Portada » Historia » Historia de la Península Ibérica: Desde la Prehistoria hasta el Reino Visigodo
La Prehistoria es el periodo más antiguo de la historia (desde el origen del hombre hasta el 3000 a. C.). Dentro de ella podemos encontrar tres subetapas: el Paleolítico, el Neolítico y la Edad de los Metales.
El Paleolítico es la etapa más larga y se puede dividir en tres periodos:
Los hombres paleolíticos eran nómadas y tenían una economía depredadora. Además, su industria lítica se reducía únicamente a cantos tallados y hachas bifaces muy toscos. Podemos encontrar dentro de este periodo el proceso de hominización que nos cuenta el desarrollo de los homínidos hasta su estado actual.
En el año 9000 a. C. comenzó un periodo de transición al Neolítico llamado Mesolítico.
El Neolítico (9000 a 3000 a. C.) basa su economía de producción en la ganadería, la cerámica y la agricultura. Los hombres neolíticos eran sedentarios. Podemos encontrar dos tipos de pinturas: las pinturas rupestres y levantinas.
Por último, se difundió la metalurgia durante el III milenio a. C.
Los pueblos prerromanos son los pueblos que habitaban la península ibérica durante el I milenio a. C. Podemos diferenciar tres áreas:
Podemos encontrar tres tipos de colonizaciones históricas:
El Reino de Tartessos: Se sitúan en torno al valle del Guadalquivir. Su principal fuente de riqueza era el estaño, la plata y el oro. Fueron más bien una federación de ciudades al estilo fenicio. Se han encontrado tesoros que manifiestan una minería muy rica como, por ejemplo, el Tesoro del Carambolo.
La llegada de los romanos a la península (a partir del siglo III a. C.) sucedió como consecuencia del enfrentamiento entre Roma y Cartago por las Guerras Púnicas. La conquista se inicia en el 218 a. C. y acaba en el 19 a. C. La conquista se realizó en tres etapas: el dominio del área ibérica, la conquista de la meseta y la ocupación de la franja cantábrica.
Hispania se convirtió en una provincia del Imperio romano. Este dio lugar a la romanización. Sus factores esenciales fueron el ejército y los colonos. Sus principales aportaciones fueron:
En la sociedad romana encontramos una oligarquía formada por las órdenes. Además, no había ciudadanos, sino hombres libres. En el último peldaño de la jerarquía encontramos a los libertos y los esclavos.
En la economía encontramos una riqueza minera, una agricultura basada en la trilogía mediterránea (trigo, vid y olivo) y un sistema económico romano basado en el esclavismo. Además, las villas romanas adquirieron la forma de latifundios. Hispania pervivió hasta el siglo V d. C.
En el año 409, los pueblos germánicos (suevos, vándalos y alanos) invadieron Hispania. Los visigodos llegaron como aliados de Roma para expulsarlos. Se establecieron en la Galia, pero con la desaparición del Imperio romano en el año 476 y la derrota de Vouillé en el año 507, fueron expulsados de la Galia y se asentaron en la Península.
El Reino Visigodo de Toledo perduró hasta que fue conquistado por los musulmanes en la batalla de Guadalete en el año 711. Sus principales instituciones de gobierno fueron:
Los visigodos unificaron la península ibérica por medio de la conquista de todos los territorios, acabando con el reino suevo y la presencia bizantina. Podemos encontrar tres unificaciones:
Su sociedad se ruralizó, su cultura se redujo al ámbito religioso, destacando a San Isidoro de Sevilla, y en el arte destacó la orfebrería, con obras como las Coronas Votivas.