Portada » Historia » Historia de Al-Ándalus: Un Legado Cultural en España
En el año 711, a consecuencia de las guerras internas entre los visigodos, Musa y Tariq cruzaron el estrecho de Gibraltar y derrotaron a Don Rodrigo en la batalla de Guadalete.
Los musulmanes no devolvieron el poder a los visigodos. Rápidamente ocuparon la mayor parte de la península, menos la cornisa cantábrica. Las tierras conquistadas se llamaron Al-Ándalus y fueron gobernadas por un emir, dependiente del califato de Damasco. Córdoba fue la capital de Al-Ándalus.
Hubo cinco etapas:
Solo reconocían la autoridad religiosa del califa de Damasco.
En el año 750, Abderramán llegó a la península ibérica y se hizo con el poder, proclamándose Emir de Córdoba con el nombre de Abderramán I, en el año 756.
El principio de Al-Ándalus fue turbulento.
El califato de Córdoba fue el periodo más brillante de la historia de Al-Ándalus.
En el año 912, heredó el trono Abderramán III, logrando pacificar Al-Ándalus.
Por esto recibió el título de Califa en el año 929, convirtiéndose así en la máxima autoridad religiosa.
El califa era ayudado en el gobierno por el Hayib (primer ministro), y los Visires (otra especie de ministros). Los Valíes dirigían las provincias y las marcas fronterizas.
En el año 976 llegó al califato Hisham II, de solo 11 años. El gobierno quedó en manos del General Almanzor, que realizó más de 50 razias contra los reinos cristianos del Norte. (Las razias eran campañas de saqueo).
Tras la muerte de Almanzor hubo luchas internas que asolaron Al-Ándalus y, como resultado, en 1031 el califato se dividió en numerosos reinos (taifas). Destacaron Sevilla, Toledo, Badajoz y Zaragoza.
Las taifas fueron constantemente atacadas por los reinos cristianos del Norte. Para evitar esto, las taifas pagaban parias (tributos) a los reyes cristianos. A pesar de ello, esta etapa tuvo una gran prosperidad económica y cultural.
El empuje militar de los reinos cristianos era cada vez mayor. En 1085, recuperaron Toledo. Los musulmanes llamaron en su ayuda a los almorávides (guerreros bereberes del norte de África).
Los almorávides acabaron con los reinos de taifas y volvieron a unificar Al-Ándalus.
En 1147 fueron sustituidos por otro pueblo bereber, los almohades, que lanzaron una ofensiva general contra los cristianos. Solo la unión general de los ejércitos cristianos consiguió frenarlos en la batalla de Las Navas de Tolosa en 1212. Con lo cual los cristianos recuperan Al-Ándalus, menos el reino de Granada.
Se extendía por Málaga, Almería, Granada y la parte oriental de Cádiz, y estaba gobernado por la familia de los Nasr.
El reino nazarí era muy débil, fue un vasallo de Castilla durante dos siglos y medio.
Las luchas internas debilitaron el reino y facilitaron la conquista cristiana de Granada por los Reyes Católicos en 1492.
La mayoría de la población de Al-Ándalus se dedicaba a la agricultura. Cultivaban cereales, vid y olivo, e introdujeron nuevas técnicas de regadío y nuevos cultivos, como el algodón, el arroz, la caña de azúcar, etc.
En las ciudades se desarrolló una artesanía de calidad. Lo más destacado era la cerámica, el cuero, la orfebrería y el trabajo de la seda.
Era un centro de comercio muy activo, se exportaban productos artesanos a cambio de esclavos y oro.
La moneda de cambio era el dinar de oro (etapa del califato), y el dirhem de plata (acuñado en Córdoba).
La sociedad andalusí estaba formada por gente de distintas religiones. El grupo más poderoso era el de los conquistadores, pero había grandes diferencias.
Había dos grupos de musulmanes:
El resto de la población se organizaba por criterios religiosos:
El islam era una civilización urbana. Hubo ciudades con más de 10.000 o 20.000 habitantes, como Córdoba, Sevilla, Valencia, Murcia y, más tarde, Granada.
En la medina vivía la aristocracia.
La clase media vivía en los arrabales (médicos, juristas, comerciantes y artesanos), donde se ubicaban los talleres.
En Al-Ándalus floreció una cultura espléndida. Su apogeo fue a partir del siglo X gracias a la obra del califa Al Hakam II, que reunió una biblioteca con 400.000 volúmenes.
Entre los intelectuales destacaron el musulmán Averroes y el judío Maimónides. Hubo un gran desarrollo en la poesía, la medicina, la astronomía y las matemáticas.
El legado andalusí es profundo en nuestra vida cotidiana. Las viviendas y la gastronomía en el sur y el este de España no se explican sin este influjo.
En cuanto al idioma, se estima que hay unas 4.000 palabras castellanas de origen árabe.
El arte floreció de manera excepcional, especialmente la arquitectura. La pintura y la escultura se usaron para decorar edificios: con ellos recubrían paredes, techos y columnas. También se usaban para hacer fuentes y otros elementos de decoración en jardines y patios.
Características de la arquitectura islámica:
Los edificios públicos más importantes fueron las mezquitas, pero también se construyeron palacios, castillos y baños.