos reactivaron el proceso.
Los reinos cristianos implementaron un proceso de repoblación con colonos del norte, del extranjero y mozárabes, estableciendo cuatro modelos:
Este proceso de repoblación tuvo un impacto duradero en la organización social y territorial de los reinos cristianos.
La Península vivió una fusión cultural entre cristianos, musulmanes y judíos.
La peste negra de 1348, junto con hambrunas y malas cosechas, provocó una fuerte despoblación, especialmente en la Corona de Aragón. Esto debilitó la economía, afectando la artesanía y el comercio, mientras que las guerras internas agravaron la situación.
Para mantener su poder, la nobleza impuso nuevos tributos, lo que desencadenó rebeliones, como la de los remensas en Cataluña, resuelta en 1486 con la Sentencia Arbitral de Guadalupe, y la revuelta de los irmandiños en Galicia. También se registraron ataques antisemitas con pogromos contra los judíos.
En Castilla, la guerra civil entre Pedro I y Enrique de Trastámara concluyó en 1369 con la victoria de este último, quien instauró la dinastía Trastámara y otorgó privilegios a la nobleza. En la Corona de Aragón, la falta de herederos tras la muerte de Martín I condujo al Compromiso de Caspe (1412), donde Fernando de Antequera asumió el trono. Fernando el Católico también jugó un papel importante en la incorporación de Navarra a Castilla en 1515.
El matrimonio entre Isabel de Castilla y Fernando de Aragón en 1469 y la ascensión de Isabel al trono en 1479 sentaron las bases para la unión dinástica y la consolidación de los Reyes Católicos.