Portada » Historia » Historia de América: La Invasión Francesa y la Independencia de las Colonias Españolas
En 1808, el rey de España, Carlos IV, autorizó al ministro Godoy a aceptar el Tratado de Fontainebleau, por el cual el gobierno español decidió apoyar al emperador Napoleón Bonaparte para que las tropas francesas ingresaran por España con el objetivo de ocupar Portugal por rechazar los planes de Napoleón.
La invasión francesa a Portugal y España fue muy rechazada en América. En las colonias, las autoridades del rey de España en el Perú adoptaron una disposición de defender los derechos del rey Fernando VII, amenazados por el agresor francés. El virrey Fernando de Abascal impuso una política de control político y militar en defensa de la monarquía española, además de recibir el apoyo de los comerciantes del Perú colonial.
Los problemas políticos en España, como la invasión francesa, generaron una gran inestabilidad en el gobierno español, lo que provocó el quiebre de la monarquía y dio lugar a una etapa de reemplazo de monarcas. Fernando VII fue reemplazado por el francés José I Bonaparte, quien contaba con el apoyo de un sector de la sociedad española, como los grupos feudales, aristócratas y católicos.
Al producirse la invasión francesa a territorio español, en el Perú gobernaba el virrey Fernando de Abascal, quien defendió los poderes de la monarquía española aplicando leyes severas, elevando impuestos, organizando las fuerzas armadas con tropas peruanas y reclutando a los pueblos indígenas en defensa del estado español. Su función importante se relaciona con la política de lograr derrotar a los criollos liberales que pretendían la autonomía de las colonias.
Las juntas de gobierno formadas en América española entre 1809 y 1810 buscaron inicialmente apoyar al rey Fernando VII de la casa Borbón. Sin embargo, cuando el gobierno se opuso a las reformas, las juntas de gobierno decidieron lograr la autonomía de los países hispanoamericanos. De esta manera, la junta de Caracas de 1810 fue derrotada cuando las fuerzas españolas derrotaron al general Francisco de Miranda.
En 1811, se sublevó en Tacna el criollo Antonio de Zela, un criollo liberal que tuvo el apoyo de diversos sectores sociales. Este movimiento contó con el apoyo de los criollos argentinos del Río de la Plata. Sin embargo, fracasó, lo que demostró que en la sociedad colonial las clases obreras y campesinas no apoyaban a los grupos de poder.
En 1813, se produjo el segundo grito rebelde de Tacna dirigido por el criollo comerciante Enrique Paillardelle con el apoyo de los criollos, pueblos indígenas, los caciques y sectores populares de Tacna. Decidieron constituir una junta de guerra con el apoyo de los criollos del Río de la Plata. Sin embargo, fueron derrotados en la batalla de Huanta.
En el Cusco, se formó una junta militar de gobierno a cargo de los hermanos José Vicente y Mariano Angulo, quienes lograron la convocatoria del brigadier Mateo Pumacahua, funcionario del gobierno español y cacique de Chincheros. Se rebelaron en contra del estado español y adoptaron una posición política de un nuevo estado con poder autónomo.
La rebelión de Cusco se organizó en tres frentes de lucha: Alto Perú, Huamanga y Arequipa.
La rebelión de Cusco fue derrotada por las fuerzas realistas dirigidas por el general José de la Serna.
La independencia del Perú fue proclamada el 28 de julio de 1821 por el general José de San Martín.