Portada » Lengua y literatura » Florecimiento y Evolución de la Literatura Castellana: De la Edad Media al Renacimiento
Los orígenes de la literatura en castellano se sitúan entre los siglos XI y XIV, durante la Reconquista, proceso histórico en el que los reinos cristianos recuperaron los territorios de la Península Ibérica en manos de los musulmanes. La sociedad de la época se estructuraba en nobleza, clero y pueblo llano. El clero, poseedor de la cultura, escribía en latín, pero existía una cultura popular en lenguas romances, de las cuales el castellano se impuso en la vida política y literaria. La literatura medieval estuvo muy influenciada por una visión teocéntrica del mundo.
Tras la aparición de textos en lenguas romances, nace la poesía épica con los cantares de gesta, poemas anónimos de versos largos y desiguales recitados por juglares. El Cantar de mío Cid es el más importante de nuestra literatura. Narra las hazañas de Rodrigo Díaz, estructurado en tres cantares con métrica desigual, predominando versos alejandrinos (14 sílabas) y rima asonante. Emplea recursos como aposiciones y variación de tiempos verbales.
En el siglo XV, con el reinado de Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, la nobleza mantiene su predominio. Llegan las primeras influencias renacentistas, generando un choque de visiones y concepciones del mundo. La invención de la imprenta cobra gran relevancia.
En la segunda mitad del siglo XV, Jorge Manrique se erige como el poeta más relevante. Su obra cumbre, las «Coplas por la muerte de su padre», trasciende el elogio fúnebre para reflexionar sobre la vida, la muerte y la fugacidad de las cosas. Consta de 40 coplas de pie quebrado o manriqueñas (versos octosílabos combinados con tetrasílabos), que progresan de lo general a lo particular. Los tópicos más frecuentes son la fugacidad de la vida, la vida como río y la muerte igualadora. Utiliza un lenguaje sencillo y elegante.
El siglo XVI experimenta una profunda transformación cultural conocida como Renacimiento, impulsada por el humanismo, que retoma las culturas griega y latina, situando al hombre en el centro. Surge la reforma luterana, promovida por Erasmo de Rotterdam, que aboga por la tolerancia religiosa y una espiritualidad interior. Se distinguen dos etapas en el Renacimiento español.
La primera mitad del siglo XVI está representada por Garcilaso de la Vega, reconocido por su poesía italianizante. Su obra incluye 5 canciones (destacando la III y la V), 40 sonetos (siendo el introductor de esta forma en España, ligada al amor), 3 églogas, 2 elegías y 1 epístola. Su lenguaje poético busca la claridad, y algunos de sus tópicos son el locus amoenus (paisaje bello), la belleza femenina y el carpe diem.
La segunda mitad del siglo XVI está marcada por la Contrarreforma y la decepción ante la dificultad del progreso moral. Esto da un giro al Renacimiento, introduciendo nuevos temas como el beatus ille, la aurea mediocritas y el locus amoenus. Destacan dos poetas: Fray Luis de León y San Juan de la Cruz, ambos cultivadores de la ascética y la mística.