Portada » Historia » La mujer en la época de Franco
El Patriacardo
Uno de lo catedráticos del siglo XX dice que la mujer se debe de preocupar por la higiene y la belleza de su cuerpo, pues piensa que la inteligencia es difícil de encontrar en ellas.
El Patriacardo supuso para las mujeres un gran atraso para su futura independencia. En las familias el principal era el hombre, seguido de los hijos y por último la mujer. Un ejemplo de ello lo tenemos al pensar que el mejor plato, a la hora de comer era para el hombre, seguidos iban los hijos, pues una madre siempre quiere lo mejor para ellos y por último la mujer.
Su trabajo consistía en ser la sombra del hombre, hacerle la vida agradable, cuidar de la casa, engendrar a sus hijos y procurarle placer. «era el reposo del guerrero».
El patriarcado hacía que el varón fuese el dominador de la sociedad. El hombre ordenaba,prohibía. Para su justificación era necesario elaborar una serie de tabúes sobre la mujer y justificar su estado, aislándola todavía más.
Se creó una imagen pasiva de la mujer no pudiendo tomar el control de su vida, reduciéndola al ámbito doméstico y a su ausencia en el trabajo asalariado.
La mujer pasó a depender, del varón; primero del padre y luego del marido, y acabó convirtiéndose en un bien comercial que consistía en una propiedad que se adquiría por contrato.
Desde pequeñas, a las mujeres se las criaba para ser la esposa perfecta en un futuro, viendo al varón como su seguro de vida, por lo tanto se les tenía que preparar para el matrimonio desde muy corta edad, en lugar de educarlas para ser totalmente independientes recibiendo una buena educación. Sólo tenemos que mirar el día de los Reyes Magos y las famosas muñecas «Mariquita Pérez» y las cocinas enminiatura que todas las niñas deseaban.
Había costumbre de los amigos o familiares en el acontecimiento de la Primera Comunión, desear a los padres ahora
que la veáis casada y contestaba la madre que Dios te oiga.
En esos tiempos para el hombre no era difícil encontrar esposa, siempre había habido más mujeres que hombres y estó se incrementó tras la guerra civil. La contrariedad de esto, es que para la mujer la posibilidad era escasa y ellas no podían dejar pasar su oportunidad, pues se quedarían para vestir santos si no la aprovechaban y eso sería una vergüenza para ellas.
Algunas veces existía una gran diferencia de edad entre hombres y mujeres. Ella le daba la juventud, belleza y virginidad y él le daba seguridad económica. En estas relación no había amor y el sexo era ausente. La mujer tras tener tres o cuatro hijos vivía en una situación acomodada, por otro lado, se ponía el cinturón de castidad y no le importaba que su marido tuviese una amante que lo complaciera mientras no faltara nada en casa.
Lo más impactante de esto es que en espectáculos, teatros o cualquier lugar donde se reuníesen entre ellas, presumían de lo guapa que era o el buen tipo que tenía la amante de su marido. Para ellas era un honor poder alardear de la belleza de «la otra».
La mujer fea tenía más posibilidad de casarse, pues, al no ser deseada el marido podía estar más tranquilo sin preocuparse de que su esposa fuese tentada.
Si la novia había perdido la virginidad antes del matrimonio solo tenía dos opciones: el casamiento forzado o abandonar su casa.
Eso sí, a las chicas menores de veinticinco años se les prohibía abandonar el hogar sin el permiso de sus progenitores a no ser que fuese para casarse y si los desobedecían podían llamar a la Guardia Civil para que volvieran a la casa a la fuerza.
La mujer debía ser la «reina de la casa» pues el mundo podía seguir progresando sin mujeres científicas, abogadas, doctoras, etcétera, pero no sin madres que fuesen las reinas del hogar. Para eso solo tenían que preocuparse por la cocina, los hijos y la iglesia.
Su escasa formación no les permitía una independencia económica para poder romper con el sometimiento masculino. Tanto la coeducación como el trabajo fuera de casa constituían dos grandes amenazas.
La capacidad de transformación de un país se debe medir en el sistema educativo y de valores que se transmite en los diferentes niveles de enseñanza y en el ambiente familiar. A veces los hábitos y la costumbre conducen a la aceptación
de una situación.
La política educativa referente a la mujer y su integración sehacía de forma diferente a la del hombre, al que se le adjudica la tarea productiva, y a la mujer, la reproductiva.
En aquellos tiempos España era un país con una alta tasa de analfabetizaciónl. En 1960, casi un 35% de la población vive en zonas rurales. En el colectivo femenino el porcentaje era del 28%.
En aquella época, la distinción entre el hombre y la mujer, mayormente, la establecía la madre como le habían enseñado y predicado, inclinándose siempre por los hijos varones en detrimento de sus hijas. Sobre todo en la comida, ropa, trato, educación y libertad.
Es un hecho comprobado, que se le concedía menorimportancia a la formación de la hija que a la del hijo y todo porquese pensaba que su destino era casarse. A las niñas, se les permitía acceder a la educación, pero bajo parámetros y modelos diferentes. No a la coeducación, sí a la diferencia de aprendizaje entre sexos. Se decía, el niño a estudiar y la niña a coser.
Era exclusivo de las mujeres el dominio de las tres ciencias: culinarias, confección y costura y economía doméstica. Eso fue una de las mayores causas de analfabetismo, por la dificultad de recibir una educación igualitaria, además de una menor escolarización.
Muchas chicas, sólo iban a escuela cuando hacía mal tiempo, ya que tenían que ayudar a las tareas agrícolas y demás del campo en los días buenos.
Las generaciones de mujeres de aquella época no podían demostrar su valía. A su formación se le solía poner un sin fin de trabas, sobre todo para trabajar en equipo con los hombres. Fueron muchos los obstáculos dirigidos a impedir el acceso de la mujer al mundo de la cultura en igualdad de condiciones. En aquella época, la mayoría carecía de ella, ya que no era necesario para ser una buena esposa. No se pensaba, que si la madre tiene cierto nivel cultural puede ayudar a sus hijos y completar su formación durante más tiempo. Esto es algo muy positivo para ambos.
A las mujeres por lo general se le enseña el arte de limpiar y guisar y la ciencia de la administración de la casa. Los contenidos de aprendizaje en la educación para las chicas, fueron valores de adorno de utilidad doméstica y las propias del sexo. Todo se basaba en el servilismo.
Tras lo aprendido su función era ponerlo en práctica y transmitirles sus conocimientos a sus hijas.
Había cierta discriminación y humillación en los colegios elitistas o de pago. Franco obligaba a todos estos colegios tener un 10% de alumnado gratuito. Este alumnado, según colegios, era situado bien en las últimas filas o en edificios
diferentes, además de llevar uniformes o baberos también diferentes a los de pago. La mayoría de estos colegios eran
religiosos.
Estaba muy mal visto además, que las mujeres le dieran el pecho a sus hijos, era como una humillación.
Después de la crianza del niño/a les unía un grado de parentesco con los hijos de la nodriza y con ella misma, era el de hermano de leche, al que amamantaba al mismo tiempo. Aunque era preferible que no lo hiciera.De todas formas, como en aquellos tiempos la mortandad infantil era grande, siempre había amas de cría disponibles.
Fueron requeridas y famosas las nodrizas vascas y gallegaspara la crianza de los niños de la alta sociedad. Estas nodrizas eran vestidas con atuendo significativo de la función que ejercían.
Estas nodrizas estaban muy bien alimentadas para que tuvieran leche en abundancia y poder alimentar bien a un niño o por circunstancias a dos. También existía la madre que había perdido a su hijo, por una parte, y la madre que no tenía leche para amamantarlo. En este caso, la madre natural dejaba en el domicilio de la primera a su hijo hasta que este podía comer, o más bien prescindir de ella.
Había otros casos en que, perdido el hijo, iban a la inclusa y sacaban uno para poder amamantarlo, por el peligro que suponía en aquellos tiempos una mastitis y sus complicaciones. Pero el resultado de esta operación, en la mayoría de los casos, era la adopción del niño aunque tuviera otros si no era mucha la sobrecarga.
Una vez acabada la guerra civil comenzaba la moral de la sociedad. La Iglesia y el Estado impusieron rígidas normas morales que afectaron profundamente la vida sexual de los españoles. Referente a la moral, en el franquismo, el mundo
perteneciente a la mujer no estaba hecho para gozar y ella lo aceptó, nunca se planteó lo que deseaba.
La mujer no solo se vestía y se maquillaba como su marido le imponía, sino que también él elegía las amistades de su esposa y ella acataba sus normas. También se les llegó a negar la capacidad intelectual, creativa y artística.
A la hora de escoger vestuario, se les daba instrucciones precisas sobre el largo de las faldas, los vestidos, escotes, bañadores, etcétera. No podían vestir ningún tipo de prenda provocativa bajo ningún concepto. Nada que pudiera mostrar lo que Dios les dio y pudiese provocar «malos» pensamientos. Esto indicaba que las piernas y los brazos debían estar muy bien tapados. Era como un encorsetamiento de todo lo perteneciente a su «yo» tanto interno como externo.
También tenían prohibido practicar sexo si su fin no era la procreación. Esta educación basada en la represión de la sexualidad, y deformada, consiguió que la mujer acabara siendo frígida, sin tener presente que un cuerpo desconocido, es un cuerpo negado.
Resultaba pecado negar el débito conyugal al esposo. La iglesia imponía severas normas sociales y duras penitencias,
particularmente cuando se trataba de pecados de la carne, confundiendo el placer con el pecado.
Vivían pendientes del que dirán y el temoral castigo de Dios. Se alababa la flagelación para llegar al camino de la mortificación y purificación a través del sufrimiento, obsesionada con las relaciones entre hombres y mujeres.La iglesia tampoco tenía las mismas penitencias ni severidad con los hombres que con las mujeres.
La unión prematrimonial era severamente censurada e incluso aquellos que tras haberla practicado decidían formalizar su situación según las directrices marcadas por la iglesia, se les daba un trato especial. Sólo podían recibir el sacramento matrimonial en la sacristía, a horas intempestivas y con pocos testigos. Sin embargo, tanto de cara a la propia institución eclesiástica como a la sociedad, la mujer resultaba más perjudicada al no poder lucir para la ceremonia el tradicional vestido blanco, símbolo de la pureza, con lo cual quedaba evidenciada, eternamente, su condición de pecadora.
Al mismo tiempo, se recomendaba a los párrocos que hasta pasados dos meses no extendieran certificación de este tipo de celebraciones matrimoniales. Si el sacerdote no cumplía esta normativa de la iglesia, erasancionado.
Se decía del hombre, que contra más amores más varonil.
Los hombres solían ser religiosos, pero sólo de cintura para arriba. Para el hombre existían dos clases de sexo: el sexo legal consagrado a la procreación dentro del santo matrimonio y el sexo ilegal que permitía al marido tener una relación con la criada, casándola después con un mozo que accedía mediante la sustanciosa dote en lo mejor de los casos. La criada en algunas ocasiones era la que iniciaba al señorito joven, como es natural, en el arte de la sexualidad.
Si por circunstancias quedaba en estado y no la podían casar con el acuerdo de ambas partes con su dote correspondiente, no excesiva, su destino era penoso, ya que sus padres no la aceptaban en casa por ser una deshonra. Así que de no casarse con cierta dote, su destino era la prostitución para poder comer y dar de comer a su hijo/a, de la que, por regla general, ya no salía.
La represión sexual de los años de la posguerra provocó la infelicidad de muchos matrimonios, convirtiendo a mujer represora del varón, renunciando a su sexualidad, y a parir con dolor. El papel que se le asignó a la mujer era el de máquina de producir hijos. Aquellos tiempos, fueron tiempos tristes y penosos para todos y sobre todo para la mujer, por no tener una formación lo suficientemente sólida para que pudiera pensar y decidir por sí misma.
Si por desgracia, la mujer quedaba viuda, guardaba luto perpetuo. Las ventanas cerradas o medio cerradas era el símbolo del luto familiar. Las viudas se asían rezadoras y mantenían la tumba del difunto como los chorros del oro.
No podían salir de casa y, si salían, sólo lo necesario, de compras e ir a misa, debían ir cubiertas con un velo. Si había muertes de familiares bastante seguidas, no se quitaba el luto de por vida.
Existía en algunos lugares de España muy tradicional (no en todos por fortuna,) que la mujer después del parto no podía entrar a la iglesia sin ser purificada, ya que la maternidad la contaminaba.
El Cardenal Primado Góma, actualizó en 1940 la bendición postpartum, un rito antiquísimo. La purificación consistía en que la mujer que había dado a luz, seguía los siguientes ritos: debía de esperar de rodillas a la puerta de la iglesia sosteniendo una vela encendida hasta que saliera el sacerdote vestido con sobrepelliz y estola blanca a buscarla y bendecirla con agua bendita. Era entonces cuando podía estar en condiciones de entrar en el templo.
Todo esto con el doble agravante de la prohibición que existía de cualquier práctica anticonceptiva que era condenada por la Moral, la Religión y el Estado. La píldora fue condenada por la iglesia católica como método pecaminoso. El papa Pablo VI había prohibido todo control de natalidad. A pesar de ello, en 1965 se comenzó a vender anticonceptivos, aunque siempre con receta y con las alarmantes advertencias de
los efectos secundarios por los médicos conservadores.
No había ni un planteamiento en defensa de la utilización de los métodos anticonceptivos ni nada que supusiera para la mujer una maternidad deseada. Sin llegar a pensar que el control de la natalidad supone: la mejora de las condiciones de vida y trabajo de la clase obrera, ya que el menor número de hijos garantizaría una mejor distribución de los ingresos familiares y mayor protección de la salud de las mujeres, ya que la sucesión de una larga serie de embarazos compromete gravemente la vida de las madres, especialmente, entre la clase trabajadora.
Por suerte posteriormente la píldora y demás prácticas anticonceptivas se convirtieron en los símbolos de la liberación sexual de la mujer.
En las películas extranjeras, la tijera y el doblaje permitían todas las manipulaciones de la censura. En las españolas, los guiones fueron sometidos y modificados al gusto del censor. Ir al cine sin carabina era mal mirado, también era conveniente ir sin carabina pero con otra pareja así se podían vigilar mutuamente. También es curioso, hasta que punto estaba metido el régimen en los cines, pues antes de empezar la sesión se emitía el Himno Nacional, con obligación de los asistentes de alzar el brazo hasta que finalizara. Disturbios o algarabías prohibidas, si alguien se pasaba, era automáticamente sacado del local por la autoridad competente. El Cardenal Segura, emitió una pastoral en la que excomulgaba a todo feligrés que asistiera a la representación de la comedia La blanca doble, resultado, el teatro estaba lleno en todas las funciones.
La influencia de la Iglesia Católica en cuestión de moralidad poseía la responsabilidad de la defensa del dogma, la supervisión de la enseñanza y el control de la moralidad privada y pública. A la iglesia no se podía entrar con los brazos desnudos, en estos casos se utilizaban unos manguitos o falsas mangas que después se retiraban a la salida. También se utilizaba un velo que cubría la cabeza. Según las pastorales de los obispos, por culpa del sexo están en el infierno el noventa por cien de los condenados.
El leer según que libros no era bien mirado. Podían despertar en la mujer alguna pasión, deseo o instinto reprochable. La literatura de aquellos tiempos era ejemplarizante. Los libros y las revistas que recomendaban eran con el objeto
de buscar la perfección como esposa y madre, y cómo conservar al marido. Su sueño debía ser la perfecta casada y que fuese el hombre el que tomase las decisiones importantes.
Los periódicos retocaban las fotografías con tintes. Escotes y faldas ajustadas hasta los límites dictados por la autoridad eclesiástica.
Los desnudos desaparecieron en la historia del arte. Se imponía el albornoz playero, el doble turno de piscinas. Los bañadores con faldita y sólo se permitía dentro del agua. Nada más salir había que cubrirse con el albornoz. Un guardia, uniformado de azul y con zapatillas blancas vigilaba las posibles infracciones. Lo mismo pasaba si se iba a la playa o se subía en coche, era algo pecaminoso, algo que podía desembocar a perder su pureza y si la perdía por amor era una desvergonzada que nadie iba a desposar.
En las hojas de empadronamiento,decía de profesión S.L sus labores o sea ama de casa, propio de su sexo. Ahora bien, si ésta tenía cualquier profesión o estudios, cambiaba las famosas S.L por su titulación. También se podía traducir por Sociedad Limitada al fin y al cabo tenía limitaciones y muchas. Una existencia limitada a cocinar, limpiar, lavar y tener hijos, carreras hogareñas.
Durante la guerra civil, con los hombres en el frente, las autoridades políticas se dirigieron a la población femenina para que participase en las labores concretas que los hombres habían dejado de desempeñar, tales como talleres y fábricas. Mientras que los hombres hacían la guerra y defendían los ideales en cada uno de los bandos. Esto supuso para las mujeres, la responsabilidad del núcleo familiar, y un radical cambio en su vida. Con su incorporación al mercado laboral, comenzará el arranque a su emancipación y libertad.
Las transformaciones sociales trajeron consigo la demanda de mano de obra barata en varios sectores laborales. Las mujeres sin ninguna cualificación trabajaban, por lo que fue necesario darles instrucciones aunque limitadas.
Su escasa cualificación estaba relacionada con su nivel salarial. Aun así ella elevaba, mediante un suplemento, los ingresos familiares.
El Fuero del Trabajo promulgado en marzo de 1938. El Estado
en especial prohibirá el trabajo nocturno de las mujeres, regulará el
trabajo a domicilio y liberará a la mujer casada del taller y de la
fábrica.
No sólo tuvo que sufrir estas humillaciones, sino además, la del permiso marital para poder trabajar fuera de casa. Por lo general, un mes antes de la boda, las jóvenes redactaban su despido voluntario.
Con la aparición de la mujer en el campo de la industria, aparece una nueva manera de organización patriarcal. Existían grandes reticencias para admitir el trabajo extradoméstico de las mujeres. Algunos sectores comenzaron a admitir mujeres en sus fábricas, comercios y talleres de forma transitoria, mientras no contraigan matrimonio. Se consideraba el trabajo asalariado femenino como una actividad masculina, justificable sólo en caso de viudedad o soltería.
Las mujeres de aquella época tuvieron que luchar por las diferencias que se les atribuían para lograr espacio en el mundo laboral. El objetivo era alejar a las mujeres, especialmente si estaban casadas, del mercado laboral. En aquellos tiempos era para el hombre una humillación como cabeza de familia que la mujer trabajara. Algo así como no ser lo suficiente hombre para mantener una familia.
Se consideraba que el trabajo suponía un peligro para la institución familiar y para la estructura jerárquica que naturalmente Dios ha asignado a cada miembro de la familia, ya que la independencia económica de las mujeres que trabajan fuera del hogar suponía una grave afrenta para la dignidad del marido.
El trabajo de la mujer fue transitorio, ella ocupaba el puesto de sustitución. El trabajo y el sacrificio en aquellos tiempos, fue ignorado y silenciado, además de no reconocido.
Las desventajas en el campo laboral, debidas a la desigualdad monetaria y a la doble jornada fueron las causas de que volvieran al hogar. Su participación en el mundo laboral estaba y está condicionada por el número de hijos que tenga.
Tenía que levantar la tasa de natalidad. Era necesario recuperar el núcleo familiar y su función procreadora.
El Estado necesitaba estimular el crecimiento de la población. Se argumentaba que España necesitaba de un incremento poblacional para erigirse en una potencia mundial. El lema era parir y criar hijos para orgullo de la nación.
La mujer no estaba bien visto que trabajara fuera de casa; podía ser una tentación para otro hombre y para ella misma. A la mujer le estaba encomendada la defensa de los valores del hogar. Deberes que no podían cumplirse si éstas se ausentaban de la casa. Además descuidaban sus quehaceres domésticos y familiares. Podía ir todo manga por hombro. Era darle la misma libertad que a un hombre.
En su papel de hija, a la mujer le correspondía el cuidado de los padres cuando enfermasen o llegasen a la vejez, y esta obligación se ampliaba a los padres del marido cuando éste no tenía hermanas.
En ninguna de estas funciones a la mujer de esta época se le acuñaba el término trabajar, ya que al ser el trabajo denominado doméstico, no le proporciona salario. Por lo tanto, frente a una encuesta, su contestación era no, aunque sus jornadas abarcaran día y noche e incluso festivos. Era la dedicación en cuerpo y alma a los demás.
Las reformas introducidas en 1958 y 1961, no eran un cambio de estatus de la mujer en la sociedad. Esta medida fue a causa de la crisis económica de los cincuenta.
El mundo social era privilegio de los hombres. La mujer vivía dentro del mundo que le había fabricado él. El género condicionaba la vida de las mujeres.
Uno de los métodos para lograr el Plan de Estabilización de 1959 y el Plan de Desarrollo de 1963, consistía en incrementar la población laboral, y como la mano de obra masculina no daba más de sí, se recluto a las mujeres.
La adición al salario de la mujer trabajadora al presupuesto familiar facilitó la adquisición de bienes de consumo. Se acepta porque ayuda a aumentar los ingresos, permitiendo el estudio de los hijos.
De todas formas, la mujer en aquella época era ajena a la vida profesional del marido. No tenía comunicación en ese campo, no entendía su contenido, no estaba preparada, no le interesaba, no compartía, se sentía ajena a su profesión, eso naturalmente les distanciaba. El acceso a la educación y al trabajo remunerado fueron socavando lentamente el orden patriarcal.
La Sección Femenina se fundó en 1934 por Pilar primo de Rivera. En 1936 contaba con una afiliación de 80.000 mujeres. La Sección Femenina fue un órgano adoctrinador al servicio del poder establecido del franquismo que sirvió de apoyo al bando nacional y a las actuaciones derivadas de la guerra, se desarrolló en varios campos: el adoctrinamiento político de las mujeres en el ideario de la falange.
Uno de los objetivos prioritarios era el fortalecimiento de la estructura familiar. A todo esto contribuyó la Acción Católica.
La propaganda política. El control de la actividad educativa y cultural, junto con la sumisión a ciertas ideologías fue expandida en múltiples canales, para forzar su acatamiento.
Se impuso una estricta censura de prensa, se prohibió toda manifestación de diversidad cultural y lingüística del estado y se persiguió cualquier tipo de disidencia política, religiosa o ideológica.
Los dos frentes más importantes de transmisión ideológica fueron: la prensa y el cine. La primera fue regulada por decreto del 22 de abril y la segunda por una orden del 2 de noviembre.
En la concentración que tuvo lugar el 30 de mayo de 1939 en Medina del Campo la Sección Femenina proclama que la misión de las mujeres en la Patria es el Hogar.
La líder de la Sección Femenina, Pilar Primo de Rivera, dejó bastante claro que el compromiso activo de la mujer en la vida pública cesaría cuando terminara la guerra. La labor de la mujer, según ella, era de ayuda, no de directora, porque esa sólo corresponde a los hombres.
Lo más valioso que podía hacer la mujer en el futuro era regresar al seno de la familia. Su objetivo prioritario era el de difundir el modelo de la mujer madre.
En la reorganización de 1939 se dividieron las actividades de la Sección Femenina en once ramas:
En los centros de la Sección Femenina, se estudiaba las siguientes materias:
El Decreto del 28 de diciembre de 1939 hizo asignatura obligatoria para todas las muchachas españolas la ciencia doméstica.
A partir del 31 de mayo de 1940 la Sección Femenina tenía una nueva orientación educativa: preparar a la mujer como futura madre de familia. El periodo era de seis meses y se dividía en dos partes. Una formativa de carácter socio-moral, doméstica y social. Otra, de prestación benéfica de interés nacional.
La Orden del 16 de octubre de 1941 unificó las asignaturas domésticas bajo el título general de hogar, que era obligatorio en todas las escuelas primarias y secundarias, tanto oficiales como privadas.
La Orden del 11 de agosto de 1944 hizo obligatorio el examen de hogar para aquellas muchachas que quisieran obtener un título universitario, permiso de conducir y pasaporte. Autorizó a la Sección Femenina para redactar programas y textos de la asignatura, capacitar a las profesoras e inspeccionar los cursos.
Todo esto fue ratificado en la orden del 11 de julio de 1950; y la Orden del 7 de agosto de 1950 hizo extensivas estas disposiciones a las Escuelas de Magisterio para la Formación de Maestras.
Para 1950 la Sección Femenina se había hecho con el control de la educación física de las niñas en las escuelas primarias y secundarias y en todos los institutos de enseñanza superior.
Los hechos más cuestionables o sobresalientes fueron su ideología y la labor desempeñada en el terreno de la formación, tanto cultural como ideológica. También hay que reconocer su ayuda a las personas necesitadas.
La sección Femenina encargada de movilizar y formar a las mujeres se ramificó en tres delegaciones: Auxilio Social(misiones benéficas) Frentes y Hospitales (atenciones y cuidados a los heridos).
Existían también en aquella época las llamadas Madrinas de Guerra, su función consistía en mantener correspondencia con otra persona del sexo contrario en términos amistosos, que podía acabar enamorándose de él sin haberlo visto nunca.
En la Sección Femenina se estableció una jerarquía vertical de diez grados que iba desde la delegada nacional, en lo más alto, hasta las simples afiliadas de base.
Las afiliadas menores de diecisiete años fueron divididas en tres secciones:
En el Decreto del 9 de febrero de 1944, se hizo exigible a todas las mujeres a partir del 1 de enero de 1945, que toda obrera que no lo hubiera cumplido era suspendida de empleo y sueldo.
Según Pilar Primo de Rivera el Servicio Social debía ser para las mujeres una alegre ocasión de servir a la Patria.
El Servicio Social fue para la mujer trabajadora y madre de familia una doble jornada. Consistía en seis horas diarias durante tres meses.
La situación era tan aberrante que una orden del Ministerio de Trabajo, amplió a seis meses, dos horas diarias, a partir del 26 de noviembre de 1946.
La Falange Española encargó a la Sección Femenina, quien a través del Servicio Social, impartía las asignaturas obligatorias en el Bachillerato como Hogar, Economía Doméstica y Formación del Espíritu Nacional, desarrollando una intensa labor que procuró a la mujer, además del certificado del Servicio Social, necesario para obtener el pasaporte, el carnet de conducir, un puesto de trabajo y cursar estudios superiores, un conocimiento bastante profundo acerca del folclore de nuestro país.
Estas clases se impartían en las Escuelas de Formación o en la propia fábrica, a las trabajadoras.
A partir de los 17 años se hacia el Servicio social. Éste se podía hacer en un internado, y consistía en tres meses (del 16 de septiembre al 16 de diciembre) o sin estar interna, y entonces era de seis. También se podía hacer en cualquier pueblo, sin tener que desplazarse, confeccionando canastillas de bebé.
Podías elegir, labores, trabajos manuales y corte. La jornada se desarrollaba de la siguiente manera:
Con el tiempo anularon la norma por la cual si eras mando o dirigías algún grupo, tenías que ser soltera. En cuanto se casaban perdían su destino. Todo esto pasaba antes de los años 60.
Las estudiantes universitarias que hayan aprobado el Hoga del bachillerato quedan exentas de dos de los tres meses de formación, cumpliendo el tercer mes mediante la asistencia a clases semanales, durante un año académico, seguido de un cursillo de dos semanas en un albergue-escuela, durante el verano.
Se exime a las enfermaras, casadas, viudas con hijos, muchachas cuyo salario sea necesario para el sostén financiero de la familia. Sin embargo, se excluye de esta última categoría a las muchachas que trabajan en fábricas y talleres.
Su proyecto era: la mejora del nivel de vida en el campesinado, junto con su ideología del régimen. El objetivo, especialmente del franquismo hacia las mujeres, era reducirlas a amas de casa eficientes y madres prolíferas, desapareciendo parcialmente en la vida social.
Los artículos de aquellos tiempos eran adoctrinadores, con temas sobre la moralidad, austeridad, maternidad y familia. Además de referencias al cuerpo femenino como tentación y pecado, por lo que se le aconsejaba un director espiritual, como guía de su vida.
La Sección Femenina, prestó valioso servicio de propaganda con sus Coros y Danzas en presentaciones internacionales en aquellas épocas de 1947-1949. Las jóvenes de la Sección Femenina que bailaban en los populares Coros y danzas tuvieron que ponerse unos pantaloncitos bajo las faldas llamados pololos para no tentar contra la moral.
Orden a los censores del 13 de abril.
Todas las fotografías de deportes en que camaradas de la Sección Femenina están enseñando las rodillas deberán ser tachadas.
La Sección Femenina, fue un medio propagandístico y claro ejemplo de proselitismo del régimen franquista.
A partir de 1941 el Ministerio de Educación incluye obligatoriamente en el Bachillerato las enseñanzas de Hogar,
Educación Física y Puericultura.
Se creó para tal caso el Cuerpo de Inspectores de la enseñanza el SEM centinela político moral de los maestros, para que se cumplieran las normas impuestas.
La Sección Femenina concluyó el 1 de abril de 1977.
Extractos de «Sección Femenina» de la Falange de J.O.N.S y la S.F. (1934-1959):
Tenía como objetivo: Fomentar en las mujeres el espíritu nacional sindicalista.
Su lema: El fin esencial de la mujer, es servir de complemento al hombre, formando con él, individual o colectivamente, una perfecta unidad social.
Su política ideológica: Fomentar los valores tradicionales que evocaban la figura de la madre y de la esposa sumisa como prototipo femenino.
«Las mujeres nunca descubren nada; les falta, desde luego, el talento creador, reservado por Dios para inteligencias varoniles; nosotras no podemos hacer nada más que interpretar, mejor o peor, lo que los hombres nos dan hecho» .
Pilar Primo de Rivera (1942)
«La vida de toda mujer, a pesar de cuanto ella quiera simular -o disimular- no es más que un eterno deseo de encontrar a quien someterse».
Medina Revista de la Sección Femenina (13 de agosto de 1944)
Extractos de la revista:
Ten preparada una comida deliciosa para cuando tu marido regrese del trabajo. Especialmente, su plato favorito. Ofrécete a quitarle los zapatos. Habla en tono bajo, relajado, placentero.
Prepárate: retoca tu maquillaje, coloca una cinta en tu cabello, hazte un poco más interesante para él. Su duro día de trabajo quizá necesite de un poco de ánimo y uno de tus deberes es proporcionárselo.
Durante los días más fríos deberías preparar y encender un fuego en la chimenea para que él se relaje frente a él. Después de todo, preocuparte por su comidad te proporcionará una satisfacción personal inmensa.
Minimiza cualquier ruido. En el momento de su llegada, elimina zumbidos de lavadora o aspirados. Salúdale con una cálida sonrisa y demuéstrale tu deseo de complacerte. Escúchale, déjale hablar primero. Recuerda que sus temas de conservación son más importantes que los tuyos. Nunca te quejes si llega tarde o si sale a cenar a otros lugares de diversión sin ti. Intenta, en cambio, comprender su mundo de tensión y estrés, sus necesidades reales.
La prostitución el oficio más viejo del mundo. Emilio Bobadilla, en Noche Dormida dice que la mujer es imprescindible para el hombre como objeto erótico, desprovisto de inteligencia. Cosa linda con cerebro de pollo, injusta y sensiblera.
La mujer supo sobrevivir. Era madre, tenía hijos y éstos tenían que comer; en muchos casos era viuda. Así que se prostituyó y mintió para poder sobrevivir en la posguerra.
Muchas mujeres salvaron a sus maridos sometiéndose a las exigencias de algún pez gordo. Algunos hombres se sentían orgullosos de acostarse con la viuda o hija del vencido, encarcelado o asesinado.
Existía la entretenida o querida que dependía de la protección de un sólo hombre por lo general, ya que a veces eran visitadas por varios sin enterarse ellos. Las prostitutas o mujeres de la vida solían ser las que habían sido en un etapa de sus vidas violadas o madres solteras.
En algunos casos encontraban a alguien que se casaba con ellas, y recuperaban los hijos que antes habían entregado a la caridad.
Hay que tener muy presente que estas mujeres no se dedicaban a la prostitución por voluntad propia si no por circunstancias de la vida. Ya que era impensable ir a su casa o pueblo con un bebé por vergüenza y por falta de medios en sus casas. Si el bebé era del novio y éste no quería reconocer que era suyo, en algunos casos bien por miedo o por vergüenza, se quitaban la vida.
De todas formas en aquellas fechas los padres no solían apoyar en estas circunstancias a sus hijas.
En cambio para otros supusieron las prostitutas un momento de compañía que aliviaba su gran soledad. Creció la demanda de servicios sexuales, debido a la represión y separación de sexos. El deseo se acentuó. Existía el amor profesional o amor comprado, por lo que fue un negocio la prostitución de aquellos tiempos de estraperlo y miseria. El hombre lo consideraba como algo puramente higiénico para la salud.
Existían otras mujeres dentro de las casas de citas que entretenían a los clientes mientras esperaban ser recibidos por las prostitutas. (ésto se llamaba hacer comedor)
También existían las llamadas palanganeras (éstas eran generalmente antiguas prostitutas que por su edad ya no podían ejercer la profesión al no ser requeridas por los hombres) su trabajo consistía en arreglar la habitación, cambiar las sábanas y demás utensilios para su posterior servicio, como palangana, toallas etc… Su demanda y propina, estaba a merced de la voluntad del cliente. La prostituta en contrapartida tenía un chulo, al que le pedía cierto amor, cariño o afecto, en cambio para él es una forma de dominio.
Muchas prostitutas acababan aborreciendo a los hombres por las humillaciones recibidas durante este periodo de su vida. Dada la pobreza existente, se tuvo que abaratar el producto a las economías más endebles.
Así surgieron las palilleras, alivio manual para los que no disponían del dinero suficiente para el acto carnal. Ellas actuaban en parques, zonas deficientemente iluminadas y en las últimas filas de los cines. Recuerdo que tanto al principio como al final de los puentes que cruzan el cauce del río Turia, que iban a desembocar sobre el barrio de Sagunto, había algunas mujeres con cierto aspecto y conducta fuera de lo habitual que solían acercarse a los hombres con un eslogan: baratito, baratito.
La mayoría de sus clientes solían ser soldados.Las personas que pasaban por allí, al verlas y oírlas bajaban la mirada y se alejaban, por lo general. Sus servicios se tarifaban según dos tipos de prestaciones, con música o sin ella.
La música consistía en colocarse en la muñeca de la mano que iba a realizar el servicio unas pulseras cuyo tintineo resultaba estimulante.
A las mujeres que se dedicaban a estos menesteres se les prohibió el paseo y exhibición por las vías públicas. Debido al auge de la prostitución, las autoridades decidieron velar por la dignificación de la mujer, creándose en 1941 el Patronato de Protección a la Mujer, expidiendo cartillas para aquellas personas que por su vida representaran algún peligro sanitario.
La prostitución estuvo autorizada hasta 1956, estableciéndose un control para las enfermedades venéreas.
A partir de entonces, se les perseguía, se les rapaba el pelo y se les encarcelaba.
Las prácticas abortivas estaban prohibidas pero se practicaban, aunque sin condiciones médicas ni asépticas.
Algunos de los sistemas: el perejil, la lavativa, la mostaza, el aguardiente alemán tomado en ayunas, la brutal aguja de hacer punto, aspirinas y café en ayunas, movimientos ficticios de coser a máquina y con el famoso cornezuelo (el parásito del centeno).
La famosa Ru 486 es el nombre con el que se conoce a la oxitocina sintética, la hormona que desencadena las contracciones de útero que causan el parto. Se fabrica a partir de un hongo llamado cornezuelo del centeno.
Si se era denunciada por cualquier persona a la policía, ésta se presentaba en el domicilio de la denunciada a registrar la vivienda y buscar pruebas del delito, si se encontraban, era condenada e iba a la cárcel, además de ser una afrenta grande en aquellos tiempos.
Los abortos en aquellos tiempos estaban bajo las mínimas condiciones sanitarias más imprescindibles por lo que la mortalidad de las mujeres era alta. Era el precio que tenía que pagar por su pecado.
Cuando se internaba a una paciente con derrames sospechosos o no sospechosos, se le tenía en observación y cuarentena, hasta que era confirmado por un médico que dicho aborto no había sido provocado y por lo tanto no llevado al juzgado para su posterior penalización.
El alumbramiento en las casas era de la siguiente manera: posición en cuclillas o entre dos sillas, con una manta o palangana en el suelo por si el bebé caía que no se hiciese daño. Esto solía ser lo más habitual en el medio rural.
En las capitales, se solía dar a luz en la cama, y entre los barrotes del cabezal de esta, se entrelazaba la parte superior de una escoba, donde se enroscaba una toalla de baño para que la parturienta se agarrase a ella con las dos manos e hiciese fuerza y empujara.
Una vez se daba a luz, la parturienta estaba en ayunas a base de caldos y sin tomar cosas frías y sin bañarse hasta pasados cuarenta días.
El Estraperlo
Los sufrimientos de la guerra hacen fuertes a los hombres.
Terminada la guerra civil, la sociedad española fue invadida por el estraperlo y sometida al racionamiento. Mientras las cartillas de racionamiento distribuían entre la población los productos de primera necesidad, tan escasos para sobrevivir, nació a su sombra el estraperlo y el mercado negro, donde se vendían, de forma clandestina productos racionados a precios abusivos, que benefició a los especuladores y contribuyó al encarecimiento de los productos básicos, marcando a la sociedad que vivió aquella época y padeció el peso de la guerra y sus consecuencias.
Los alimentos eran escasos y de ínfima calidad. Para garantizar el suministro de productos de primera necesidad, se implantó la cartilla de racionamiento, pero era insuficiente.