Portada » Español » Generación del 98 y Modernismo
El siglo XIX termina con una grave crisis: el final del imperio colonial español. Este acontecimiento provocó una ola de indignación y protesta que se manifestó en la literatura a través de los escritores de la Generación del 98, cuyos principales componentes fueron: Miguel de Unamuno, Pío Baroja, Azorín, Antonio Machado y Valle-Inclán. Es Azorín quien propone esta denominación en unos artículos de 1913; aunque la idea fue rechazada inicialmente por algunos miembros de la generación, el concepto se impone finalmente. Todos ellos adoptaron una actitud crítica ante la situación política y social del momento. Inician un camino innovador, alejándose del Realismo y buscando la expresión de la realidad personal e interior, bajo la influencia de la filosofía pesimista de Schopenhauer.
Fue un inconformista radical, mantuvo siempre una postura hostil hacia la sociedad. No creyó en Dios ni en la vida. También en Baroja se ve una inmensa ternura por los seres desvalidos o marginados. Sus novelas se caracterizan por los siguientes rasgos:
Organizó sus novelas en trilogías (grupo de tres novelas que gira en torno al mismo tema), destacan: “La tierra vasca”, “La lucha por la vida”, “La raza” y “El mar”. Podemos distinguir tres etapas:
Es la etapa de mayor creatividad y vitalismo. Pertenecen a ella obras como “Camino de perfección”, la trilogía “La lucha por la vida”, “El árbol de la ciencia”, “Zalacaín el aventurero” o “Las inquietudes de Shanti Andía”.
En esta época decae la capacidad creadora de Baroja, que repite los moldes narrativos anteriores e incluye en sus narraciones abundantes divagaciones ideológicas. Lo más interesante de este periodo es la serie “Memorias de un hombre de acción”.
Baroja ya no creó nada nuevo. Desaparecen de sus escritos la fuerza crítica y los ataques a la sociedad. Destacan sus memorias, tituladas “Desde la última vuelta del camino”, escritas con una gran sinceridad.
Sus novelas se centran en el conflicto íntimo de los personajes, debido con frecuencia a las relaciones familiares. Sus temas obsesivos: la afirmación de la personalidad, la lucha contra el instinto, el deseo de dominio sobre los demás, la muerte, la existencia de Dios… Para ello interviene en el relato, dialoga con sus personajes, los convierte en símbolos, interpela al lector… En 1914 publica su mejor novela: “Niebla”. Lo que más sorprende al lector de esta obra es la utilización del conocido juego vida-literatura.
Unamuno también se sintió atraído por el tema de la lucha entre hermanos, por la historia bíblica de Caín y Abel. Este motivo sirve de base a su novela “Abel Sánchez”.
Tras “La tía Tula”, que tiene como tema central las ansias de maternidad de una mujer virgen, Unamuno publica “San Manuel Bueno, mártir”. En esta obra aparecen los motivos: la lucha agónica del individuo en este mundo, el creer y el aparentar creer, la soledad, los problemas de la fe, la vida como sueño…
Sus ideas políticas y religiosas evolucionan desde un anarquismo juvenil al conservadurismo de su madurez. Su filosofía se centra cada vez más en una obsesión por el tiempo, por la fugacidad de la vida… En su obra se observa una íntima tristeza, una melancolía que fluye mansamente junto a un anhelo de apresar lo que permanece por debajo de lo que huye, o de fijar en el recuerdo las cosas que pasaron. En definitiva, Azorín vive para evocar, es un contemplativo. Cultivó el ensayo y la novela, y prácticamente borra las fronteras entre ambos géneros; aunque puso el subtítulo de novela a unos quince libros, estos apenas se distinguen de sus ensayos. Las principales cualidades de su estilo son la precisión y la claridad. De ahí el empleo de la palabra justa y de la frase breve; en sus descripciones se observa una técnica miniaturista, por la atención al detalle, y se anulan el movimiento y el tiempo, la narración se fragmenta en instantáneas que configuran cuadros o fotografías que dispersan la atención del lector. Sus novelas de esta época son de dos tipos:
a) Aquellas en las que predominan los elementos autobiográficos y de impresiones suscitadas por el paisaje. El protagonista es Antonio Azorín (del cual tomará su seudónimo), personaje de ficción que se convierte en la conciencia de su creador. Estas novelas son un pretexto para desarrollar las experiencias vitales y culturales del autor. A ella pertenecen “La voluntad”, “Antonio Azorín” y “Las confesiones de un pequeño filósofo”.
b) En otras, Azorín abandona los elementos autobiográficos, si bien continúa reflejando sus propias inquietudes a través de personajes míticos: la fatalidad, la obsesión por el tiempo, el destino, etc. Una muestra de ello es “Doña Inés”. A esta misma etapa pertenece “Don Juan”, basada en la conversión cristiana del mito.
El término Modernismo designa un movimiento literario fundamentalmente hispano que se inicia a finales del siglo XIX y se prolonga hasta la primera década del siglo XX. Es un movimiento de renovación estética en el que van a influir dos corrientes poéticas francesas del siglo XIX: el Parnasianismo (defiende el culto a la perfección formal) y el Simbolismo (caracterizado por la sugerencia y la búsqueda de percepciones sensoriales).
El Modernismo nace en Hispanoamérica. Es Rubén Darío el líder, y la figura más representativa del movimiento. En Darío la influencia francesa convive con un profundo conocimiento de la tradición española. Su trayectoria representa la de todo el movimiento: existe un primer período de gran plasticidad y sonoridad y de temas refinados y evasivos (“Azul” marca también el inicio de esta corriente); luego vendría “Prosas profanas”, que supone la culminación de ese Modernismo exuberante y donde introduce temas españoles; su última obra, “Cantos de vida y esperanza”, lo sitúa en la línea de un Modernismo más intimista y meditativo.
Los dos autores tienen en común sus inicios dentro del modernismo y que ambos evolucionarán hacia principios estéticos distintos: Antonio Machado hacia la generación del 98 y Juan Ramón Jiménez hacia el Novecentismo.
Tradicionalmente se le incluye dentro de la Generación del 98, pero su ideología es opuesta a la de los noventayochistas. En su obra “Campos de Castilla” aparece el tema de España: su preocupación por la decadencia en que se encuentra, el amor por sus paisajes y sus gentes, el interés por su historia… Se observa una visión crítica que motivó la adscripción del poeta a la Generación del 98.
Soledades, Galerías y otros poemas: Machado parte de un planteamiento lírico sentimental en el que utiliza abundantes recursos característicos del Modernismo simbolista: ambientación en parques, atardeceres, recursos típicos del Modernismo como las aliteraciones, sinestesias, abundante adjetivación sobre todo de tipo sensorial, presencia de tipos de ritmo dodecasílabos, alejandrinos.
Temas: el tiempo, la muerte, el sueño, el amor, el paisaje, la intimidad.
Uso de los símbolos como recurso primordial: