Portada » Filosofía » Grandes Pensadores de la Historia: De la Ilustración al Siglo XX
Marx: argumenta que el avance de la sociedad se ha medido a través de evoluciones sangrientas, ya que el poder no se ha cedido libremente. Los burgueses, a diferencia de la clase dominante anterior, basaban su poder en la reputación y un sistema económico sólido. Las revoluciones beneficiaron a muchos trabajadores que vivían en condiciones precarias, mejorando sus jornadas laborales. Sin embargo, la falta de derechos persistía, privándolos de acceso a educación y sanidad. La propiedad privada, un derecho exclusivo de disfrute para quienes la poseen, se convierte en un instrumento de explotación, donde el trabajador, a pesar de ser un aliado en la producción, enriquece a su jefe. Para el proletariado, la posesión más valiosa eran sus hijos, quienes les aseguraban sustento al llegar a la vejez. Por esta razón, tenían familias numerosas. Se argumenta que la única revolución posible es aquella que elimine la propiedad privada, incluso si implica derramamiento de sangre.
Kant: identifica dos corrientes de pensamiento principales: el idealismo racionalista y el realismo empirista. La clave reside en la relación entre el sujeto y el objeto, similar al estímulo y la respuesta que dan lugar a los procesos cognitivos. Kant sostiene que, si bien nacemos como una»tabla ras», el conocimiento no se limita a la experiencia sensorial. Los esquemas mentales, estructuras innatas de la mente, organizan y procesan la información adquirida. Con la Revolución Francesa, emergen nuevas clases sociales que, a pesar de su reciente incorporación al ámbito político como ciudadanos, carecen de derechos plenos. En su obra cumbre,»¿Qué es la Ilustración», Kant plantea la pregunta fundamental sobre la naturaleza del ser humano y la aborda a través de tres interrogantes: ¿Qué puedo saber? (abordado desde la perspectiva del conocimiento científico), ¿qué debo hacer? (desde la ética y la crítica de la razón práctica) y ¿qué me cabe esperar? (desde la estética y la filosofía de la historia).
Darwin: impulsor del evolucionismo, destaca la variación de rasgos como elemento clave en la evolución. A través del método científico, investiga el origen y la transformación de las especies. El darwinismo social, una extrapolación de sus ideas al ámbito social, sostiene que la supervivencia del más apto es una lucha constante en la naturaleza. Las especies desarrollan características anatómicas específicas, como el sistema nervioso central y el cerebro. En el caso de los humanos, la bipedestación y la encefalización son dos rasgos cruciales. La bipedestación, posibilitada por la posición del pulgar en el pie, permite una mayor velocidad y adaptación al entorno. La encefalización, el aumento del tamaño del cerebro, facilita un procesamiento más rápido de la información y un desarrollo lingüístico complejo, aunque nos hace dependientes en nuestros primeros años de vida.
Un desafío para Darwin fue la genética. Posteriormente, Mendel, con sus estudios sobre la herencia, fortaleció las ideas de Darwin. El ADN, portador de la información genética, transmite características a través de genes dominantes y recesivos. Algunos genes no se manifiestan, permaneciendo latentes. Dos procesos importantes son la recombinación genética, que mezcla genes para generar diversidad, y la mutación genética, un cambio en la estructura del gen que puede ser incompatible con la vida.
Freud: considerado la»tercera herida narcisist» a la humanidad, propone el psicoanálisis como método para comprender la mente humana. Freud argumenta que, a menudo, las personas reprimen sus verdaderos sentimientos, aunque estos se manifiesten de forma inconsciente. Los síntomas neuróticos, de origen psicológico, revelan conflictos internos. Freud divide la mente en tres niveles: el consciente (lo que reconocemos de nosotros mismos), el preconsciente (accesible mediante recuerdos) y el inconsciente (inaccesible directamente). El inconsciente, según Freud, alberga deseos reprimidos y experiencias traumáticas que influyen en nuestro comportamiento. A diferencia de los animales, la conducta humana está determinada por factores psicológicos, como las pulsiones. La libido, energía psíquica asociada al instinto sexual, juega un papel fundamental en el desarrollo de la personalidad desde la infancia. Las experiencias tempranas, ya sean positivas o traumáticas, moldean nuestra personalidad adulta. La pulsión de muerte, o»Thanato», se manifiesta como una fuerza agresiva y destructiva. El equilibrio entre la libido y el Thanatos es crucial para la salud mental. Freud divide la personalidad en tres instancias: el Ello (impulsado por las pulsiones), el Yo (mediador entre el Ello y el Superyó) y el Superyó (internalización de normas sociales y morales).
Papel de la Filosofía en el Siglo XX: la ciencia se separa de la filosofía, adquiriendo mayor prestigio. El avance científico, especialmente en el campo de la biología, lleva a algunos a considerar que solo lo científico es válido. Surgen nuevas corrientes filosóficas, como la filosofía analítica, representada por Carnap y Russell, que enfatiza la lógica y el lenguaje, y el existencialismo, con exponentes como Sartre y Camus, que se centra en la libertad, la responsabilidad individual y la búsqueda de significado en un mundo aparentemente absurdo.
Características del Siglo XXI: la filosofía contemporánea se enfrenta a nuevos desafíos, como la crítica a la injusticia social, el desarrollo económico desigual, los avances científicos y tecnológicos, y la persistencia del racismo. La lucha de clases, según Marx, se basa en la infraestructura (la realidad material y económica) y la superestructura (ideas, cultura, religión). Los medios de producción, controlados por una minoría, determinan la economía y generan desigualdad. La superestructura, influenciada por la infraestructura, perpetúa las relaciones de poder existentes.