Portada » Filosofía » Filosofía y Ciencia: Corrientes y Pensadores Clave
René Descartes (1596-1650), conocido como el “padre de la filosofía moderna”, es una figura clave en la historia de la filosofía y la ciencia. Célebre por su frase “Pienso, luego existo” y su enfoque en la razón, Descartes desarrolló un método de pensamiento basado en la duda metódica que sentó las bases de su filosofía racionalista.
Descartes propuso cuestionar todo el conocimiento previo en busca de una verdad absoluta. Su método se puede resumir en los siguientes pasos:
Este proceso de duda lo lleva a su famosa conclusión: “Pienso, luego existo”. Al cuestionar todo, se da cuenta de que la única verdad indudable es que, sin duda, al menos existe como un ser que piensa.
En su proceso para distinguir qué es real, Descartes sigue una serie de pasos:
Comienza a dudar de todo:
Luego, mientras dudaba, se dio cuenta de que es una cosa que duda, si duda piensa, y si piensa existe. “Pienso, luego existo”.
David Hume (1711-1776) fue un filósofo, historiador y economista escocés, conocido como uno de los principales representantes del empirismo, la corriente filosófica que sostiene que el conocimiento humano proviene de la experiencia sensorial. Hume cambió la forma en que entendemos temas como la percepción, la causalidad y la naturaleza de la mente.
El empirismo es la idea de que todo nuestro conocimiento proviene de la experiencia sensorial, y Hume llevó esta idea al extremo. Para Hume, todas nuestras ideas y conocimientos derivan de impresiones sensoriales.
Hume hace una distinción clara entre impresiones e ideas. Origen: Diferencias:
En conclusión, David Hume desafió las ideas filosóficas tradicionales al proponer que todo el conocimiento se basa en la experiencia y la probabilidad, en lugar de la certeza. Personalmente, creo que el escepticismo de Hume es muy útil para cuestionar nuestras creencias y comprender que nuestras interpretaciones de la realidad se basan más en la costumbre y el hábito que en verdades absolutas. La crítica de Hume a la causalidad y a la idea del yo como una sustancia fija sigue siendo relevante, especialmente en áreas como la psicología y la neurociencia, que estudian cómo percibimos y construimos nuestra identidad y cómo nuestras expectativas influyen en nuestra interpretación del mundo.
El empirismo lógico, también conocido como positivismo lógico, fue un movimiento filosófico que surgió en el siglo XX con la intención de unificar el conocimiento científico a través de un enfoque que combinara empirismo y lógica. Principalmente desarrollado por el Círculo de Viena, un grupo de filósofos y científicos europeos, este movimiento buscó redefinir los límites de lo que puede considerarse conocimiento verdadero, basándose en la lógica y la experiencia empírica.
El empirismo lógico fue una propuesta innovadora para delimitar el conocimiento científico, promoviendo una forma de pensar que priorizaba la verificación empírica y el rigor lógico. Aunque algunas de sus ideas fueron desafiadas, su énfasis en la precisión y el rechazo de la metafísica sin fundamento empírico siguen influyendo en la filosofía y en la ciencia actuales. Personalmente, creo que su aporte principal es el cuestionamiento sobre lo que podemos considerar verdadero y cómo debemos expresarlo. El empirismo lógico nos invita a ser críticos y a buscar claridad en nuestras ideas, recordándonos la importancia de la verificación y la observación en nuestra construcción del conocimiento.
Karl Popper, un filósofo del siglo XX, revolucionó la filosofía de la ciencia. Popper es conocido principalmente por su crítica al método inductivo, es decir, el método de obtener conocimiento científico basado en la acumulación de observaciones. En lugar de esto, propuso el método de la falsación como una manera más precisa de definir el conocimiento científico. Su propuesta cuestiona cómo la ciencia debe avanzar y nos plantea un método riguroso para diferenciar el conocimiento científico del no científico.
Karl Popper, a través de su método de la falsación, nos dejó una perspectiva única sobre la ciencia. En lugar de buscar verdades absolutas, Popper nos enseña que el conocimiento científico debe estar siempre dispuesto a someterse a prueba. Este enfoque nos ayuda a distinguir el verdadero conocimiento científico de lo que no lo es y nos recuerda que la ciencia es un proceso en constante revisión. Personalmente, creo que la falsación es una herramienta fundamental, ya que fomenta una actitud de humildad y apertura en la ciencia, cualidades necesarias para que el conocimiento siga avanzando.
Thomas Kuhn, un filósofo e historiador de la ciencia, con su obra La estructura de las revoluciones científicas, propuso una forma innovadora de entender el progreso de la ciencia. A diferencia de lo que otros pensadores decían, Kuhn no veía la ciencia como un proceso lineal y acumulativo, sino como una serie de etapas que incluyen estabilidad, crisis y cambio radical. En esta exposición, vamos a ver qué son los paradigmas, cómo se desarrollan las fases de preciencia y ciencia normal, qué ocurre cuando surge una crisis, y cómo se produce una revolución científica.
Thomas Kuhn nos enseñó que el avance de la ciencia es un proceso dinámico y lleno de rupturas. Su teoría de los paradigmas y las revoluciones científicas nos muestra que las teorías y conocimientos que hoy consideramos ciertos pueden cambiar en el futuro. Esto fomenta una actitud crítica en el estudio de la ciencia, recordándonos que siempre debemos estar abiertos a nuevos descubrimientos y no aferrarnos a las ideas solo porque funcionaron en el pasado. En lo personal, creo que la visión de Kuhn invita a reflexionar sobre el valor de la flexibilidad y la innovación en el conocimiento científico, y nos impulsa a cuestionar lo que sabemos para seguir avanzando.
Howard Gardner propone una nueva perspectiva sobre la inteligencia, que desafía la visión tradicional de esta como una capacidad única y medible mediante pruebas de coeficiente intelectual (CI). Según su teoría, la inteligencia es un conjunto de habilidades cognitivas diversas y relativamente independientes, las cuales todas las personas poseen en distinta medida. Gardner identifica inicialmente siete tipos de inteligencia y sugiere que cada una desempeña un papel distinto en la resolución de problemas y en la creación de productos culturalmente significativos.
La teoría de las inteligencias múltiples tiene implicaciones significativas para la educación, ya que propone un enfoque más inclusivo y personalizado. Gardner sugiere que las escuelas deberían reconocer y cultivar todas las inteligencias, en lugar de centrarse solo en la lingüística y la lógico-matemática, que son las más valoradas en el sistema educativo tradicional.
Subraya la importancia de evaluar a los estudiantes mediante métodos que reflejen sus inteligencias múltiples. A diferencia de los tests tradicionales, una evaluación centrada en inteligencias múltiples debe observar la capacidad del estudiante para resolver problemas en contextos reales, lo cual ofrece una visión más completa de sus habilidades.
La teoría de las inteligencias múltiples no solo es relevante en la educación, sino también en el desarrollo profesional y personal. Cada inteligencia puede influir en las decisiones de carrera, ya que distintas profesiones requieren combinaciones específicas de inteligencias. Reconocer el perfil único de inteligencias en cada persona ayuda a orientar mejor su educación y opciones de carrera.
Daniel Goleman popularizó el concepto de inteligencia emocional en su libro Emotional Intelligence (1995), donde argumenta que la inteligencia emocional es tan importante o incluso más que el coeficiente intelectual (CI) para el éxito personal y profesional. Según Goleman, la inteligencia emocional es la capacidad de reconocer, comprender y gestionar nuestras propias emociones, así como de entender e influir en las emociones de los demás.
La inteligencia emocional se divide en cinco componentes clave:
La inteligencia emocional puede influir en el rumbo de la vida de una persona. Se destaca que las personas con alta IE suelen tener mayores posibilidades de éxito en sus relaciones interpersonales y en la gestión de sus propios conflictos emocionales. A diferencia de aquellas que dependen únicamente de su CI, quienes tienen una alta IE son más resilientes frente a los desafíos y logran adaptarse mejor a las circunstancias adversas.
Goleman sostiene que la inteligencia emocional es fundamental en todos los ámbitos, desde el trabajo hasta las relaciones personales. También destaca que esta habilidad se puede desarrollar y mejorar con práctica y autoconocimiento, haciendo que cualquier persona pueda aumentar su capacidad para conectarse mejor con los demás, liderar, y adaptarse a los desafíos de la vida.
El entorno en el que crecemos y las experiencias que vivimos desde la infancia pueden influir en el tipo de mentalidad que adoptamos. Alentar a los niños a valorar el proceso de aprendizaje en lugar de los resultados inmediatos, y a ver los desafíos como oportunidades en lugar de amenazas, puede ayudarles a desarrollar una mentalidad de crecimiento desde una edad temprana. Las personas con mentalidad fija tienden a ser más propensas a sentirse estancadas y frustradas. Por otro lado, aquellos con una mentalidad de crecimiento suelen ser más resilientes y optimistas.
La epistemología es una rama de la filosofía que busca entender cómo llegamos al conocimiento, y cómo podemos estar seguros de que algo que sabemos sea real.
En el siglo XVII, en la revolución científica, la filosofía y la ciencia se comienzan a separar, ya que se comienzan a especializar las ciencias como Biología, Matemáticas, Química, etc. Esto hace que se cuestione el cómo se llega al conocimiento en la ciencia, y es ahí que surge Comte.
Comte, con su positivismo, promueve la idea de que la ciencia y la filosofía tenían su propio método y objeto de estudio. Un claro ejemplo de esto es que para la ciencia, un conocimiento válido es aquel que se basa en la observación empírica y en la lógica matemática. Esto marca una gran diferencia entre la ciencia y la especulación filosófica.
El positivismo plantea la “Ley de los 3 estadios”.
Es a partir de ahí que la ciencia deja de ser especulativa y pasa a ser positiva, ya que se basa en los hechos y no en creencias.
En resumen, Comte propuso que sólo el conocimiento obtenido por métodos científicos es válido. En este sentido, el positivismo niega la validez de conocimientos no empíricos, como los metafísicos. Comte también introdujo la «ley de los tres estadios», donde la humanidad progresa desde un estadio teológico, pasando por uno metafísico, hasta alcanzar el estadio positivo, basado en la observación y la ciencia. Esta visión tuvo gran influencia en la epistemología, ya que estableció la ciencia como el método legítimo para entender el mundo.
Cuando la ciencia y la filosofía se separan, la filosofía tiene como fin justificar a la ciencia, es por eso que surge la epistemología, que busca reflexionar acerca del conocimiento obtenido a través de la ciencia.
Dentro de esta rama surge el Círculo de Viena, los cuales plantean una gran cantidad de preguntas hacia la ciencia buscando comprender sus afirmaciones. En base a esas preguntas surgieron varias reflexiones:
En resumen, la discusión sobre objetividad en la ciencia plantea si es posible alcanzar una verdad absoluta o si el conocimiento científico es una aproximación constante. Los positivistas lógicos y otros filósofos, como el Círculo de Viena, abordaron esta cuestión al separar las explicaciones científicas (explanans) de lo que se desea explicar (explanandum). La ciencia, en su perspectiva, no busca explicar la “verdad” absoluta sino ofrecer modelos que permitan predecir y entender fenómenos de manera objetiva, aunque limitada a lo observable y verificable.