Portada » Historia » Historia de España: Transición del Antiguo Régimen al Sistema Liberal
A finales del siglo XVIII y comienzos del XIX, se produce la crisis del Antiguo Régimen, con la sociedad estamental y el absolutismo. Este modelo será sustituido por el liberalismo, basado en la división de poderes, la soberanía nacional, las libertades individuales y una sociedad meritocrática. Las revoluciones Americana y Francesa impulsaron este proceso. En España, durante el reinado de Carlos IV, se intentó una política reformista con escaso éxito. El gobierno de Manuel Godoy, valido del rey, y la creciente dependencia de Francia, aislaron a España del resto de Europa. El bloqueo marítimo impuesto por Gran Bretaña, la derrota de Trafalgar y las crisis internas debilitaron la monarquía. La oposición a Godoy, liderada por Fernando, hijo de Carlos IV, culminó con el Motín de Aranjuez y la abdicación de Carlos IV.
Napoleón, buscando convertir a España en un estado satélite, se encontró con la resistencia española. La Guerra de la Independencia (1808-1814) enfrentó a los partidarios de José Bonaparte, hermano de Napoleón, con los defensores de Fernando VII. La guerra tuvo varias fases, destacando la derrota francesa en Bailén (1808) y la ofensiva aliada iniciada en Arapiles (1812), que condujo a la derrota francesa y al regreso de Fernando VII con el Tratado de Valençay (1814). Durante la guerra, se enfrentaron dos modelos políticos: el reformista francés de José Bonaparte y el liberal español, gestado en las Cortes de Cádiz.
En la España que resistía a la ocupación francesa, se gestó una revolución política. Se formaron juntas locales y provinciales, que culminaron en la Junta Suprema Central. Esta se trasladó a Cádiz, convirtiéndose en el Consejo de Regencia. Las Cortes de Cádiz (1810-1813) elaboraron la Constitución de 1812, conocida como «La Pepa».
Esta constitución estableció la soberanía nacional, la división de poderes, una monarquía parlamentaria y el reconocimiento de derechos individuales como la libertad de propiedad, la igualdad jurídica y fiscal, la inviolabilidad del domicilio, las garantías penales y la libertad de imprenta. Se estableció el sufragio universal masculino indirecto y se creó la Milicia Nacional. Se mantuvo el catolicismo como religión oficial del Estado. Entre las medidas aprobadas, destaca la abolición del régimen feudal.
El reinado de Isabel II se inicia con la Primera Guerra Carlista, provocada por la cuestión sucesoria. Los carlistas, defensores del absolutismo y la sociedad tradicional, proclamaron rey a Carlos María Isidro. Los isabelinos, con el apoyo de liberales, defendieron la Pragmática Sanción que abolía la Ley Sálica. La guerra finalizó con el Convenio de Vergara (1839).
Durante las regencias de María Cristina y Espartero, se desmanteló el Antiguo Régimen. Se promulgó el Estatuto Real (1834) y la Constitución de 1837, que establecía la soberanía nacional, la división de poderes y la aconfesionalidad del Estado. La Regencia de Espartero (1840-1843) fue autoritaria. La Década Moderada (1844-1854), bajo el gobierno de Narváez, vio la aprobación de la Constitución de 1845, de carácter conservador. El Bienio Progresista (1854-1856) trajo nuevas reformas. El periodo final del reinado de Isabel II estuvo marcado por la inestabilidad política.
La España del siglo XIX era un país agrario con una desigual distribución de la tierra. Las desamortizaciones de Mendizábal (1836) y Madoz (1855) expropiaron tierras de la Iglesia y los municipios para su venta en subasta. Estas medidas no crearon una clase de pequeños propietarios, sino que beneficiaron a la nobleza y la burguesía. La población española creció, pero a un ritmo menor que otros países europeos. La nobleza se integró en la burguesía, la Iglesia perdió poder económico e influencia social, y las clases burguesas se convirtieron en las nuevas clases dirigentes. El campesinado, en su mayoría jornaleros, vivía en condiciones miserables, y el movimiento obrero comenzó a emerger.
El Sexenio Democrático se inicia con la Revolución de 1868, «La Gloriosa», que derrocó a Isabel II. Se formó un gobierno provisional que convocó Cortes Constituyentes. La Constitución de 1869 estableció la soberanía nacional, la división de poderes, el sufragio universal masculino y la libertad de culto. Amadeo de Saboya fue proclamado rey en 1870, pero abdicó en 1873. Se proclamó la Primera República, que enfrentó graves problemas políticos y sociales. En 1874, un pronunciamiento militar proclamó rey a Alfonso XII, iniciando la Restauración.